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Argentina frente al ciclo financiero global

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30 junio de 2020

Por Guido Lorenzo Director Ejecutivo de LCG

Actualmente, el mundo vive una situación monetaria anormal. Nuevamente, la liquidez abunda en cantidades. Los países desarrollados no logran ofrecer rendimientos atractivos y ello permite nuevamente el endeudamiento de los países emergentes a tasas relativamente bajas. De ahí que en parte se haya acordado una tasa de descuento del 10% como consenso para valuar la deuda de Argentina. Una pulseada que el ministro de Economía perdió silenciosamente, pero sobre la cual tampoco había mucho poder de negociación.

Cuando se le pregunta a un consultor acerca de cómo ve la economía lo más probable es que diga, depende. Si se arregla el tema de la deuda sucederá una cosa. Caso contrario, otra. La verdad es que para 2020 ese depende es marginal. Para los años siguientes puede estar fundamentado en la capacidad de endeudamiento del sector privado. Sin embargo, hay quienes se ilusionan con un nuevo ciclo de apertura de cuenta financiera que provea divisas.

Ya es cuestionado el rol del tipo de cambio para absorber shocks en los flujos financieros globales. La integración financiera ha dado lugar a una acalorada discusión acerca de la conveniencia y eficiencia de mantenerse integrado financieramente y los riesgos que esto supone. Nuestro país, como pasa de períodos en los cuales está vetado del acceso a los mercados internacionales, cuando se le abre la ventana accede sin muchos reparos. Esa mala jugada de apertura drástica de la cuenta financiera con escasa política macroprudencial doméstica fue la que desencadenó en la excesiva apreciación del peso hacia fines de 2017 y, a pesar de advertencias de economistas como Carmen Reinhart, el país no supo administrar. La consecuencia fue el sudden stop de 2018.

Actualmente estamos en el otro extremo (mínima integración financiera) producto del mal uso en el pasado de la administración de la cuenta financiera y de la (no) corrección del déficit fiscal, cuestión que deriva en una mala asignación de recursos y riesgos a nivel global.

Esto hoy no es una decisión sino una cuestión impuesta. Sin embargo, se escuchan voces acerca de la necesidad de recuperar el acceso a los mercados financieros internacionales, cuestión que nuestro país nunca supo administrar de manera correcta. Dentro de la misma cuenta financiera se termina mezclando la huida del peso con el ingreso del endeudamiento por esa cuenta. Un problema que no se logra aislar debido a la falta de claridad a la hora de ver objetivamente el funcionamiento de la economía. Incluso aunque el dólar financiero no interfiera con el tipo de cambio de cuenta corriente, una Argentina que recupere el acceso a los mercados internacionales deberá administrar mejor ese dilema de integra-ción o no integración en un mundo donde el ciclo financiero global no es decidido por nuestro país.

Incluso, una buena discusión será necesaria acerca de exposición e impacto, dos conceptos más modernos relacionados a la capacidad de apertura de la cuenta financiera expuestos con claridad en Aldasoro (2020).

Argentina, aunque decida tener poca exposición, podría sufrir impactos de las condiciones financieras de liquidez que hoy abundan, pero que pueden revertirse fácilmente. Temas que involucrarán discusiones acerca de políticas macroprudenciales serán necesarios en un contexto de “credit easing” a nivel internacional y reapertura de la cuenta financiera para no volver a caer en el mismo problema que en 2016-2018.

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