Mientras el Partido Socialdemócrata (PDS), ganador de las elecciones alemanas, negocia con otros partidos para formar un gobierno de coalición, la incansable canciller Angela Merkel, quien se retirará de la política una vez que el PSD asuma, continúa trabajando.
Ayer, la líder alemana se reunió de manera virtual con el presidente de China, Xi Jinping, para analizar las relaciones bilaterales. Para el país germano, el Gigante Asiático representa su principal socio comercial: el 8% de sus exportaciones van hacia China, mientras que el 11,4% de sus importaciones provienen de allí.
Es por ello que, durante sus 16 años en el poder, pese a que Merkel siempre priorizó la relación de su país con EE.UU., nunca dejó de acercarse a Pekín, lo que genera que Xi Jinping la considere una “vieja amiga”.
Durante el encuentro, el líder chino también saludó "los intercambios profundos" realizados con la canciller a lo largo de los años, que hicieron posible "el desarrollo regular y sólido de las relaciones" bilaterales.
"Aunque deja el cargo, siempre será amiga del pueblo chino. El pueblo chino trata a los amigos con amor y respeto. Atesoraremos la amistad entre usted y China", agregó.
Por otra parte, Xi explicó que los intercambios exitosos con Alemania "prueban que las relaciones entre Estados pueden evitar los juegos que siempre llevan a perder", es decir, cuando las ganancias de un país se traducen en pérdidas obligatorias para el otro.
En este sentido, más allá de la despedida de Merkel, esta última idea de Xi refleja la preocupación de Pekín sobre el futuro de sus relaciones con el país germano y la Unión Europea.
Hace unas semanas, antes de ganar en los comicios generales, el líder del PSD, Olaf Scholz, catalogó la alianza transatlántica con EE.UU. como "esencial", aunque no hizo referencias al Gigante Asiático. Por ello, un acercamiento mayor de Berlín hacia Washington podría complicar aún más las relaciones de China con el Viejo Continente.
