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¿Todo el problema es Cristina Kirchner?

Luce convincente como estrategia electoral, pero no tanto para pensar los problemas (y soluciones) que enfrenta la economía

07 julio de 2017

El Gobierno plantea que las elecciones serán un referendo de la gestión que viene llevando adelante desde el 10 de diciembre de 2015. Obvio. Las legislativas siempre fueron eso. Plantea, además, que una victoria será clave para un despegue más sustancioso de la economía. El relato dice que, ante el temor de un regreso del populismo kirchnerista en 2019, los big players no se animan a hundir capital.

Pero no todos comparten esa visión. Coinciden, es cierto, con que hay “riesgo político” y eso puede demorar alguna decisión pero, dicen, “como en todo el mundo”. La visión luce verosímil. Ningún oficialismo del mundo tiene un cargo vitalicio y todos tienen oposiciones, más o menos feroces (no hay duda qué calaña tiene unidad. Ciudadana), que dicen “vamos a volver”.

¿El dólar sube por el “efecto Cristina” o porque está atrasado y los big players empiezan a diversificar sus carteras, había expectativas de que MSCI nos reclasifique, el agro liquida menos, la inflación no cede, no hay visos de un ajuste fiscal más potente, se ensancha el rojo en la cuenta corriente y/o los agregados monetarios siguen escalando en la zona del 30%?

Las exportaciones avanzan apenas 1,6% en 2017 (y es todo “efecto precios” porque las cantidades caen 4,1%). ¿Los exportadores no exportan porque puede llegar a volver Cristina en tres años? El empleo crece poco, ¿también es culpa de Cristina? El consumo está anémico, ¿por Cristina? Luce convincente como estrategia electoral, pero no tanto para pensar los problemas (y soluciones) que enfrenta la economía.

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