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Finalmente, tenemos la ley de blanqueo. Y no solo eso, tenemos además el decreto reglamentario y las primeras resoluciones de la AFIP y de la CNV. Desde que se empezó a hablar de una nueva amnistía fiscal dije que para mí no era el momento indicado, ni del país ni del mundo, y que tampoco me parecía una gran oportunidad para que llegaran al país grandes capitales.
Sigo sosteniendo la misma postura. Pero como siempre digo: intento siempre ser crítico desde un lugar constructivo. Por eso, mi posición sobre el tema no me impide ver algunos aspectos "tentadores" que ofrece esta amnistía para los pagadores de impuestos.
A continuación, les presento los cinco aciertos del nuevo blanqueo.
- Simpleza y sentido común: Se trata de un blanqueo muy simple. No hay distintas alícuotas de acuerdo al tipo de activo que se exteriorice. La fecha de cierre planteada no es ridícula, como sucedió en el caso del sinceramiento promovido por el ex presidente Mauricio Macri, por ejemplo.
- Montos acertados: Dado que estamos ante un blanqueo que claramente no busca seducir a las grandes fortunas, sino a pagadores de impuestos "más chicos", e inclusive más jóvenes, es un gran acierto que exista la posibilidad de regularizar entre US$1 y US$ 100.000 a tasa cero. Asumimos que la inmensa mayoría de los blanqueos van a ser de montos que estén dentro de esta franquicia.
- Destinos para derivar fondos: Otro aspecto que rescato positivamente es la amplitud de destinos a los que pueden derivarse los fondos enviados a cuentas especiales de regularización para evitar pagar la alícuota correspondiente. Así, el Gobierno seguramente cuente con la ayuda de las entidades financieras locales, especialmente los Agentes de Liquidación y Compensación (ALyC). Estas entidades, naturalmente, intentarán convencer a sus clientes de que realicen estas inversiones. Dado que en esta oportunidad no habrá ayud o complicidad de los grandes bancos internacionales, como sí sucedió en 2016, este aspecto puede ser clave para el éxito de la amnistía.
- Liberación propia de un blanqueo: Como sucede con cualquier amnistía fiscal, se libera a quien ingrese a la misma de cualquier acción civil y por delitos tributarios, cambiarios, aduaneros e infracciones administrativas. Obviamente, tampoco se aplicarán las presunciones del incremento patrimonial no justificado.
- Tapón fiscal: Finalmente, como suele suceder en estos casos, existe un "bloqueo o tapón fiscal". En el caso que la AFIP detectara cualquier bien o tenencia no declarada, que fuera de propiedad de los contribuyentes que decidieron ingresar al régimen de regularización, pero que no hubiera sido exteriorizado al momento de hacerlo, se privará a dicha persona de los beneficios del régimen sólo con relación a los bienes regularizados, a menos que el valor de los bienes no exteriorizados sea del 10% o más del valor de los que sí lo fueron.
¿Hay errores? Los hay, pero también hay aciertos y es importante destacarlos. A fin de cuentas, todo lo que favorezca a los pagadores de impuestos y les permita mejorar su situación, es digno de reconocer. No dejo de tener mi mirada crítica sobre esta amnistía fiscal en este momento del país y del mundo, pero no tengo una mirada obtusa. Puedo reconocer que hay aspectos destacables y elijo ponerlos de relieve.
