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“La caída de las reservas es lo que más preocupa al Gobierno”

Entrevista a Miguel Kiguel

13 mayo de 2013

Miguel Kiguel, titular de la consultora Econviews, sostiene que la tendencia declinante de las reservas internacionales es la variable que más preocupa a la Casa Rosada. En diálogo con El Economista, dio su opinión sobre los efectos de los nuevos instrumentos financieros que están siendo analizados por el Congreso.

Para arrancar en una nota positiva, ¿qué rescata del anuncio realizado por el equipo económico?

Creo que el equipo económico y el Gobierno están tomando conciencia de que hay un problema, y eso es positivo. Lo que más les preocupa es que la caída persistente en las reservas internacionales del BCRA, que acumula más de US$ 3.500 millones en el año. No hay indicios de que esa caída se esté frenando a pesar de que aumentó la liquidación de exportaciones de soja a partir de abril.

¿Qué efectos tendrán los instrumentos lanzados sobre las reservas, y sobre otras variables?

El Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico (BAADE) está más orientado a aumentar las reservas pues los dólares que ingresan por esa vía van al BCRA y recién se devuelven en 2016. El Certificados de Depósitos Inmobiliarios (CEDIM), en cambio, está orientado a reactivar el sector inmobiliario y facilitar las operaciones porque hay gente que tiene dinero no declarado y hoy no lo puede usar para comprar propiedades. Con el CEDIM ese dinero pasa a ser blanco y puede llevar a destrabar algunas operaciones que hoy están trabadas.A diferencia del BAADE, el CEDIM no ayudará a aumentar las reservas porque los dólares que entran por este instrumento deberían salir rápido, una vez que se completen las operaciones.

A finales del año pasado, muchos economistas proyectaban una suba de las reservas. ¿Por qué falló ese pronóstico, al menos hasta ahora?

Es cierto, había una perspectiva de que estuvieran estables o incluso subieran levemente. Varios factores explican por qué no fue así. Primero, la balanza energética está siendo más deficitaria que el año pasado. En segundo lugar, bajaron los encajes de los bancos en el BCRA porque han caído los depósitos en dólares y, sobre todo, porque el sector público ha retirado parte de esos dólares encajados.El tercer factor es la cuenta capital.En el primer trimestre suelen entrar dólares por financiamiento externo y este año, en cambio, las empresas están repagando deudas comerciales y financieras y están tomando pocos créditos nuevos. Por último, creemos que en la cuenta de servicios, para la que aún no hay datos, hubo un deterioro importante por turismo y también por la menor venta de servicios profesionales al exterior.

¿Se puede proyectar algún monto de ingreso de dólares a través de estos instrumentos?

Es difícil. Desde el punto de vista financiero, si consideramos que el BAADE rinde 4%, hoy rendiría entre 75 y 85 centavos en el mercado secundario. Es decir que, al menos en una primera etapa, el blanqueo va a costar cerca de 20%. No es un blanqueo barato.En cambio, quienes no estén buscando deshacerse del instrumento rápidamente ignorarán ese costo y esperarán a cobrar los dólares en 2016. Parecería mucho más atractivo blanquear vía el CEDIM que a través del BAADE.

¿Qué impacto podría tener sobre el dólar “blue”?

No creo que tenga mucho impacto porque no afecta el mercado paralelo. Los dólares van a entrar a través del mercado oficial. Sin embargo, podría impactar en el “blue” de dos maneras. Si esta medida genera confianza y se genera un círculo virtuoso, indirectamente podría bajar la cotización del “blue”. Pero también podría presionarlo al alza ya que el blanqueo se hace en dólares, lo que podría hacer subir la demanda en ese mercado.

El Gobierno está evitando tomar la que sería una salida más ortodoxa para desinflar el “blue”, es decir, devaluar más rápidamente y subir la tasa de interés. ¿Tiene margen para evitar ese desenlace?

Han aumentado un poco el ritmo devaluatorio y la tasa de interés, pero no con la agresividad de otras ocasiones. Por eso no creo que alcance para tener un efecto importante sobre el tipo de cambio paralelo. Por ejemplo, en 2011 la tasa se fue al 24% y en 2008 a casi el 28%.Esta vez está subiendo mucho menos.

Recientemente, desde su consultora recortaron la estimación de crecimiento para 2013 de 2,8% a 1,5%. ¿A qué se debe?

Por la creciente brecha, la variable que más está sufriendo es la inversión. Los agentes son reacios a invertir en escenarios de tanta incertidumbre o a traer dinero del exterior. Aún no se sabe cómo se intentará salir de esta brecha: si depreciando o desdoblando el tipo de cambio, lo que significaría una pérdida de capital importante para las empresas. Hay una actitud de espera en las empresas. Además, el tipo de cambio oficial atrasado está afectando la capacidad exportadora de varias economías regionales y de aquellas industrias que dependen más de la competitividad cambiaria. Por último, el sector público está teniendo problemas financieros y se está viendo forzado a bajar el gasto. El caso más paradigmático es la provincia de Buenos Aires, donde se está produciendo un ajuste. Lo único que queda para darle un poco de aire a la economía, debido a que hay muchos pesos, es el consumo. Por eso creemos en un crecimiento de 1,5-2% para este año.

Varios economistas creen que este estancamiento podría ser la 'nueva normal'. ¿Coincide?

Al menos que haya un cambio importante en el clima inversor, producto de alguna buena noticia, como una baja en el riesgo-país, una menor brecha cambiaria o una solución del tema de la deuda, al país se le hará difícil crecer a las tasas promedio de 2003-2011.

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