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¿Emergencia ocupacional o emergencia intelectual?

Si la economía se reactiva, la discusión del empleo irá saliendo de escena.

18 mayo de 2016

por Alberto Veblen (*)

Así como se declaró la emergencia estadística o la de seguridad, la controversia en torno al proyecto de ley antidespidos amerita que se declare en Argentina la emergencia intelectual, ya que refleja la pobreza del debate. Pobreza que alcanza al Gobierno, la oposición, los sindicatos, y los sectores empresarios. Veamos algunas afirmaciones que se esgrimen.

La Ley, de promulgarse, desincentiva las inversiones: falso. Cualquiera sabe que las inversiones constituyen decisiones que se toman mirando el mediano y largo plazos. El corto plazo no entra en el análisis. En consecuencia, una ley que tendría ?de sancionarse? una vigencia de 180 días no desalienta la inversión.

La Ley, de promulgarse, desincentiva los nuevos empleos: falso. El proyecto es explícito al señalar que su alcance no rige para las nuevas contrataciones.

El proyecto de ley puede generar una aceleración de los despidos antes de que se promulgue la ley: falso. El capital más preciado que tiene un empresario aquí y en cualquier parte del mundo es el capital humano que ha entrenado y capacitado. Frente a un escenario recesivo podrán existir recortes de horas extra, eliminación de turnos, suspensiones, etcétera, pero difícilmente signifique el despido, que siempre es el último recurso y no se adopta frente a una medida de vigencia transitoria.

Existe una ola de despidos masivos que amerita la sanción de la ley: falso. Los despidos se concentraron en el sector público y en algunas ramas de actividad del sector privado, principalmente la construcción derivado de la paralización de la obra pública. Si hubiese una ola de despidos masivos no se estarían cerrando paritarias con los niveles de aumentos que se acuerdan. Por ello el proyecto debió limitarse a los sectores sensibles y no tener alcance general. Hoy, el principal problema son las suspensiones, la eliminación de horas extra y la eliminación de turnos.

Cuando se aplicó anteriormente la doble indemnización la misma no sirvió: ni verdadero ni falso. Es un ejercicio contrafáctico que no tiene respuesta: si bien antes se ¿Emergencia ocupacional o emergencia intelectual? Si la economía se reactiva, la discusión del empleo irá saliendo de escena. Por Alberto Veblen (*) aplicó (2002) y se registraron igualmente despidos, no se puede saber cuántos de ellos se hubiesen producido de no existir la ley.

La cuestión de darles subsidios a las pymes para que tomen o mantengan personal y ello sea incorporado al proyecto: positivo. Es un avance desde lo propositivo ya que establece por un lado un estímulo fiscal para las micropymes que mantengan o incrementa en su dotación de personal ?equivalente a un salario mínimo y en función de la dotación de personal? , establece los REPRO por ley aumentando 50% los montos para el caso de micro pymes, reduce tarifas de energía eléctrica, gas y agua (30%) y ofrece un estímulo específico para las empresas que tomen personas beneficiarias de planes sociales (50% de los aportes patronales) mientras que estos podrían mantener los beneficios de los planes de forma decreciente eliminando de esa manera el desestímulo a emplearse para no perder el plan social. Además, establece incentivos específicos adicionales para el empleo joven y para los mayores de cuarenta y cinco años. Esta iniciativa tendría una vigencia de dos años y significa que parte del supuesto de un mercado laboral complejo a futuro. Estos estímulos son positivos, además, porque podrían estimular el blanqueo de personal de personal ya que es en las pymes en las que más se verifica la informalidad y precariedad laboral. Pero esta iniciativa proempleo no es incompatible con el proyecto anterior. Es más, las empresas que no adhieran a este plan de estímulos les cabría la doble indemnización. Sin embargo, dar apoyo fiscal a las pymes para promover el empleo es un parche ya que en realidad hasta tanto no se reactive la economía y bajen las tasas de interés muy difícilmente esta iniciativa genere impacto.

La Ley daría certidumbre al trabajador hoy ocupado: parcialmente. Da certidumbre al asalariado formal pero el informal, que supera el 30% de los ocupados, quedan igual de desprotegido. Pero esta certidumbre es de corto plazo si la reactivación llega en el último trimestre. Caso contrario, habrá despidos por cierre de empresas.

