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La poesía de la suba de tasas de interés

23 agosto de 2016

por Miguel Zielonka (Director asociado de Econviews)

Luego de un período de más de siete años de política monetaria ultraexpansiva, la Reserva Federal cree que la economía norteamericana se acerca al 2% anual de inflación, su objetivo de política monetaria de largo plazo. Dicho sin más rodeos, otra suba de tasas viene en camino.

El último movimiento había sido en diciembre de 2015, luego interrumpido por la incertidumbre generada por la caída del precio del petróleo, una débil performance económica en China, volatilidad política en Brasil y la ruptura del Reino Unido con la Unión Europea en el Brexit.

El próximo 26 de agosto tendremos más detalles que confirmarán o no esta posición más dura de la Reserva Federal cuando Janet Yellen, su presidenta, pronuncie un discurso en una convención de banqueros.

En preparación para ese evento, es oportuno repasar lo que ha ocurrido históricamente en los períodos de suba de la tasa norteamericana. Decía el escritor norteamericano Mark Twain que “la historia no se repite...pero rima bastante bien...”

Tradicionalmente, la suba de tasas en Estados Unidos fortalece al dólar. La mejora del rendimiento en esa moneda funciona como una aspiradora de fondos: los inversores que antes buscaron otros horizontes para mejorar su rentabilidad son tentados a repatriar sus colocaciones, o al menos no seguir exportando flujos financieros. Los emergentes se encuentran, entonces, con menos liquidez para financiar sus necesidades y con un costo más alto para hacerlo

Otras consecuencias

Pero además del canal financiero puro, la fortaleza del dólar provoca, inevitablemente, unacaída en el precio de las materias primas. Como las commodities fijan su precio en dólares, la apreciación de esa moneda hace que se reduzca el poder de compra de los consumidoresglobales que no perciben sus ingresos en dólares, reduciéndose la demanda de productos primarios fuera de Estados Unidos.

La diferencia en esta oportunidad es que la recuperación económica en Estados Unidos es relativamente modesta, tímida, con caída de productividad laboral, e inmersa en un contexto global de débil actividad.

Así, el mercado espera que la medicina de la contracción monetaria en esta oportunidad sea mucho más gradual que en otros cambios de ciclo de política monetaria. Ojalá así sea. Brasil, Argentina y el mundo emergente dependen de ese pronóstico de “aterrizaje suave” como pocas veces en la historia ha ocurrido. Que la rima no sea perfecta.

Se espera que la contracción monetaria esta vez sea más gradual que en los casos anteriores cuando cambió el ciclo.

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