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¿Otro Rodrigazo?

¿Y el Rodrigazo? Desde que se desencadenó (7/1975) nunca nos abandonó. Siempre estamos llegando porque nunca salimos de ahí

Vivimos en el Rodrigazo, rodando en la caída. Estamos dentro de él, nunca pudimos salir.
Vivimos en el Rodrigazo, rodando en la caída. Estamos dentro de él, nunca pudimos salir.
Carlos Leyba 04 noviembre de 2022

"Alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio. ¿Cuándo? Pero cuándo, si siempre estoy llegando". 

Con ese recitado, Aníbal Troilo, comienza la ejecución de "Nocturno a mi barrio". 

Escucharlo confirma la definición que del tango hizo, Enrique Santos Discépolo: "Un pensamiento triste que se baila".

¿Y el Rodrigazo? Desde que se desencadenó (7/1975) nunca nos abandonó. Siempre estamos llegando porque nunca salimos de ahí. Una puerta del infierno se abrió y se sucedieron infiernos cada vez más terribles: 1989, 2001... 

Lo sentimos cada día. Nos hace bailar, sin solución de continuidad, desde hace 47 años. 

Vivimos en el Rodrigazo, rodando en la caída. Estamos dentro de él, nunca pudimos salir, no quisimos, no supimos. 

¿No sabemos que hubo o que hay otros "mundos posibles" en los que sufrir no es el estado "normal" sino el "accidente", la excepción? 

Porque hicimos y aún estamos en el Rodrigazo, es que somos la excepción. ¿En algún otro país? 

Muchos colegas juntan información para señalar que somos la excepción: inflacionaria, de estancamiento, de estanflación, de pasaje de la sociedad de movilidad ascendente, en la que hijos de inmigrantes llegan a presidentes, a una sociedad en la que nietos de inmigrantes se hacen extranjeros. ¿Qué pasó? 

Permanecemos donde nos estacionó el Rodrigazo. Todo lo que sucedió después han sido réplicas de ese terremoto. Más fuertes o más destructivas. 

Y períodos breves al rescate infructuoso de las víctimas. Finalmente, esto que vivimos hace largo rato: la "inconformidad social". El rechazo.

Permanecer ahí, si somos por una vez honestos, es aceptar lo que dicen las estadísticas, por ejemplo, de Fundación N y S (O. Ferreres) y la memoria de los que hemos vivido estos años. 

Que el promedio del salario real 1971/75 fue 5% mayor que el salario real promedio de 2014/18 y es obvio que el salario real empeoró en los últimos cinco y es difícil que no lo haga de ahora en más. 

En 1976 (Dictadura) respecto de 1975 el salario real industrial cayó 34%. 

Durante la década del '90 (C. Menem) el promedio del salario real industrial fue sólo el 60% del salario de 1975. ¡Impresionante!

En la década del '90 la tasa de desempleo promedio anual fue 12%. En 1966/75 fue 5,3%. 

La formación bruta de capital sobre PIB promedio anual 1971/75 fue 21%, en los '90 el promedio 17,8% y de 2000 a 2018, 16% del PIB.

El PIB per capita (ph) de toda la década del '90 fue, en promedio, menor al de 1974 y 1975. 

Finalmente la EPH midió en 1974 una pobreza urbana de 4% y estamos en 36-40%: entonces eran tal vez un millón, ahora son 16 millones. Horror. 

Desde 1975 somos el único país que  marcó una marcha sistemáticamente ascendente de la pobreza, cada vez más personas son pobres, con menos inversión, menos empleo productivo y menos productividad. 

Un infierno al que fuimos arrojados por el Rodrigazo y nunca (pudimos, quisimos, supimos) salir de él. El resultado del "industricidio". Que tiene todavía, en la profesión, militantes que niegan la evidencia de colosales políticas industriales en EE.UU., UE y en todas las economías que crecen. Lula anunció que va a "reindustrializar" a Brasil. 

Miguel de la Madrid ante al terremoto devastador de la Ciudad de México (1985) identificó tres etapas: la "emergencia" (es cuando las cosas ocurren), el "rescate y remoción de escombros" (es cuando eso comienza a ser posible salir) y la tercera la "inconformidad social". Es decir la desesperación de los damnificados por no poder salir de las consecuencias. Aquí un ejército que crece. 

El Rodrigazo fue un terremoto destructivo (mire las cifras económicas y sociales de antes y después), cuyas replicas fueron poderosas (dictadura, menemismo) y no parecen aplacarse. 

Fuerzas endógenas que no se aplacan, me refiero a las intelectuales más que a las de los intereses, garantizan la oclusión de la salida. 

Nada indica que haya en oferta reconstruir y construir un escenario mejor.  

Los genes dominantes del Rodrigazo, que han dado lugar a la Argentina económica y social de hoy, gozan de buena salud.

Ya hubo replicas magnas. La primera fue la moral, política, economía y sociedad diseñadas por la Dictadura Genocida; y la segunda fue la del menemismo: instaló el desempleo productivo y la pobreza. 

Entre el Rodrigazo y la Dictadura, en el escenario actores, la mayoría pero no todos, impresentables, cuya misión fue tratar de llegar al ministerio al día siguiente. Nada más. Cualquier coincidencia... 

Mientras tanto la guerrilla urbana de los "estúpidos imberbes", asesinando a mansalva, alentaba "cuanto peor mejor", porque para el siniestro Mario Firmenich, "el poder político brota de la boca de un fusil". Se copió de Mao Tsetung, que decía "Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: 'El Poder nace del fusil'". De ahí viene el origen y el sentido del Rodrigazo. Veamos. 

