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El debe y el haber que dejó el caso De Vido

Los análisis del día después y las perspectivas políticas sobre la votación que le permitió al diputado nacional conservar su banca

28 julio de 2017

¿El Gobierno ganó o perdió impulsando la expulsión de Julio De Vido de la Cámara de Diputados? ¿Tendrá impacto electoral el desenlace que no fue el esperado?

Frente a esos interrogantes, los legisladores del oficialismo sostienen que era inevitable avanzar en esa dirección porque la Justicia decidió no pedir el desafuero de De Vido y esto los obligó a seguir otro camino para no aparecer con una actitud pasiva y cómplice ante un hecho tan grave.

Pero, además, de cara a las elecciones, en el oficialismo se destacan las ventajas que les reportó el episodio pese a la frustración que significó que el resultado no fuese el deseado. Apuntan a que durante un par de semanas previas a las primarias, el tema de la corrupción del gobierno anterior estuvo en el centro de la agenda pública. También reivindican que la iniciativa sirvió para dividir aguas y dejar en claro quién estaba de cada lado. Y por último, utilizarán el fracaso en el desplazamiento de De Vido como una razón más para invocar frente a los votantes por la cual Cambiemos necesita más fuerza en el Congreso.

Del lado del debe, puede anotarse que Cambiemos no logró su objetivo y el FpV sí. Por otra parte, el eje discursivo basado en hechos de corrupción del gobierno anterior parecería que ya no produce más realineamientos electorales de los muchos que ya generó. Por otra parte, la división que se produjo  a la hora de votar, no fue exactamente la pretendía el Gobierno. Hubo legisladores de partidos provinciales como los de Santiago del Estero y Neuquén y de provincias cuyos gobernadores peronistas tienen buena sintonía con la Casa Rosada, que votaron en contra de la iniciativa oficialista. Se opusieron a la remoción de De Vido algunos diputados que en el pasado acompañaron al Gobierno  y pueden volver a hacerlo en el futuro. Por lo tanto, la división entre los que denuncian la corrupción y quienes de alguna manera se niegan a sancionarla no quedó marcada con la nitidez que pretendía el oficialismo.

No sorprendió la cantidad de votos que obtuvo la moción de expulsar a De Vido. Después de todo, el interbloque de Cambiemos es el más numeroso, el Gobierno tiene mayor capacidad de negociación y el tercer bloque en importancia, el del Frente Renovador apoyaba la iniciativa y no tuvo fisuras como sí las tuvieron otros. Pero sorprendieron los 95 votos que se manifestaron en contra de la expulsión del exministro.

El grueso de los votos por la negativa los aportó el Frente para la Victoria. Y en este momento, en  su interior existen muchas diferencias, pero hay temas, que evidentemente, cohesionan al peronismo. Es un dato que no pueden soslayar quienes aspiren a liderarlo. Con matices, y sin las rigideces del pasado, la política argentina se sigue articulando a partir de un bloque peronista y otro no peronista. El esquema que se conformó en la segunda vuelta presidencial de 2015 será sobre el cual gire la política argentina en los próximos años. Porque las lealtades políticas y las culturas partidarias persisten como se comprobó el miércoles en el Congreso. Con esa realidad deberán  trabajar, durante los próximos años, los legisladores que asuman el 10 de diciembre.

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