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El canje se aleja (otra vez) en el inicio del mes clave

01 julio de 2020

“Los grupos Ad Hoc y Exchange quieren dejar en claro que desde el 17 de junio no ha habido ningún avance significativo con las autoridades argentinas”, señalaron ayer en un comunicado los dos comités, que representan a tenedores de bonos por unos US$ 21.000 millones, o 32% de la deuda a canjear. Es decir, son “pesados” y tienen capacidad de veto para un canje que supere los umbrales de las Cláusulas de Acción Colectiva (CAC).

“La falta de un compromiso serio de parte de las autoridades argentinas es muy preocupante, pues el tiempo apremia y las partes deberían dedicarse a evitar las devastadoras consecuencias legales y económicas de un default prolongado”, sostuvieron los dos grupos de acreedores entre los que figura el poderoso fondo de inversión BlackRock.

No es casual que los bonos en dólares hayan caído ayer (tampoco tanto) y que la sensación que quedó en el mercado es que el canje, otra vez, se volvió a alejar.

La próxima movida de la larga saga de la deuda (vale recordar que el Presidente pidió solucionar esto antes del 31 de marzo) es la nueva propuesta de Argentina. Llegará en algún momento de julio, dicen en el Mecon. Sería más atractiva (para los bonistas), pero parecería, por los trascendidos, insuficiente para las estrictas demandas (financiera y legales) de AdHoc y Exchange.

Por eso, las expectativas han bajado y ya muy pocos esperan un canje exitoso, que supere las CAC, comprima los spreads soberanos y reabra el financiamiento externo para privados. Las puntas se han acercado (y ya se tocan con algunos fondos), pero aún hay una diferencia que ronda US$ 8. Pero aun si esa diferencia de valor se angostara más (como se espera), aún perduran las diferencias legales en los contratos (indenture, en inglés) de los bonos. Argentina ya plantó bandera y, dijo, no estaría dispuesta a darle Indenture 2005 a los bonos de 2016. Con apenas 24 días más, son diferencias no menores, aunque no hay nada escrito en piedra y las negociaciones siguen.

“Hoy mi sensación es que vamos a un canje unilateral con los que nos apoyen. Hay algunos fondos importantes que acompañan, pero los más grandes no. Vamos a un escenario de un canje que se queda corto de las mayorías para activar las CAC. Después, dependerá de los bonistas que camino judicial tome esto. Es un escenario más complejo en el mediano plazo, aunque en el corto plazo probablemente no tenga un gran impacto sobre la economía real”, resume un hombre del mercado ante El Economista.

“En definitiva, podría terminar siendo un canje 'ni blanco ni negro'. Resultaría en un intermedio. La parte positiva sería la mejora adicional propuesta por nuestro país, que permitiría acercar posiciones con un mayor número de acreedores. La negativa es que no produciría un cierre total de la operación y probablemente se traduzca en nuevas demandas en Nueva York”, dijeron, ayer, desde Delphos.

“Olvidate de un canje exultante y, como mínimo, vas a tener 40% de holdouts en Nueva York. Es bastante. Por eso, es clave que (Martín) Guzmán mantenga la posibilidad de 'reasignar', ir limpiando holdouts, haciendo 'PacMan', mostrándose proactivo y evitando que los litigios se pongan más serios en la Justicia”, dice otro hombre de mercado sobre la facultad del soberano de “jugar” con las aceptaciones de los bonos que integran las series.

Esa facultad, que no gusta entre los acreedores y que en parte “congeló” las negociaciones y potenció la conducta defensiva de los acreedores, es una carta a favor de Argentina. “Pero sería superengorroso y tardaría meses, si no años, en lograr terminar con el canje”, dice otra voz. Lo considera “un grave error” y propone presentar “algo más consensuado”. Pero, hasta ahora, no ha sido posible. También es cierto que aún falta tiempo, las partes se han acercado considerablemente en los últimos tiempos y los incentivos siguen apuntando (en ambos lados) a cerrar la negociación.

“Hay un mar de operaciones. Que mañana, que el viernes, que a principios de la semana próxima. Lo verificable, más allá de las bravatas, es que se sigue negociando; que en algún momento de julio se presentaría la enmienda a la única oferta presentada en la SEC en abril y, por último, que hay bonistas que están muy cerca de acordar, como Gramercy, Fintech, Oaktree, entre otros, pero otros están más lejos, como el compañero (Larry) Fink”, dicen cerca de Guzmán.

Además, confirman que UBS está trabajando para acercar a las partes y ponen en duda que la cantidad de bonos criollos que informaron Ad Hoc y Exchange sea la correcta. Por último, ratificaron que no habrá “endulzantes” clásicos, como cupones atados a cierta variable y que se buscarán maneras de estirar la propuesta financiera sin poner en riesgo la sustentabilidad. ¿Lo sustentable para Argentina será tolerable para los grandes fondos? Esa pregunta tendrá una respuesta pronta y definirá si la saga de la deuda, como la cuarentena, tiene más capítulos.

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