Un ejercicio de historia contrafáctica nos diría que sin Montoneros, seguramente Perón no habría tenido que asumir la presidencia. Y una vez plebiscitado, si José I. Rucci hubiera estado vivo hasta el final de ese tercer período presidencial de Perón (1977) y si Perón no hubiera muerto como consecuencia del sufrimiento de las presiones de esa banda lamentable, hubiera seguido hasta el fin de su mandato, entonces las elecciones habrían consagrado en 1977 un presidente de consenso entre la UCR de Ricardo Balbín y Juan Perón y seguramente, las Coincidencias Programáticas -el soporte político del acuerdo- habrían profundizado el avanzado compromiso exportador de la industria que había sido capaz de sortear el traspié de la crisis del petróleo y crecer. 

Se habría habilitado la expansión de la frontera agropecuaria, el polo petroquímico, el resurgimiento de la industria naval y ferroviaria y, como lo predecía el FMI (1974), el Pacto Social habría corregido los desequilibrios fiscales heredados de la presidencia del General A. A. Lanusse y del atraso cambiario obligado por A. Gómez Morales. 

El "Rodrigazo" fue la consecuencia política de la guerrilla montonera cuyo propósito era terminar con el modelo de Estado de Bienestar, industrialización y pleno empleo disparado como respuesta a la crisis de 1930. 

Una realización histórica extraordinaria, enriquecida por la mirada social de inclusión a la que Guido Di Tella le asignó el "costo" de una tasa de expansión menor a la de convergencia con el mundo desarrollado, pero de acelerado progreso social colectivo en el sentido de Julio H.G. Olivera. 

La década en la que se gestó el infantilismo revolucionario neo fascista de Montoneros, 1964/74, "constituye sin duda la etapa más exitosa del proceso de industrialización". En ella, "ningún año (con) una caída de nivel absoluto"; "la tasa anual de crecimiento "entre puntas' alcanza prácticamente al 8%"; "crecen, simultáneamente, la productividad industrial -6% por año a lo largo del período-, los salarios, el empleo y las exportaciones" ("El proceso de industrialización en la Argentina", Jorge Katz y Bernardo Kosacoff). 

¿Por qué se niega que, desde 1930 hasta 1974, el PIB ph creció 94,5% (modelo de la industrialización más Estado de Bienestar), bastante más que el 86,4% en que creció en el período 1866/1930 (modelo de la generación del '80).

Los Montoneros con balas destruyeron al consenso social y económico implícito, imprescindible para el desarrollo. 

Dieron lugar al avance del brazo ejecutor, quien tuvo la anuencia de J. A. Martínez de Hoz (CEA), conducido por José López Rega, líder de la secta de los Caballeros del Fuego. En ella militaban Celestino Rodrigo, Ricardo Zinn y Pedro Pou. Una suerte de "banda de los copitos" que dispararon, esa vez con éxito contra aquél consenso exitoso. 

Fue destructivo. Lo único que podían hacer dadas sus incapacidades. 

Dice Juan Carlos de Pablo: "Suele olvidarse que, entre Gelbard y Rodrigo, durante ocho meses, don Alfredo (Gómez Morales) ocupó el Ministerio de Economía...lo único que hizo fue languidecer...perdió un tiempo precioso".  Y completa refiriéndose al manager del Rodrigazo, Ricardo Masueto Zinn: "La puerta de tu casa no abre, lo contratás a Ricardo para que la abra, estaciona un camión con dinamita, lo hace explotar, la puerta se abre... pero no sabemos cuánto queda de tu casa" (La Nación, 17/7/22).

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"Suele olvidarse que, entre Gelbard y Rodrigo, durante ocho meses, don Alfredo ocupó el Ministerio de Economía", recuerda Juan C. de Pablo

Eso fue el Rodrigazo. Una carga de dinamita, un terremoto, al que sucedió la Dictadura, su apertura irracional con retraso cambiario, la economía condenada a la deuda externa para financiar la destrucción por importaciones. 

Luego el menemismo "el regalo de las joyas de la abuela" a la "nueva oligarquía", la Patria Contratista, los concesionarios, un símil de la estructura de la oligarquía rusa apoderada de los bienes del Estado con connivencias políticas multicolores. Eso es el Rodrigazo y su deriva. 

Todos los programas desde 1975 tienen su mismo estigma: eliminar la construcción de un consenso económico y social, eliminar del Estado la provisión del primer bien social que es el centro de pensamiento estratégico de largo, los incentivos para la inversión prioritaria, la concepción central del capitalismo de bienestar que es el pleno empleo. 

Hemos destruido el sistema salarial (planes, autoempleo)y con esa destrucción, hemos perforado las finanzas públicas y -en definitiva- navegamos a la plena primarización de la economía. 

En esta decadencia objetiva que vivimos vamos camino, si no giramos, a que, más temprano que tarde, el gas de Vaca Muerta -si somos capaces de poner el caño y hacer algo con lo que de ahí sale- se convierta en nuestra nueva enfermedad holandesa más perdurable que la de la bicicleta financiera. 

Lamentablemente, en esta semana, tanto en la estupenda Conferencia por los 60 años de FIEL como en el lujoso ciclo de la consultora de Dante Sica, la política que flotó, "el clima", es que hace falta otro Rodrigazo. 

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No han tomado nota que todo lo que nos pasa es el Rodrigazo, lo que otro Rodrigazo no puede curar. Deberían releer, modestamente digo, "La salud de los enfermos" de Julio Cortázar: ¿cómo le cuentan al muerto que se murió la madre? 

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