La reforma impositiva pasa por el "Súper IVA"
El nuevo Ministro del Interior tiene el desafío de acordar con los gobernadores las reformas estructurales. Entre las más importantes está la reforma impositiva. Aquí existen dos riesgos.
El primer riesgo es que en la reunión con gobernadores lo primero que va a suceder es que los gobernadores le van a pedir plata. De hecho, la mayoría pide fondos sin levantar mucho la perdiz (por wasap privado), pero el gobernador de Buenos Aires hizo saber por sus funcionarios en las redes que necesita urgentemente fondos.
El segundo riesgo es que el gobierno nacional les pida a los gobernadores un pacto fiscal, como el Consenso Fiscal de Cambiemos del 2017, donde los gobernadores se comprometan a no aumentar el gasto público real y a bajar Ingresos Brutos y Sellos.
¿Por qué son riesgos?
Porque terminan en fracaso.
El deporte nacional de los gobernadores es mendigar o pedir plata al Gobierno nacional a cambio de votos en el Congreso. El esquema es de decadencia porque no induce a los gobernadores a ser eficientes y austeros con el gasto. Gasto mal hecho lo dejan como está (para no afrontar costos políticos) y luego mendigan a la Nación transferencias discrecionales o extorsionan a cambio de votos en el Congreso. Resultado: los gastos provinciales mal hechos quedan indemnes provocando pérdidas de competitividad a toda la economía provincial y el Estado nacional convalidando malos gastos provinciales.
Los pactos como el Consenso Fiscal del 2017 están nacidos para perder. En primer lugar, porque no hay forma de coerción social para su cumplimiento. Suben gastos, no bajan Ingresos Brutos y Sellos, y no pasa nada. El daño a la competitividad provincial de estos dos impuestos sigue indemne. En segundo lugar, es que si se cumpliera el resultado es todavía peor. Porque en general los gobernadores quieren mostrar compromiso de baja de Ingresos Brutos a los sectores "productivos" (agro e industria) y castiga con altas tasas a los servicios y a los bancos que son los proveedores de servicios y créditos a los sectores "productivos". Con lo cual la ganancia de la baja de Ingresos Brutos al agro y a la industria es cero porque Ingresos Brutos le viene en la factura de los proveedores.
Además, lo peor de Ingresos Brutos no es su alícuota sino los regímenes de pago adelantado. Con estas retenciones, las provincias se financian con el capital de trabajo de las empresas. En el caso de sellos, la alícuota es baja, pero grava la totalidad del monto del contrato con lo cual el monto resultante a pagar por el contribuyente es sideral.
O sea, si vamos por la misma (gobernadores pidiendo guita y Gobierno nacional pidiendo pacto fiscal) estamos muertos. Es insistir en buscar la salida por el mismo callejón (sin salida).
Hacia un nuevo Acuerdo de Coordinación Tributaria
Innovar sería celebrar un nuevo Acuerdo de Coordinación entre la Nación y las provincias de impuestos. Para ilustrar la necesidad y cómo debería ser este acuerdo sirven los siguientes datos.
Del total del gasto público nacional y provincial, la Nación ejecuta el 52% y las provincias el otro 48%. O sea que, en la ejecución del gasto público (los servicios del Estado), los ciudadanos dependemos mitad de la Nación, mitad de la provincia en la que vivimos.
¿Cómo es la recaudación de impuestos que financian estos gastos?
De los impuestos nacionales y provinciales, la Nación recauda el 83% y las provincias el 17% restante.
Claro, por eso las provincias gastan anárquicamente. Porque no cobran los impuestos para cubrir sus gastos. Los cobra ARCA, que los manda el Banco Nación, que los manda a cada provincia, en función de su parámetro (fijo) de coparticipación. Es fácil, las provincias se tienen que ocuparse solo de gastar, no de recaudar. Cuando falta la plata, a llorar a la Nación o a extorsionarla en el Congreso Nacional.
En este marco, cuando se le pide a las provincias un pacto fiscal para que bajen Ingresos Brutos y Sellos, obviamente que van a incumplir. Porque son los principales impuestos propios.
Con el nuevo Acuerdo de Coordinación hay que estipular la siguiente regla: el que gasta, recauda.
Para esto, hay que unificar IVA con Ingresos Brutos y tasas municipales en un "Super IVA". Luego que cada provincia se financie con el "Super IVA" que se genere en su territorio. Si no alcanza, no le quedará otra que bajar el gasto. Correspondencia fiscal, se llama.
Las provincias del norte no tendrán al inicio capacidad de recaudación para financiar su actual gasto. Hay que prever para ellas un fondo transitorio de nivelación para financiarles la diferencia hasta que adopten estrategias de desarrollo territorial para aumentar su competitividad y, con ello, su recaudación de "Super IVA".
Esta es la única forma de alinear a las provincias argentinas en el camino del desarrollo social. Sería ponerle los patitos en fila a este loco país.