El Movimiento Evita, uno de los más numerosos en términos de militantes entre las organizaciones sociales que acompañaron el anterior gobierno, ensayó varios gestos diferenciados de la conducción de Cristina Kirchner en las últimas semanas. A la ruptura con el bloque del Frente para la Victoria en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, por caso, le suma ahora declaraciones ciertamente inesperada por parte de Fernando Chino Navarro, uno de sus líderes, que le valieron la crítica de referentes de otros espacios.
Entre otras cosas, Navarro dijo en una entrevista con La Nación que el FpV era una “herramienta legal agotada”, planteó que la apuesta del justicialismo era “el conflicto en la calle para frenar el ajuste” y pidió “reemplazar sin reproches” a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner como conductora del espacio. “Hoy no tenemos conducción táctica”, sostuvo en otro pasaje, sin dejar de reivindicar la figura de la Presidenta.
También lamentó que dentro del FpV “ha prevalecido el liberal que cada uno tiene adentro” en referencia a las disputas por la conducción de ese espacio. “Nadie niega el rol de Cristina, pero en el día a día nos tenemos que armar nosotros”, concluyó el dirigente.
Las críticas y reproches por parte de otros sectores del kirchnerismo no tardaron en llegar. Sobre todo, de parte de aquellos que formaron parte, junto al Evita, del Unidos y Organizados. El exlider piquetero Luis D'Elía fue uno de los primeros, desde las redes sociales, cuestinando también la aparición de Emilio Pérsico, otro dirigente de la agrupación, en un acto con el presidente Mauricio Macri. En La Cámpora, más prudentes para manifestar su fastidio, también expresaron sus discrepancias.
A su vez, los dichos del dirigente recibieron cuestionamientos de parte de sectores oficialistas que consideraron su opinión como una desafortunada declamación desestabilizadora.
