En un día que funcionó con movimientos de sintonía fina, con gran rotación de papeles, abandonando unos y buscando refugio en otros, los analistas internacionales todavía se preguntan si el actual movimiento que está marcando la primera semana de agosto es una simple corrección o si aún hay posibilidades de ingresar en una crisis mucho más severa.
Entre otros, el banco de inversión estadounidense J.P. Morgan salió a advertir que todavía queda mucho "carry trade" por cerrar en las especulaciones que utilizaron el yen devaluado como eje, y crecen las advertencias a inversores de todas las latitudes: "Hay que ir con pies de plomo, porque la volatilidad seguirá reinando, y el que se equivoque manteniendo una posición equivocada puede sufrir pérdidas importantes".
En medio de todo ese análisis, el ojo de los operadores estuvo durante todo el miércoles en el compás del índice Nikkei de la Bolsa de Tokio, que se derrumbó 12,5% el lunes, recuperó 10% el martes y terminó con un avance del 1,2% el día siguiente. Y la expectativa es tan grande que los negocios de Wall Street abrieron este miércoles con subas superiores al 1%, pero terminaron con los tres principales índices en rojo, y pidiendo la hora, con los precios más bajos del día en los últimos minutos.
En medio de esta gran inestabilidad global, el débil y empequeñecido mercado argentino funcionó otra vez de manera bastante tranquila. El dólar blue repuntó apenas, los dólares financieros libres bajaron, los bonos recuperaron, el riesgo país bajó y la Bolsa de Buenos Aires cedió algo con buen volumen, pero con los ADR argentinos que se transan en Nueva York operando mixtos.
A lo largo de la jornada, en medio de cada vez menos sectores que siguen insistiendo con un tipo de cambio atrasado, la consultora Abeceb informó que Argentina acaba de lograr en julio el quinto superávit comercial consecutivo con Brasil. Y detrás de ello en los analistas surgió la gran duda al comparar lo que ocurre entre las dos economías más grandes del Mercosur: "Brasil no tiene problemas monetarios, pero su endeudamiento y déficit son similares a los argentinos, por lo cual es poco comprensible que la tasa a 10 años de Lula sea del 11,8% anual, cuando la T10 de Milei está algo arriba del 22%".
Efectivamente, debido a las políticas de gran gasto que está haciendo el Presidente brasileño, hay una persistente fuga de capitales que ha llevado al precio del dólar a pasar de 4,70 a 5,64 reales. Y lo preocupante para el gigante sudamericano es que con lo que puede llegar a tener un fuerte impacto en su mayor gasto público, es que el Banco Central de Brasil esté evaluando subir su tasa de interés en septiembre, cuando en este momento está arriba del 10% anual, con una inflación que no supera el 4% anual, en un intento por frenar la pérdida de valor de la moneda brasileña.
O sea, esta Argentina debilitada está afrontando una realidad externa con un viento en contra ciertamente complicado. Y además los inversores de todas partes están navegando en una gran incertidumbre, al punto que hoy hubo un repunte para las tasas largas de los bonos de EE.UU.: se pagó 4,4% anual a 1 año de plazo, 3,8% anual a 5 años, 3,9% anual a 10 años y 4,2% anual a 30 años. Y con eso, en el exterior el dólar subió 1,6% en Japón, 0,3% en China y 0,1% contra el euro, no cambió contra la libra y bajó 0,1% en Chile, 0,6% en Brasil y cedió 1,2% en México.
En el mercado local, con el dólar exportador a $1.047,79, el BCRA pudo comprar US$ 47 millones en el mercado, pero al final del día la autoridad monetaria perdió US$ 12 millones en las reservas, en una foto inquietante porque en los próximos seis meses el Gobierno debe afrontar vencimientos de deuda por US$ 7.000 millones, y nadie sabe de dónde saldrán, porque en este momento las reservas netas son negativas en US$ 4.500 millones.
A pesar de ese cuello de botella, la política de intervención de Caputo-Bausili volvió a lograr otro día con tranquilidad en el mercado de cambios: el dólar blue rebotó $10 hasta $1.385, pero el Senebi bajó $5,05 hasta $1.358,59, el MEP bajó $2,63 hasta $1.332,86 y el contado con liquidación bajó $4,32 hasta $1.330,33. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue fue del 42% al igual que la del CCL con el mayorista.
En ese marco, como el Tesoro tiene importantes reservas de pesos en el BCRA, y como en las últimas licitaciones las ofertas de los inversores más que triplicaron los títulos ofrecidos, se retomó el interés por los títulos argentinos, tanto que hoy los bonos lograron recuperar 1,7% y con eso el riesgo país cayó 49 unidades hasta 1.577 puntos básicos.
Pero atención: el partido no está ganado ni mucho menos, porque todo es un tembladeral. De hecho, hubo una nueva baja en la bolsa de Nueva York: el Dow bajó 0,6%, el S&P cedió 0,8% y el Nasdaq retrocedió 1,1%, y los valores de los tres índices cerraron en el último minuto con los peores valores del día. En tanto que la Bolsa de San Pablo subió 0,9% y la de México mejoró 0,6%.
A nivel bursátil local, con $39.224 millones operados en acciones y $46.303 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 0,5% en pesos. Pero los ADR argentinos que se transan en Nueva York estuvieron mixtos, con subas del 1% al 3,3% para YPF, Telecom, Mercado Libre, Pampa E, Galicia y Edenor: con bajas del 1% al 2,4% para TGS, Despegar, Supervielle, Francés, Cresud, Macro y Loma Negra.
La situación es muy volátil en todos los frentes, incluso en el valor de las materias primas. Hubo un rebote del 3% para el petróleo. Los metales preciosos estuvieron débiles. Los metales básicos apuntaron hacia abajo. En Chicago los precios de los granos volvieron a retroceder. En Rosario, con paro de los aceiteros y con los puertos trabados, hubo mejores precios para la soja y el trigo, pero menores para el maíz. Y la inquietud volvió a empalidecer a los cripto-adictos, ya que el Bitcoin cayó 3,3% con bajas de hasta el 4% para el resto de los valores de ese panel.
