Expectativa

El salto secreto que multiplica la economía argentina

El salto, dice el BBVA, estaría impulsado primero por el litio y luego por el cobre, en un contexto global donde la transición energética dispara la demanda de minerales críticos y amenaza con abrir un déficit estructural de oferta.
La minería argentina podría quintuplicar sus exportaciones, según BBVA Research Pexels
17-11-2025
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BBVA Research acaba de publicar el informe Situación Minería 2025 y el diagnóstico es contundente: la minería todavía pesa poco en la economía argentina, pero podría convertirse en uno de los pilares del frente externo en la próxima década.

Hoy el sector explica menos de 1% del PIB y alrededor de 5,7% de las exportaciones de bienes. Sin embargo, el banco estima que, con un entorno macroeconómico y regulatorio razonable, las exportaciones mineras podrían quintuplicarse y superar los US$ 25.000 millones anuales hacia 2032-2033.

El salto estaría impulsado primero por el litio y luego por el cobre, en un contexto global donde la transición energética dispara la demanda de minerales críticos y amenaza con abrir un déficit estructural de oferta.

Un sector chico en el PIB, gigante en potencial

El punto de partida es modesto. La minería argentina aporta menos de 1% del PIB, representa cerca de 5,7% de las exportaciones de bienes (excluyendo siderurgia y aluminio) y genera algo más de 100.000 puestos de trabajo directos e indirectos. La particularidad: se trata de empleos con salarios que más que duplican el promedio de la economía formal.

En el mapa global, Argentina está lejos de las grandes potencias mineras en producción efectiva, pero no en recursos. Comparte cordillera con Chile y Perú, tiene litio, cobre, oro y plata de talla mundial y, al mismo tiempo, una parte relativamente pequeña del territorio ha sido efectivamente explorada.

Estudios geológicos oficiales muestran que, por cada tonelada de cobre descubierta, podrían quedar más de tres toneladas por descubrir. En oro, plata y litio, la relación también es de varios a uno. Es decir, el potencial geológico excede por lejos lo que hoy se explota.

Sobre esa base, el informe de BBVA destaca que Argentina tiene una cartera robusta de 119 proyectos mineros en distintas etapas de avance: desde exploración temprana hasta construcción. El "pipeline" existe. La incógnita es cuántos de esos proyectos llegarán a producción si el país logra mejorar sus condiciones macro e institucionales.

Litio: el boom que ya empezó

El primer motor del salto minero no es hipotético, ya está en marcha: el litio.

Argentina se consolidó como tercer productor mundial y actor central del Triángulo del Litio junto con Chile y Bolivia, una región que concentra buena parte de los recursos globales en salmueras. En las últimas dos décadas, la producción local de carbonato de litio equivalente (LCE) creció en forma exponencial y ya supera con comodidad las 35.000 toneladas anuales.

Ese cambio de escala ya se refleja en la balanza comercial. En 2024, el litio superó a la plata y pasó a representar cerca del 14% de las exportaciones mineras de Argentina. La tendencia es clara: los proyectos que están en desarrollo y construcción podrían llevar al país a aportar hasta el 20% de la oferta mundial de litio hacia 2033.

La minería argentina, dice el BBVA, se encuentra en una etapa de desarrollo temprano, con amplio margen de crecimiento en los próximos años.

El informe también subraya un factor clave: la competitividad de costos. Argentina se ubica entre los productores de litio más eficientes del mundo. Sus operaciones de salmuera muestran costos de producción sensiblemente menores que en otros países de la región y muy por debajo del rango estimado para los futuros proyectos en Bolivia. En un mercado cíclico y volátil, tener costos bajos es la mejor vacuna frente a eventuales caídas de precios.

En el corto plazo, no hay dudas: el litio es el principal motor de la expansión minera argentina. Y esa expansión puede acelerarse si se consolidan los incentivos del nuevo marco para grandes inversiones.

