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En 2019, el riesgo país se juega entre “el lobo feroz”, Macri y el peronismo

En 2019, el riesgo país se moverá junto con las encuestas electorales

23 noviembre de 2018

Por Leandro Gabin 

No hay datos económicos que le cambien la cara al país en el corto plazo. Los consultores están debatiendo cuando llegará algún brote verde (obviamente recién en el segundo trimestre del año) del cual el Gobierno pueda agarrarse para empezar a vender la recuperación que matemáticamente no será posible el año próximo. “Por ahora todo está atado con alambre. Bajó el dólar, los precios crecerán menos también porque con este nivel de ajuste es algo lógico... Pero no está en discusión como vas a hacer para que la economía crezca”, reseñó un experimentado consultor económico. La incógnita se explica por la carencia de un plan que genere riqueza y la sensación de que el que está en marcha sólo sirve para apretar el cinturón. Un revival de “vivir con lo nuestro”, pero versión macrista. El déficit cero y el apretón monetario extenderán la recesión, que ahora se postula como algo “saludable” para la economía que viene.

En lo político, el único activo que tiene Cambiemos es la inexistencia de la oposición. O como describió Carlos Melconian recientemente, es Macri o el “lobo feroz”, en referencia a Cristina Fernández de Kirchner.

El analista político Julio Burdman escribió que hubo “diferentes hitos” que permiten pensar que un acercamiento y hasta una eventual unificación de los diversos peronismos está en marcha. “Esto se puede explicar por varios factores: la oposición social al macrismo -y sus estrategias conexas-, la verificación de que el proyecto 'peronista no K' no avanza y la persistencia del liderazgo de Cristina Kirchner. Hay señales. Sin embargo, se trata de un conjunto de movimientos. No se ha cristalizado aún esta unidad, ni tampoco está garantizada”, afirma.

Burdman agrega que no hay demasiadas alternativas para el peronismo -o la oposición- por fuera del espacio que ocupa Cristina. Y también demuestra que las diferencias ideológicas no son tantas. “La expresidenta, en un discurso reciente, llamó a unir 'pañuelos verdes y celestes'. El descontento social con la gestión de Macri, y la necesidad de capitalizarlo, facilitan esta confluencia que meses atrás hubiera parecido impensada”, alerta. Por lo pronto, el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey ya descartó ese camino: “Ir a una interna con Cristina sería una estafa”, espetó para marcar la cancha a que no habrá espacio para el kirchnerismo en su construcción política.

Para el mercado, son todas incógnitas. Primero y principal, si pierde Macri quien viene. Y si gana el actual presidente, a pesar de todo, como sigue la economía. Por ejemplo, el banco JP Morgan estima un caída de 2,7% para 2018 y una de 1,5% para 2019. Para algunos, benévolo. “Actualmente estamos en un entorno macro muy débil y aunque prevemos un mejor escenario para el futuro, necesitamos más datos para tener convicción sobre el camino de recuperación”, afirmaron recientemente en un informe a sus clientes. Por eso no optan por las acciones ni por los bonos. Nadie tiene ganas de comprar activos argentinos. Ni aquí ni allá. Lo único que tienta a los inversores son los bonos en pesos que emite Nicolás Dujovne desde Hacienda. Esta semana sumó casi $34.000 millones con las Lecap y otro bono atado a inflación. En el caso del primero, un instrumento que ostenta una tasa del 51% y un rendimiento (porque salió por debajo de la par) del 60% anual. Nada mal si se piensa que el dólar quedará más o menos quieto.

“No figuramos en el mapa”, dice el gerente de una boutique financiera con lazos en el elenco oficial. El financista cuenta que los inversores del exterior están mirando otra película y que es poco probable que el mercado vuelva apostar por los activos locales (en el corto plazo). De hecho, esto se ve en las valuaciones de las acciones y los bonos, además de que el riesgo país no baja y está clavado en entorno a los 650-700 puntos.

Un muy interesante informe del banco de inversión Puente, la compañía de Federico Tomasevich, dice precisamente eso: habla de cómo el riesgo político golpea a Argentina. “Dado los riesgos de ejecución en el plan de consolidación en 2019, la necesidad de recaudar US$ 26.000 millones en los mercados en 2020 y la incertidumbre por la elección electoral, nos mantenemos posicionados en la parte corta de la curva de rendimientos en dólares de la Argentina”, dicen.

Es más, Puente aclara que el spread de riesgo local se mantendrá alrededor de los 600 puntos hasta que se aclare el escenario para las elecciones presidenciales del próximo año. “En nuestra opinión, la mejora en los fundamentos de Argentina es consistente con una prima de riesgo más baja, pero los fundamentos no tendrán un impacto fuerte hasta el segundo trimestre del 2019 cuando las encuestas comenzarán a mostrar una imagen más clara de la carrera presidencial”, afirma.

En este punto, esperan que el escenario se convierta en binario. “Si las posibilidades de reelección del Gobierno mejoran, entonces esperamos que el riesgo se comprima a la zona de 350 puntos. Si no, los diferenciales podrían ampliarse dependiendo de quién lidera la carrera”, resumió la compañía de Tomasevich.

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