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Un cuarto de siglo heterogéneo

La política repiensa a las Fuerzas Armadas

Durante los últimos 25 años, los gobiernos argentinos han adoptado diferentes enfoques hacia las Fuerzas Armadas y su papel en la sociedad.

Los cambios en la lectura sobre las FFAA.
Los cambios en la lectura sobre las FFAA.
Eugenio Koutsovitis 23 agosto de 2024

Durante los últimos 25 años, los gobiernos argentinos han adoptado diferentes enfoques hacia las Fuerzas Armadas y su papel en la sociedad. Los primeros, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde, se enfrentaron a complejas crisis económicas y políticas, lo que los llevó a enfatizar la importancia de la democracia, las instituciones y el respeto a la ley como sus principales evocaciones hacia las fuerzas.

Con la llegada de Néstor Kirchner, se introdujo un cambio significativo en la política militar, centrado en los Derechos Humanos. Kirchner impulsó acciones como la conversión de la ex ESMA en un Espacio de Memoria y la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Bajo su mandato, se realizaron transformaciones internas -no sin resistencias- en las Fuerzas Armadas, lideradas por la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré.

Cristina Kirchner, especialmente en su segundo período, comenzó a integrar más a las Fuerzas Armadas en su discurso. Ejemplos de esto incluyen su invitación a las Fuerzas a "sentirse parte de un proyecto nacional" durante la Cena de Camaradería de 2014. En el campo comunicacional, se realizaron producciones audiovisuales que ensalzaban a las epopeyas militares independentistas, así como la caricatura "Zamba" acercaba a la audiencia infantil figuras como San Martín y Belgrano.

Aunque estas acciones generaron una imagen de proximidad entre el kirchnerismo y los militares, también despertaron debates, especialmente por su relación con figuras polémicas como el general César Milani. El gobierno de Alberto Fernández, a pesar de algunos avances en temas como el Fondef y la recomposición salarial, así como la oportunidad dada por el reconocimiento al personal militar en la pandemia del Covid-19, tuvo un impacto más limitado en la relación con el sector militar.

Por su lado, los gobiernos de Cambiemos y La Libertad Avanza han adoptado una postura concretamente favorable hacia las Fuerzas Armadas, destacando la importancia de la unidad entre los militares y la ciudadanía. Durante la administración de Cambiemos, se destacó el desfile militar de 2016 y la campaña para involucrar a las Fuerzas en la lucha contra el narcotráfico y el control de fronteras, aunque con resultados limitados.

La crisis del submarino ARA "San Juan" marcó un punto crítico en su gestión, mostrando las dificultades y desafíos dicha política militar; crisis de la que no pudo recuperarse. La Libertad Avanza, por su parte, ha adoptado un enfoque más pragmático y directo, que muchos analistas comparan con el de Cambiemos. Aunque aún es temprano para evaluar completamente su impacto, su relación con las Fuerzas Armadas parece seguir una línea de continuidad con los discursos elogiosos hacia los uniformados, buscando reforzar la imagen de los militares como guardianes de la Nación.

Un giro sorprendente

A mediados de junio, la expresidenta Cristina F. de Kirchner brindó una entrevista ante Pedro Rosemblat a propósito de cumplirse 50 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón. En esa conversación, de naturaleza exclusivamente política, la exmandataria consagró unas palabras al sector castrense. 

"Hay que repensar el rol de las Fuerzas Armadas. Saber que necesitamos Fuerzas Armadas, bien equipadas. Porque, en el mundo que viene, de nacionalismos y de disputa de recursos (no solamente del litio, o del cobre... el agua), vamos a necesitar Fuerzas Armadas que cuiden... [...]. Tenemos, que tener Fuerzas Armadas equipadas. Para eso el Fondef era muy bueno, pero tenemos que ir por más." 

Un primer elemento de relevancia es que echa por tierra las visiones -marginales, relacionadas con un progresismo extremo- de que las Fuerzas Armadas son innecesarias. Son necesarias para proteger los activos argentinos: los recursos naturales, y para ello se necesitan equipamientos, más de los alcanzados a la fecha.

"Comprender y leer adecuada y correctamente la historia, con sus grises... nadie es inocente. Nadie es inocente, todos tuvieron algo que ver. Pero otros tuvieron más que ver, por las responsabilidades... Porque las armas que tenés como soldado, sea del Ejército, de la Marina, de la Fuerza Aérea, son armas que el pueblo te da, para que defiendas al pueblo y a la Nación y al territorio. Creo que hay que repensar ese rol. Lo tienen que repensar las propias Fuerzas Armadas. Pero no a partir de discursitos, sino de prácticas concretas."