El rol del RIGI y la nueva ola de proyectos de litio

El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) aparece como un acelerador posible para la nueva ola de proyectos de litio. El informe menciona varios desarrollos relevantes que ya pidieron o están avanzando en su adhesión.

Entre ellos se destacan:

  • Rincón (Salta), con una inversión proyectada en torno a US$ 2.700 millones y una capacidad de producción estimada de unas 60.000 toneladas de LCE anuales.
  • Hombre Muerto Oeste (Catamarca), con una inversión que supera los US$ 200 millones y una capacidad cercana a las 20.000 toneladas de LCE.

Otros proyectos como Sal de Oro y Sal de Vida, distribuidos entre Salta y Catamarca, con inversiones combinadas por encima de los US$ 1.600 millones y capacidades relevantes para el mercado global.

Estos desarrollos, sumados a los proyectos ya en operación, refuerzan el escenario de un primer gran salto exportador liderado por el litio en la segunda mitad de esta década.

¿Quiénes son los mayores exportadores de productos mineros?

Cobre: del apagón productivo al renacer exportador

Si el litio explica el "ahora", el cobre explica el "después".

Argentina no produce cobre desde 2018, cuando se cerró la mina La Alumbrera. Desde entonces, quedó prácticamente ausente de uno de los mercados más estratégicos de la transición energética: el cobre es insumo central para redes eléctricas, energías renovables, autos eléctricos y buena parte del equipamiento industrial del siglo XXI.

El informe de BBVA sostiene que esto puede cambiar de forma drástica en la próxima década. No solo por el potencial geológico, comparable al de los grandes distritos chilenos, sino por la existencia de una cartera concreta de proyectos de escala mundial.

Entre los nombres propios aparecen:

  • Josemaría
  • Los Azules
  • Taca Taca
  • El Pachón

A estos se suma el nuevo Proyecto Vicuña, en San Juan, concebido como un megadesarrollo de cobre y otros metales que prevé una inversión del orden de los US$ 15.000 millones, con intención de adherir al RIGI.

En conjunto, la inversión potencial de los principales proyectos de cobre se acerca a los US$ 35.000 millones. Y lo más importante para la macro es el flujo futuro de dólares: si esta cartera se materializa, las exportaciones de cobre podrían superar los US$ 11.000 millones anuales hacia 2033, convirtiéndose en el principal disparador del salto exportador minero.

En la secuencia temporal, BBVA imagina algo así:

  • Entre 2025 y 2030, el protagonismo lo tiene el litio, que explica casi todo el incremento de exportaciones.
  • A partir de 2028-2030 empiezan a entrar en producción los grandes proyectos de cobre, que ganan peso año a año.
  • Entre 2033 y 2035, el cobre ya se consolida como la estrella del complejo minero argentino, con el litio, el oro y la plata como socios estratégicos.

Cómo se llega a los US$ 25.000 millones en exportaciones mineras

El escenario central de BBVA para el período 2024-2035 muestra una curva nítida de transformación.

La película se puede resumir así:

Punto de partida: exportaciones mineras en torno a los US$ 5.000 millones anuales, apoyadas principalmente en el oro y la plata.

Primera etapa: el litio empuja las ventas externas a un rango de US$ 14.000-18.000 millones hacia fines de la década, a medida que entran en operación nuevas salmueras y ampliaciones de capacidad.

Segunda etapa: con la puesta en marcha de los proyectos de cobre, el total de exportaciones mineras superaría los US$ 23.000 millones hacia 2032 y se estabilizaría por encima de los US$ 25.000 millones anuales entre 2033 y 2035.

En ese mundo, la minería pasaría de ser un sector relativamente marginal a un nuevo pilar del frente externo, comparable en magnitud con los grandes complejos agroindustriales o con el emergente polo energético de Vaca Muerta.

Transición energética: viento de cola y riesgo de cuello de botella

Nada de esto ocurre en el vacío. El trasfondo del informe es la transición energética global, que empuja una demanda creciente por minerales críticos: litio, cobre, níquel, cobalto y tierras raras, entre otros.

Los escenarios de descarbonización más ambiciosos proyectan un fuerte aumento del parque de autos eléctricos, una expansión agresiva de las energías renovables e inversiones masivas en redes eléctricas inteligentes y almacenamiento.

Todo eso consume enormes cantidades de litio y cobre. Para el cobre, varios estudios internacionales ya hablan de un riesgo de déficit de oferta estructural hacia finales de esta década, salvo que entren en operación decenas de nuevos proyectos de gran escala.

En ese mapa, la posibilidad de que Argentina aporte litio competitivo y cobre en volumen la coloca en una posición estratégica. Pero también la expone a los vaivenes típicos de estos ciclos: subas y bajas de precios, tensión entre demanda global y licencia social local, y la presión de gobiernos y comunidades por capturar una mayor porción de la renta.

Cobre y litio: motores del salto exportador esperado

Qué falta para que el boom se concrete

El potencial está. La demanda existe. Los proyectos están en carpeta. ¿Qué falta, entonces, para que el escenario de BBVA se vuelva realidad y las exportaciones mineras superen los US$ 25.000 millones?

El informe, y la experiencia comparada con países mineros exitosos, apunta a varios elementos:

Estabilidad macroeconómica y previsibilidad regulatoria.
Para proyectos que se amortizan en 20 o 30 años, la clave no es tanto el nivel puntual del tipo de cambio o la tasa de interés, sino la previsibilidad. El acceso al mercado de cambios, el esquema de derechos de exportación, la posibilidad de girar dividendos, el tratamiento impositivo y la normativa de importación de equipos definen si una inversión se queda en Argentina o migra a otra jurisdicción.

Seguridad jurídica y coordinación Nación-provincias.
La minería es, en buena medida, una actividad bajo jurisdicción provincial, pero el marco cambiario, tributario y comercial es nacional. Sin coordinación entre ambos niveles de gobierno, los proyectos enfrentan un cóctel de incertidumbre que encarece el riesgo país. Una "ventanilla única" más ordenada y un marco de acuerdos interjurisdiccionales estables serían un paso clave.

Infraestructura y energía competitiva.
Para yacimientos en altura y en zonas alejadas de los centros urbanos, la disponibilidad de rutas, trenes, puertos, gas y electricidad es decisiva. A la vez, el mundo mira cada vez más la huella de carbono de los minerales que importa. Tener una matriz energética relativamente limpia y espacio para expandir renovables puede transformarse en una ventaja competitiva concreta.

Licencia social y estándares ambientales altos.
Sin licencia social, no hay minería sustentable. El agua en zonas áridas, el impacto en comunidades y la transparencia en los estudios de impacto ambiental son aspectos centrales. La experiencia regional muestra que los proyectos que invierten desde el inicio en diálogo, monitoreo y beneficios compartidos tienen muchas más chances de llegar a producción y mantenerse operativos.

De recurso geológico a política de Estado

El mensaje de fondo de Situación Minería 2025 es que la Argentina está ante una oportunidad difícil de repetir: combinar una geología de clase mundial con una transición energética global que demanda exactamente lo que el país tiene en su subsuelo.

Litio y cobre son el corazón de esa historia. El primero ya empezó a transformar el mapa exportador. El segundo puede, en la próxima década, completar el salto hacia un nuevo complejo minero exportador de más de US$ 25.000 millones anuales.

La diferencia entre aprovechar o desperdiciar esa oportunidad no pasa por la roca: pasa por las reglas. Si la minería se convierte en política de Estado, con consensos básicos que sobrevivan a los ciclos políticos, Argentina puede dejar de mirar la cordillera como frontera y empezar a verla como una de sus principales fuentes de divisas, empleo calificado e integración a las cadenas de valor de la economía verde global.

 

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