Si se repiten en octubre los resultados de las primarias, la UCR tendrá más bancas en el Congreso Nacional y, por lo tanto, desde el punto estrictamente númerico, los más férreos defensores de la alianza con el PRO tendrán más argumentos.
De todas maneras, en los bloques legislativos crecerá la participación del PRO. Pero lo radicales se verán principalmente favorecidos por las características del triunfo de Cambiemos que abarcó todo el país y en la implantación territorial es el fuerte del radicalismo que puede beneficiarse con la nueva situación.
En muchas de las provincias en las cuales Cambiemos ganó ayer, los radicales tendrá candidatos muy competitivos en 2019. Son los casos de Eduardo Costa en Santa Cruz, Ramón Mestre en Córdoba y José Corral en Santa Fe.
Si no se producen cambios significativos en las tendencias electorales el radicalismo podría aspirar a tener los gobiernos de tres de los cinco distritos más grandes del país: Córdoba, Santa Fe y Mendoza y tal vez los de algunas provincias más. También podría sumar intendencias las más de 500 que tiene hoy el país.
No sería una mala cosecha par un partido de cuya subsistencia se dudaba hasta hace no mucho tiempo. Es posibilidad reducirá la tensión que se observa en algunos sectores radicales que son críticos de la forma en la cual funciona el acuerdo con el macrismo y que reclaman una mayor participación.