Este giro de la narrativa kirchnerista es uno de los más llamativos. CFK habla de analizar los hechos históricos sin asignar roles de antemano. La sentencia "nadie es inocente", repetida, resonará mucho en los oídos de una militancia muchas veces exacerbada en una idea particular respecto de las Fuerzas Armadas; así como dará a los trasnochados defensores de represores, letra para justificarse en las intenciones del bando guerrillero. Pese a ello, aclara: no hay dos demoños, sigue habiendo solo uno.

El que tuvo la responsabilidad para con la ciudadanía y la ley, legítimamente monopolizando la fuerza -pero con ilegitimidad política-, pero que recurrió a lo subrepticio para "defender" el estilo de vida argentino. Invita a las propias fuerzas a pensarse como defensores de lo propio, no en el sentido "amplio" de defender el régimen -como sucede en Venezuela (defender la Revolución)-, sino defender el territorio, al pueblo y la Nación.

Creo que, en ese sentido, tenemos que generar, desde nuestros espacios políticos, una mirada también diferente, superadora. Que comprenda que va a ser muy importante el rol que las Fuerzas Armadas tienen que cumplir en el mundo que viene." (Fernández de Kirchner, 2024)

Por último, Cristina les habla a los propios, invitándolos a trabajar (tal vez en su Think-Tank -el Instituto Patria) una visión, respecto del rol de las Fuerzas Armadas, superadora, de lo que hubo hasta ahora en el kirchnerismo. 

Estas palabras no son casuales. Hay otro actor en el peronismo que está trabajando para solidificar un voto peronista pro-castrense: Guillermo Moreno. Integra -sin aceptar cercanías- con Santiago Cuneo, el polo peronista que intenta apelar al nacionalismo. Ambos continuamente recurren a la dialéctica castrense, así como a una defensa de lo argentino tal que, sumado a apelaciones religiosas (católicas apostólicas romanas) les otorga el centro del conservadurismo social peronista.

Conocemos de la avidez de la exmandataria, y no sería exagerado pensar que estos debates, ideas y propuestas de cara al segmento militar, no sean casualidad, de cara al propio peronismo.

Los represores no suman

La otra novedad discursiva, fue la planteada el 24 de marzo del corriente por oficialismo, con un video institucional donde se propone una nueva concepción sobre los acontecimientos de esa misma época en 1976, resultó de dudosa capitalización para el gobierno. Tal vez, sí para alguno de los participantes, que fueron reconocidos con altos cargos en el área de Inteligencia, ahora con abultados presupuestos reservados. Dicha postura, tuvo críticas de periodistas y de opositores, pero sin grandes repercusiones en sus apoyos políticos. 

Pero lo que nadie se esperaba en el Gobierno, era la crisis que plantearía la visita a represores por parte de un grupo de diputados libertarios, acaecida el 11 de julio. De ella se desprendieron frentes en todos los poderes del Estado, así como desde todo el arco político.

Los radicales y peronistas dialoguistas mostraron un enérgico rechazo agregando complicaciones a la relación de colaboración-bloqueo que mantienen con el oficialismo en ambas cámaras. Por su lado, dio al peronismo opositor y al kirchnerismo validación antes sus constantes denuncias del carácter de extrema derecha del gobierno, aire que duró poco, gracias al expresidente Alberto Fernández.

Como corolario recrudeció el frente interno, ampliando la brecha entre un libertarianismo crítico con estas acciones, que reivindican a los represores -conceptualmente los representantes máximos de lo opuesto de la libertad, como idea y teoría-, y la vicepresidenta, ampliamente vinculada con sectores que, de manera colateral, buscan lavar alguna de las impugnaciones que imperan por sobre estos jerarcas de la última dictadura.

Lo sucedido en ese penal, vino a complicar a todo el arco político, en una mirada más largoplacista. Un mes antes, Cristina habló de pensar un lugar en la sociedad para las Fuerzas Armadas, Milei lo sostienen a diario. Ahora que la memoria colectiva fue exasperada, ¿toda prospectiva desde la política para con las fuerzas, se pondrá en pausa por un tiempo más?

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