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Con lluvias y las urnas cerca, las acciones argentinas brillan

Luego de un primer cuatrimestre con rojo fiscal, el Gobierno sale hoy a tomar más deuda. A pesar del viento en contra, los bonos repuntaron y la Bolsa porteña es la inversión del momento.

A nivel global la inflación resiste y se esperan subas en las tasas de interés y materias primas  flojas.
A nivel global la inflación resiste y se esperan subas en las tasas de interés y materias primas flojas.
Luis Varela 29 mayo de 2023

Sin contar con el agujero del Banco Central (déficit cuasi fiscal), ni con el pago por los intereses de la deuda, el Tesoro acumuló en el primer cuatrimestre un rojo primario creciente de algo más de un billón de pesos (se perdieron $204.000 millones en enero, $228.000 millones en febrero, $257.000 millones en marzo y $331.000 millones en abril), que calculados según el dólar blue son equivalentes a casi US$ 2.500 millones y considerados según el dólar oficial superan los US$ 4.000 millones.

En la licitación de deuda en pesos de hace diez días la Secretaría de Finanzas debía conseguir financiamiento para cubrir vencimiento por $470.000 millones, pero se endeudó por $769.246 millones. Y hoy, con nuevos vencimientos por otros $477.000 millones, sale a colocar una batería de papeles de deuda. Ofrecerá Lelites, Lecer, Lelink, Boncer y Bono atado al dólar. Se ofrecen únicamente papeles ajustados por inflación o por tipo de cambio, no con tasa de interés. Y se procura patear deuda para que la pague el próximo Gobierno.

La oferta del Gobierno

Mecon Economía
 

Separando lo que son pesos encepados de inversores privados en pesos con mayores posibilidades de movimiento, el equipo económico le presentará a los fondos de inversión un papel que vence muy pronto (el 16 de junio), a los denominados creadores de mercado les propondrá un papel atado a la inflación que vence el domingo de las PASO (13 de agosto) pero que se paga el día siguiente, dos papeles también CER que vencen antes de la Presidencial del 22 de octubre, un papel dollar-linked que vencerá antes del hipotético balotaje el 19 de noviembre. Y otro papel CER con vencimiento cuando las cartas ya estén echadas.

Mientras que a los inversores en general les ofrecerá tres bonos que deberá pagar el próximo gobierno: dos bonos atados al dólar oficial que vencerán en abril y setiembre de 2024 y un bono ajustado por inflación más 4,5% que vencerá en junio de 2025.

Por supuesto, todas estas licitaciones son aprobadas con trampa, porque el sistema que encontró Massa para dejarle la bomba de deuda al gobierno que asuma en diciembre es la repetida estrategia del BCRA emitiendo pesos, comprándoles bonos a organismos públicos de todo el espinel, con una estructura que inmediatamente le pasa los pesos a Massa, aceptando los papeles nuevos. O sea, por un lado emiten más pesos, y por el otro le pasan la cuenta al que gane la elección presidencial.

Al mismo tiempo el ministro repite la misma frase que dice casi desde enero: "En veinte días llegarán los nuevos DEG del FMI y obtendremos la ampliación del swap para que podamos pagarles a nuestros principales socios comerciales las importaciones con yuanes y reales prestados, por lo que el Estado dejará de necesitar tantos dólares", como si los fondos del swap, que pagan una tasa que duplica a la del FMI, no fuera deuda que va a tener que ser pagada en su momento.

La estrategia de Massa

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En su empecinado "plan llegar", sin hacer una devaluación disruptiva, Massa ha subido el dólar oficial 33% en lo que va del año, mientras que la inflación es del orden del 44%. Esto, por supuesto, nos hierve a fuego lento como ranas, ya que abarata las importaciones (frenadas con el cepo del Sira, puenteado según afirman con coimas) y encarece las exportaciones, destruyendo la balanza comercial, tanto que en los primeros cuatro meses de 2022 el país tuvo un superávit por US$ 2.840 millones y en enero-abril de este año el rojo comercial fue de US$ 1.470 millones, por lo que dinamitaron la única fuente genuina de divisas que nos quedaba.

Sin embargo, a pesar de todos estos fatídicos números, la explosión que tanto profetizaron economistas de casi todas las consultoras no llega. 

¿Por qué? Para evitar que haya oleada de gente en las calles y saqueos de supermercados, como cuando el peronismo es oposición, Massa obedece a Cristina e incrementa por arriba de la inflación otro plan platita: abastece a planes sociales y alimentarios, le da fondos a los subsidios al transporte y al empleo público. Esperando que se vote en las PASO dentro de once semanas, al ministro parece no importarle que la ya alta inflación suba otro escalón: lo decisivo es mantener el nivel de actividad, mantener a la gente abastecida, para ver si se logran buenos resultados en las urnas.

Mientras tanto, repitiendo que el vellocino de oro que tendrá Argentina ya está muy cerca, con el gasoducto de Vaca Muerta, con el litio, con la minería, y con una buena cosecha por la llegada del "Niño", con lluvias y el fin de la sequía, el país tendrá un hipotético 2024 repleto de dólares, que podrán pagar todas las cuentas, sin incurrir en nuevos default o reperfilamientos de deudas. Con ese contexto, las internas electorales se hacen intensas. 

En el oficialismo, Eduardo de Pedro se muestra como el candidato del consenso, Massa presiona para ser "el elegido único, sin PASO", pero Grabois, Scioli y Rossi piden su lugar, y Kicillof está esperando que lo dejen seguir en la provincia de Buenos Aires. 

