El Economista - 73 años
Versión digital

vie 26 Jul

BUE 13°C

Las otras reformas electorales

La verificación biométrica que se probó en algunas mesas en las PASO y que será ampliada en las generales, constituye una buena práctica que mejora la calidad de los procesos electorales

12 octubre de 2017

Por Alejandro Tullio Abogado, experto en administración electoral, director de Asuntos Públicos del Correo Oficial de la Republica Argentina S.A.

En la experiencia electoral comparada se conocen como buenas prácticas aquellas actuaciones, metodologías, procedimientos y herramientas utilizados en el ámbito de la gestión electoral, que demuestran su capacidad para introducir transformaciones con resultados positivos. En la jerga internacional más general ellas integran el denominado, “soft law” o sea, normas que no surgen de un texto legal pero que resulta valioso incorporarlas a los procesos electorales.

Precisamente esa característica paralegal de las buenas prácticas permite que se mejore la calidad de las elecciones aun sin mediar reformas legales, que suelen requerir trámites parlamentarios complejos y amplios consensos.

Prueba de ello, fue la organización por parte de la Cámara Nacional Electoral, de una prueba piloto de reconocimiento biométrico de electores en mesas ubicadas en las provincias del norte argentino, con la colaboración del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

La incorporación de verificación biométrica de identidad es una actividad altamente positiva que constituye una tendencia que ya se practica en Bolivia, Venezuela, Colombia y Brasil y cuya implementación se estudia en Perú y Paraguay, resultando un factor de seguridad adicional al sólido sistema documental con el que cuenta nuestro país.

El punto de partida

La identificación biométrica es la determinación de la identidad a partir de la comparación de los datos de una persona contra los datos contenidos en una base que registra, además de los datos de identidad, algunas características anatómicas de un universo dado de personas.

La incorporación de verificación biométrica de identidad es una actividad altamente positiva que constituye una tendencia que ya se practica en Bolivia, Venezuela, Colombia y Brasil y cuya implementación se estudia en Perú y Paraguay, resultando un factor de seguridad adicional al sólido sistema documental con el que cuenta nuestro país

Dos circunstancias permiten avanzar en este sentido. Por un lado desde que se estableció el nuevo formato del DNI, la tecnología utilizada permitió al Registro Nacional de las Personas contar con datos biométricos de la ciudadanía. En segundo lugar, la reforma electoral de 2009 determinó que el Registro Nacional de Electores de la Justicia Nacional Electoral no solo esté compuesto por los nombres y apellidos, los domicilios y los números de documento de identidad sino también por las fotografías de los electores y sus huellas dactilares, o sea la Justicia Electoral también cuenta con datos biométricos de los electores.

La biometría en procesos electorales

Periódicamente la población se pregunta sobre la fiabilidad de los padrones con los que se vota. Existencia de fallecidos, posibilidad de duplicación o sustitución de identidad son temores que, con mayor o menor fundamento, cuestionan la legitimidad de las elecciones.

Un sistema confiable es aquel en el que solamente pueden votar los que tienen derecho a hacerlo; que no votan los que no lo tienen y, para ello debemos tener la certeza de que el que se presente a votar en una mesa sea quien dice ser. Dicho de otra forma, que resulte imposible el fraude por inclusión indebida o por sustitución de identidad. La firma y la fotografía en el padrón de la mesa representan un paso en ese sentido, pero se está en condiciones de avanzar aun más mediante la biometría aplicada.

Los países de la región que van adoptando progresivamente distintos mecanismos de identificación biométrica han fortalecido sus órganos de identificación civil, la calidad de sus bases de datos y la de sus documentos personales de identificación.

Sin perjuicio de la confiabilidad de los patrones de reconocimiento facial o de la geometría de la mano, en materia electoral, el elemento preferencial biométrico ?por imperativo legal y por su universalidad, bajo costo y aceptación generalizada como factor de identificación? son las huellas dactilares.

Los patrones de huellas digitales son no solo visualmente detectables, sino informáticamente procesables a los efectos de su registro y comparación. Para ello se toman puntos característicos o minucias, cuya forma y ubicación en cada ser humano es única; esa forma se codifica mediante un algoritmo y se almacena en una plantilla para su comparación con el dato proveniente de una huella capturada mediante un dispositivo en el momento de votar y así determinar si coincide o no.

La identificación biométrica es la determinación de la identidad a partir de la comparación de los datos de una persona contra los datos contenidos en una base que registra, además de los datos de identidad, algunas características anatómicas de un universo dado de personas

La experiencia ha señalado que la forma más certera de reconocimiento, en el contexto de una elección, consiste en la comparación automatizada de los datos biométricos de una persona determinada contra el registro correspondiente a la identidad acreditada mediante la exhibición de su documento cívico. Ello no solo es un procedimiento certero y seguro sino de relativamente fácil aplicación universal dado que no requiere conectividad sino un dispositivo de lectura o captura local de huellas dactilares con una memoria con los registros biométricos encriptados.

La experiencia

Precisamente lo realizado por la Justicia Electoral consistió en una prueba de verificación biométrica entre el registro del padrón y la huella del elector que voluntariamente accediera a usar el dispositivo correspondiente. La prueba se realizó en 1.052 mesas electorales de Salta, Jujuy, Formosa, Chaco, Misiones y Corrientes, donde la cifra potencial de electores superó los 350.000.

Para contar con el equipamiento necesario el Consejo de la Magistratura realizó una licitación mediante la cual seleccionó y adquirió 1.250 equipos móviles de reconocimiento biométrico de modelo VIU 500 de la firma internacional Smartmatic, proveedora de tecnología electoral de primer nivel.

El resultado de la prueba fue, en términos comparativos con otras experiencias internacionales, exitoso. El 81% de los electores accedieron a utilizar el dispositivo biométrico.

Asimismo, respecto de los electores que tenían huella incorporada al padrón, el 91% tuvieron una verificación positiva. Respecto de los que no pudieron verificar su identidad se tomaron sus huellas y las mismas se remitirán al Registro Nacional de las Personas a fin de hacer los controles correspondientes.

Lo realizado por la Justicia Electoral consistió en una prueba de verificación biométrica entre el registro del padrón y la huella del elector que voluntariamente accediera a usar el dispositivo correspondiente. La prueba se realizó en 1.052 mesas electorales

Habiendo resultado exitosa la experiencia de las PASO se ha decidido repetirla y ampliarla a 200 mesas en la provincia de Buenos Aires para comprobar su utilidad en diferentes contextos.

Esta iniciativa de la Justicia Electoral y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos demuestra que, aunque son necesarias reformas legislativas de fondo para nuestro sistema electoral, se puede avanzar en la línea de brindar mayor seguridad y certeza en aspectos que solo requieren decisión, recursos e inteligencia en la aplicación de tecnología a los procesos electorales.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés