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Adversidades que el Gobierno supo reencauzar

08 septiembre de 2016

por Juan Radonjic

En dos oportunidades, el Ejecutivo sintió que los otros poderes le habían marcado límites y fijado la agenda y las vivió como derrotas. Pero con el tiempo, lo ayudaron a descomprimir situaciones conflictivas.

La primera de ellas fue cuando el Congreso de la Nación con el voto de todos los legisladores de la oposición, aprobó el proyecto antidespidos que nunca se convirtió en ley porque el Presidente lo vetó. La oposición cumplió con su papel porque puso sobre el tapete un tema relevante y se hizo cargo de una preocupación social aunque sabía, de entrada, que el destino del proyecto era el veto. Como no tenía los votos necesarios en el Congreso para insistir con el proyecto, aceptó resignadamente la decisión presidencial.

Pero, más allá del costo político que siempre implica un veto, tuvo un lado positivo porque a partir de allí el Gobierno le dio más impulso a su agenda social. Adecuó su discurso y convocó a los empresarios a la Casa Rosada para que se comprometieran a no realizar despidos. Hoy el debate con las organizaciones sindicales está centrado en la reapertura de las paritarias más que en el empleo porque la situación del mercado de trabajo depende, en buena medida, de que la economía vuelva a crecer.

El otro caso

Otro tanto puede decirse del fallo de la Corte Suprema en el tema de las tarifas. El Gobierno lo tomó muy mal porque creía que tenía las atribuciones suficientes para subirlas en los porcentajes que consideraba necesarios y sin realizar audiencias públicas. Pero la Corte avaló el fallo de la cámara de La Plata y sostuvo que los aumentos debían respetar un criterio de gradualidad y que no podían obviarse pasos previos que están consagrados en el artículo 42 de la Constitución Nacional.

El Gobierno cambió la estrategia a partir de ese fallo. Ahora propone subas mucho más acotadas y realizó reuniones con distintos sectores políticos y sociales. De esa manera, el Gobierno comenzó a encuadrar un tema que había generado mucha tensión social y que estaba deteriorando su popularidad.

La Corte, además, no avaló las cautelares dispuestas por la cámara de La Plata en el caso aumento de las tarifas de electricidad lo cual le permite al Gobierno seguir adelante con los aumentos. Por lo tanto, decisiones de los poderes Legislativo y Judicial que el Ejecutivo inicialmente sintió como derrotas, le abrieron luego, por distintos motivos, las puertas para destrabar situaciones complejas.

Se trató, además, de una prueba de que el funcionamiento adecuado de las instituciones no es una demanda de republicanismo abstracto sino que tiene consecuencias sobre las condiciones de vida de los argentinos.

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