Del otro lado, Larreta y Bullrich siguen tirándose con todo. Y Milei, sin oposición, acaba de sorprender con el Dipy como intendente para La Matanza y con Diana Mondino como diputada en Ciudad. Son los últimos chispazos: en tres semanas y media, el 24 de junio, los nombres deberán quedar ya instalados, cada uno en su lugar.

El rumbo de los bonos

Con todo ese escenario  favorable a muy poca distancia, sin que casi ningún político se anime a decir, con detalle, de qué manera va a bajar el gasto público para lograr una economía sin déficit fiscal, los bonos argentinos tuvieron en las tres ruedas de la semana pasada una suba del 1%. Los precios siguen en niveles de default, en unos US$ 22 por cada plancha de US$ 100 de valor facial, el riesgo país sigue instalado en casi 2.600 puntos, pero los profetas de un país maravilloso aseguran que los títulos públicos pueden ir a US$ 30 o US$ 40, sin reestructuraciones ni postergaciones, con cupones cada vez mejores. "No es tan absurdo", les dicen algunos consejeros a inversores ya quemados cien veces con leche.

Las razones de la Bolsa

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En medio de todo este movimiento, la semana pasada llegaron a la Bolsa cinco balances de los bancos Francés, Galicia, Santander Río, Patagonia y Grupo Financiero Galicia, y todos aumentaron sus ganancias trimestrales respecto de lo obtenido en enero-marzo de 2022. Por el momento no parece ser importante que el sistema financiero argentino en pleno esté endeudado en una montaña de dinero con inversores y ahorristas que tienen pesos depositados, y que sean acreedores de Leliq de un Banco Central vacío, quebrado. Lo que se ve, hasta el momento, en esta sobredosis de pesos que se mantiene, es que -medidos en dólares blue- las 64 compañías que ya presentaron sus trimestrales ganaron en promedio por empresa US$ 16,59 millones en enero-marzo 22 y US$ 16,27 millones en el primer trimestre de 2023, con una disminución de apenas 1,9%, nada mal.

Con esos números, con los dólares por venir, y con la posibilidad de cambio de Gobierno a la vuelta de la esquina, la Bolsa de Buenos Aires es la estrella de todo el firmamento. En lo que va de mayo el índice Merval sube 14,7% en pesos o 9% en dólares, muy por encima de todo el resto del planeta bursátil. En lo que va del mes Tokio sube 7,1%, San Pablo 6,2%, el tecnológico Nasdaq de Nueva York 6,1%, Santiago de Chile 3,6% y hasta Frankfurt mejora 0,4%. Solo llaman un poco la atención las bajas del 0,5% en la Bolsa de Madrid, del 2% en la de México y del 2,9% en el índice industrial Dow Jones de Wall Street.

Pero si a alguien le queda alguna duda sobre este milagro bursátil argentino debe decirse que en los últimos 32 meses (desde octubre de 2020) la Bolsa de Buenos Aires sube 728% en pesos o 100% en dólares, mientras que en igual lapso Santiago de Chile avanza 58%, México 46%, Madrid 42%, Frankfurt 38%, Tokio 35%, el Dow Jones 25%, el Nasdaq 19% y San Pablo 18%.

Y si se mira más en detalle, hay aumentos que generan vértigo. En lo que va de mayo hay subas del 35 al 52% en empresas como Molinos Agro, Havanna, Juramento, Casado, Gas Natural, Autopistas del Sol, Carboclor, Importadora y Exportadora de la Patagonia Grupo Oeste y Mirgor, con una sola baja para destacar, la del 2% en Molinos.

Y si las cotizaciones se miden desde las PASO de 2019, cuando Cristina eligió a Alberto con un tuit, hay aumentos que atragantan a cualquiera, con subas del 1.000 al 2.800% para Siderar, Ledesma, Mirgor, Aluar, Semino, Capex, Fiplasto, Grimoldi, Costanera, Rigolleau, Havanna, Molinos, Molinos Agro, Pampa Energía, Camuzzi, Grupo Valores, Longvie y Casado.

Son tan grandes las subas acumuladas que el recinto bursátil ya está poniendo severamente selectivo, como si la música de la fiesta estuviera por cambiar. Si se miden en dólares, en lo que va de mayo hay subas del 30% a 45% en compañías como Molinos Agro, Havanna, Juramento, Autopistas del Sol, Casado, Gas Natural y Exportadora e Importadora de la Patagonia. Al tiempo que Hay bajas del 5 al 7% para Molinos, Santander Río, Esmeralda, Insumos Agroquímicos, Phoenix, Telecom y Tglt.

Y, si se miden las variaciones en dólares desde las PASO de 2019 las diferencias son para la agonía. Hay subas del 60 al 160% para Siderar, Ledesma, Mirgor, Aluar, Semino, Capex y Fiplasto. Y, del otro lado, derrumbes del 75 al 90% para TGLT, Hipotecario, Santander Río, Boldt, Phoenix, Esmeralda, Macro y Dycasa.

¿Fueron estas distorsiones una casualidad? En el medio, por supuesto, pasó la pandemia, la guerra, la sequía y el Gobierno de Alberto. Y, a nivel global, las materias primas están aterrizando desde el cielo hasta la realidad que tenías. Por ejemplo, solo por citar dos valores clave, el petróleo y el aluminio cayeron tanto en los últimos doce meses que acaban de volver a los precios que tenían hace cinco años. 

Y hay que prepararse, porque las subas de tasas de interés van a seguir y el horizonte con materias primas flojas y un mundo con menor crecimiento, probablemente en recesión, parece estar justo en el medio del "Shangri-lá" que espera  Argentina.

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