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La “gran convergencia” sigue su camino

Hacia un mundo más equilibrado.

11 septiembre de 2012

¿Se pueden desacoplar las economías emergentes de las desarrolladas o lo que pasa en los países ricos impacta, invariablemente, en aquellos de ingresos medios y bajos? Ni una cosa ni la otra, dice el economista turco Kermal Dervis. En un reciente trabajo hecho para la revista del FMI, Dervis afirmó que, en el corto plazo, el desacople no es posible.

“La economía global es cíclicamente interdependiente”, sostiene. Un ejemplo es la desaceleración global que prosiguió a la caída de Lehman Brothers en 2008-2009. Los tres canales a través de los cuales se transmiten esa interdependencia cíclica son el comercio, la integración financiera y la confianza global. Sin embargo, esta tendencia de corto plazo coexiste, dice Dervis, con una “desacople” en las trayectorias de largo plazo entre las economías emergentes y las desarrolladas. El ejemplo, en este caso, es lo ocurrido entre 1990 y el 2010: los ingresos per capita de los países emergentes crecieron tres veces más rápido que los de los países centrales.

Los motivos de la convergencia, asimismo, son tres. El primero, la globalización: este proceso, entre otras cosas, permite a los países “ponerse al día” tecnológicamente. Segundo, muchos países en vías de desarrollo están atravesando un “bono demográfico”, momento en el cual el ratio de la población en edad de trabajar, en relación a los menores y los ancianos, llega a un pico. En tercer lugar, los países en vías de desarrollo invirtieron 27 puntos de su PIB en promedio en la última década versus los 20,5 puntos que invirtieron los desarrollados.

¿Cómo sigue esta película según Dervis? La convergencia seguirá, aunque probablemente a un menor ritmo. En los próximos 15-20 años, los ingresos de los países en vías de desarrollo se acercarán aún más a los de ingresos altos por dos motivos: crecerán más y las monedas de sus países se apreciarán. Brasil y la India, añade, serán mucho más grandes que Gran Bretaña y Francia en 2025- 2030. Estas tendencias, resume Dervis, redundarán en un mundo más multipolar e interdependiente.

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