Por Nicolás Salvatore
En 2015 hubo una catástrofe no natural. Podrían resaltarse: cepo y fuerte atraso cambiario,default de la deuda, estanflación (2012-2015),alta y persistente inercia inflacionaria ygigante déficit fiscal-tarifario. El desafío era enorme y, tal vez peor aún, presentaba objetivos contradictorios. Por un lado, cuatro políticas contractivas: fortísimos ajustes fiscal, tarifario, cambiario (devaluación) y monetario (antinflacionario). Semejante contracción debería, además, lograr crecimiento. Casi imposible. Sin embargo, una sobresaliente política económica logró el milagro a fines de 2017: llevó adelante estas cuatro políticas y, además, la economía creció durante cinco trimestres consecutivos. Pese a semejantes políticas contractivas, Macri ganó cómodamente las elecciones de 2017. Pocas veces visto.
¿Qué fue lo que llevó al “desastre del gobierno de Macri”? La crisis de 2018. Financiar semejante déficit fiscal generó una obligada montaña de deuda cercana a US$ 30.000 millones por año. Luego, dado que el déficit requiere financiamiento en pesos, tales pesos debían necesariamente esterilizarse (absorberse) vía Lebac del BCRA, atendiendo el objetivo antinflacionario, que ofrecíanaltas tasas de interés para ser atractivas. El resultado fue, pues, la misma cantidad de oferta monetaria, y dos enormes stocks de deuda en dólares y en pesos,que ofrecían altas tasas de interés.
Argentina exhibía, pues, una enorme fragilidad financiera externa: necesitaba deuda para respirar, era un activo muy riesgoso y, por ende, debía ofrecer altos rendimientos. Para una crisis financiera sólo faltaba un shock exógeno, y hubo tres (la Fed, Estados Unidos - China y Turquía). Pero dada la fragilidad financiera externa, este shock exógeno fue en realidad una “señal de coordinación de expectativas” para los inversores. El problema era endógeno, argentino. Hubo una violenta corrida cambiaria: el tipo de cambio aumentó 100% en dos semanas y, en consecuencia, la inflación se aceleró bruscamente, cayendo el salario real y generando una recesión. Este cuadro se agudizó debido a un (obligado) fuerte shock de oferta negativo, el aumento de tarifas, alargando la recesión hasta mediados de 2019.
La popularidad del Gobierno se desplomó, generando una aplastante victoria justicialista en las PASO. En síntesis, el justicialismo incendió un país en 2015, al gobierno de Cambiemos le tocó el ajuste, y luego el justicialismo quedó a un paso de retornar al poder. Una película repetida. Hay dos clases de personas que sostienen que “el gobierno de Macri fue un desastre”: periodistas y economistas que muestran una profunda ignorancia macroeconómica, y dirigentes justicialistas con una enorme dosis de mala fe y cinismo.
La crisis de 2018 que hirió de muerte al gobierno de Macri se debió fundamentalmente al 2015. Estimado lector, cual era la política económica alternativa en enero de 2016? Ninguna (echar empleados públicos también requería años). Hubo una responsabilidad del BCRA, aunque no hubiera solucionado el problema fundamental: el BCRA no vio venir la crisis, evaluó muy mal el riesgo (el presidente del BCRA sostuvo que las Lebac estaban respaldadas por reservas, ningún drama). Una adecuada evaluación del riesgo, si bien no hubiera evitado la crisis, tal vez la podría haber morigerado, por ejemplo, emitiendo Leliq en lugar de Lebac (qué fácil se ve el partido con el diario del lunes). Por su parte, el FMI tuvo una enorme responsabilidad al obligar al BCRA a dejar flotar el tipo de cambio.Un error colosal: el BCRA tenía suficientes reservas para administrar la corrida cambiaria de un modo mucho más eficiente.
En síntesis, “el desastre del gobierno de Macri” es una consecuencia directa y evidente del 2015; el BCRA y el FMI tienen una cuota de responsabilidad mucho menor a la del justicialismo. Digamos, 80% de responsabilidad justicialista y 20% de responsabilidad del BCRA y el FMI. Sería sano terminar con tanta ignorancia y cinismo.