Si la desaceleración de precios se registrara en este trimestre y la reactivación económica se comenzara a verificar en el último trimestre del año, ¿qué sentido tiene oponerse con tanta vehemencia a un proyecto de ley que en pocos meses pasaría a convertirse en una mera anécdota de confirmarse esas predicciones? 

Los actores

El Gobierno. Mantiene una posición principista y eso le genera un desgaste político innecesario por un proyecto que, por lo expuesto anteriormente, es inocuo dada su transitoriedad. Por otra parte, si la desaceleración de precios se registrara en este trimestre y la reactivación económica se comenzara a verificar en el último trimestre del año, que es lo que Gobierno manifiesta, ¿qué sentido tiene oponerse con tanta vehemencia a un proyecto de ley que en pocos meses pasaría a convertirse en una mera anécdota de confirmarse esas predicciones? Por el contrario, el proyecto que el Gobierno va a presentar para promover las inversiones de las pymes va en el sentido correcto, así como el diferimiento del pago del IVA a 90 días. Pero estos anuncios aparecen tarde y como una manera de confrontar con un proyecto propio el proyecto de ley antidespidos. El compromiso firmado con los empresarios fue una salida de último momento ?una puesta en escena? sin ninguna validez legal. El hecho generó aún más dudas cuando muchos de los firmantes eran reacios a hacerlo.

Sindicalismo y oposición kirchnerista. Planteó un proyecto de alcance general cuando podría haberse acotado a sectores sensibles ? como el sector público y la construcción- de manera de focalizar su aplicación. No plantearon estadísticas confiables ?el kirchnerismo destruyó las mismas? que demuestren que el problema de los despidos sea masivo y de alcance general. Podían haber reclamado el aumento de los REPRO y el aumento de subsidio de desempleo, así como la duración del mismo.

Massismo. Propone una iniciativa proempleo que es interesante pero cuyos resultados serán escasos de no reactivarse la economía. Es una iniciativa para acompañar el dinamismo de la economía pero de poco impacto si este no se produce. No queda claro la magnitud del costo fiscal de las medidas de fomento al empleo que propone.

Grandes empresarios. Fueron convocados a firmar algo que no querían firmar. Han mantenido un papel pasivo cuando pudieron haber ayudado al Gobierno con anuncios de inversiones y planes de expansión. Pero están mostrando mucha cautela.

Pymes. Se oponen al proyecto porque, en definitiva, son las que potencialmente, de perdurar el ciclo de estancamiento y aumento de costos, pueden terminar realizando despidos. No es un dato menor que es en este segmento de empresas es donde más se verifica la informalidad y la precarización la cual muchas veces se explica por la baja productividad de las mismas y a este empleo precario no hay ley que lo resguarde.

Concluyendo?

Resulta obvio que el proyecto de ley que pone un cepo a los despidos no resuelve el problema del empleo y menos aún del empleo no formal y precarizado pero es la resultante de un contexto de inflación, correcciones de precios relativos, caída del salario real y del consumo en donde impera la baja calidad en el debate, donde las argumentaciones de todas las partes involucradas son de una gran pobreza y oportunismo político. Hoy, más que un problema de caída del empleo tenemos un problema de caída de las horas trabajadas vía suspensiones y eliminación de turnos y caída del salario real.

Por el contrario, nadie discute cómo volver a crecer: el Gobierno porque apuesta todo al cambio de clima, el mercado” y a los anuncios de inversiones que aparecen a cuentagotas mientras que desde el peronismo, hoy dividido, no pueden articular y promover un programa económico alternativo teniendo que cargar con la herencia de los últimos cuatro años de muy bajo crecimiento, no generación de empleo privado y haber sido responsable de destruir el sistema estadístico que nos lleva a que hoy no sepamos cuál es nuestra tasa de desempleo ni a saber dónde estamos parados en materia de mercado laboral.

Si la economía muestra síntomas de reactivación, la discusión del empleo irá poco a poco saliendo de escena pero si, por el contrario, ésta tarda en llegar, muy probablemente gran parte del tejido empresarial pyme dejará de aguantar sus dotaciones de personal y estaremos discutiendo esta ley u otra similar pero ya sobre un hecho concreto.

(*) Economista.

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