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Llegó el día: habla Janet Yellen

La imagen de la Reserva Federal se deterioró al igual que la de otras instituciones.

26 agosto de 2016

Los gobiernos, inversores y analistas de todo el mundo están ansiosos esperando el discurso que hoy dará Janet Yellen en la cumbre de banqueros en Jackson Hole. Pretenden escuchar definiciones claras sobre el rumbo que tomarán las tasas de interés en el corto plazo. Pero también aguardan conocer su posición en el debate más estructural sobre la política monetaria que está en curso. Economistas de distintas orientaciones se preguntan si las herramientas tradicionales sirven en un contexto de bajo crecimiento y tasas de interés en niveles mínimos.

En ese contexto, el presidente del banco de la Reserva Federal de San Francisco, John Williams, sostiene que debe pensarse en una meta de inflación mayor a la actual que es del 2%. Por su parte, el vicepresidente de la Fed, Stanley Fischer, declaró que están cerca de cumplirse los objetivos de política económica que se fijó el organismo.

Los bancos centrales tienen la delicada misión de fijar las tasas de interés que logren un equilibrio entre el ahorro y la inversión para que haya crecimiento con estabilidad. La tasa que logra ese objetivo es conocida como tasa natural. Hoy se considera que está en un nivel más bajo que en el pasado pero hay un debate económico en torno a cuál debe ser ese nivel.

Pero además del debate económico hay también un trasfondo político. La confianza en la Reserva Federal ha caído como ocurrió con casi todas las instituciones con sede en Washington. En los años '90 de prosperidad y estabilidad se la consideraba casi infalible. Su presidente de entonces, Alan Greenspan, gozaba de mucha credibilidad. Poco importaba que se manejara con un lenguaje críptico y que hubiera poca información sobre los motivos de sus decisiones y los debates internos porque la mayoría de la sociedad estaba convencida de que estaba siguiendo el rumbo correcto. Pero aunque no se percibiesen en ese momento, se estaban acumulando severas distorsiones en el sistema financiero que hicieron eclosión en 2008 cuando ya era presidente Ben Bernanke. La incapacidad para prever la crisis financiera dañó enormemente la reputación de la Reserva Federal porque dejó de ser vista como una institución casi infalible. Lo cierto es que desde la crisis, la economía creció a tasas mucho más modestas que en las décadas previas y eso también la afectó.

Según Gallup, en septiembre de 2003 el 53% de los estadounidenses tenía una buena imagen de la Fed pero en julio de 2009 es porcentaje había caído a 30. A su vez, a comienzos de los años 2000, Alan Greenspan tenía la confianza del 70% de la población mientras que sólo el 38% confía ahora en Yellen.

La ola populista y antiestablishment que hoy existe en Estados Unidos, y que explica las candidaturas de Donald Trump y Bernie Sanders, también cubre a la Fed. Por eso, la autoridad monetaria debe acertar en el terreno económico para recuperar el reconocimientode la sociedad. Porque una Fed confiable es clave para el buen funcionamiento de la economía.

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