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Tiempo de cambios en el BID: llegó Claver-Carone

MAURICIO-CLAVER-CARONE
MAURICIO-CLAVER-CARONE
Héctor Rubini 14 septiembre de 2020

Por Héctor Rubini (*) 

En la votación de este sábado, quedó consagrado Mauricio Claver-Carone como nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por 5 años a partir del 1° de octubre. Por primera vez será presidido por un ciudadano estadounidense, marcando el inicio de un ciclo cuyos lineamientos probablemente se conozcan con más precisión después de las elecciones presidenciales en EE.UU.

Claver-Carone se impuso con el voto a favor del 65% de los países miembro, que suman casi el 69% del capital de la entidad. La votación es secreta, pero todo indica que las únicas abstenciones habrían sido las de nuestro país, Chile, México, Perú, Trinidad y Tobago y 11 países europeos. El Gobierno de Argentina impulsaba la nominación del Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, y el de Costa Rica la de su expresidente, Laura Chinchilla.

¿Quién es Claver-Carone? Es un abogado de 45 años de edad, de madre cubana y padre español. Nació en Miami, y pasó su niñez y juventud alternando entre España y Orlando (Florida). Cursó estudios universitarios en EE.UU. graduándose en Derecho en el Rollins College, completó el doctorado en Derecho en la Catholic University of America y obtuvo una maestría en Derecho Internacional y Comparado en la Georgetown University, y fue profesor asistente y adjunto en estas dos últimas universidades. Actualmente es el Director de Asuntos para el Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad de EE.UU. Fue asesor en el Tesoro y representante de EE.UU. en el FMI cuando se aprobó el primer préstamo para nuestro país en 2018. Se caracteriza por una actitud dura contra el eje Cuba-Venezuela-Nicaragua e integra de uno de los núcleos más duros de la administración de Donald Trump contra la influencia de la República Popular China en nuestro continente.

Carone participó de la ampliación del programa “América Crece” anunciado en diciembre pasado y del programa “Regreso a las Américas” lanzado en julio pasado. El primero es un programa de apoyo financiero para inversiones de empresas estadounidenses para proyectos de infraestructura y energía en el continente, salvo en Cuba, Venezuela y Nicaragua. El segundo, es un plan de facilidades financieras de unos US$ 30.000 millones para fondear la relocalización en América Latina de inversiones estadounidenses en Asia, básicamente en China. De todas formas, ha sido más significativa su actividad de lobby y política, que la relacionada con temas de economía y finanzas.

Este perfil y la tradición de presidentes latinoamericanos fueron los argumentos para contrarrestar su candidatura, pero ningún reglamento ni estatuto del BID impide la postulación de un representante estadounidense. Además, no es el primer titular del BID no nacido en América Latina. El saliente Luis Alberto Moreno, de nacionalidad colombiana, nació en Philadelphia, Pennsylvania, EE.UU., y su antecesor, Enrique Iglesias, de ciudadanía uruguaya, es de origen español, ya que nació en El Franco, Asturias.

La pugna por la silla del BID cobró notoriedad en junio cuando el presidente de EE.UU. confirmó la nominación de Claver-Carone. De inmediato se conoció una carta abierta de rechazo de varios expresidentes de la región y en julio, otra de ocho excancilleres argentinos. La posición de fuerza del candidato de la Casa Blanca quedó en evidencia a principios de agosto cuando el Gobierno de Colombia difundió una lista de 17 países a favor de Claver-Carone. Entre ellos, Brasil, Bolivia, Uruguay y Paraguay. El estadounidense luego criticó a los gobiernos de Argentina, Costa Rica, México y otros países por intentar postergar la elección para marzo de 2021: “Estados Unidos se alzará contra cualquier intento de secuestrar la elección”, dijo y agregó: “Quieren robarse el balón y salir corriendo de la cancha. Obviamente así no se juegan los partidos. Hay reglas”. También se expresó contra el canciller chileno José Miguel Insulza, lo que fue luego repudiado por seis exministros de Relaciones Exteriores de Chile.

En los días siguientes, la oposición a Claver-Carone se derrumbó rápidamente. El 3 de septiembre Chinchilla se “bajó” y dos días después el Gobierno de México anunció que daría quórum para la votación, en lugar de no participar. El jueves pasado, Argentina debió desistir de nominar formalmente a Béliz y anunció que participaría llamando a la abstención. Claver-Carone fue así el único candidato y logró el voto favorable de 23 de los 28 países miembro del continente.

Este proceso también tuvo un capítulo aparte con las frustradas candidaturas del Gobierno de Brasil. El 10 de diciembre de 2019 Claver Carone se retiró de Buenos Aires sin asistir a la asunción del presidente Alberto Fernández al enterarse de la invitación a la jura presidencial a un ministro del Gobierno de Venezuela. Diez después, el senador de Florida Marco Rubio envió una carta al Presidente Trump pidiendo que impulse el ingreso de Brasil a la OCDE y a los programas asociativos de la OTAN. Al mes siguiente la embajada de EE.UU. en Brasil informó que la Casa Blanca propondría a la OCDE el ingreso de Brasil, lo cual fue confirmado en marzo en un comunicado conjunto de Trump y Jair Bolsonaro. De esa forma quedó en la nada la recomendación de agosto de 2019 de Michael Pompeo al titular de la OCDE, Angel Gurría, a favor del ingreso de Argentina y Rumania.

Esto habría alentado al Gobierno de Brasil a impulsar un candidato propio y gestionar el apoyo de EE.UU. Desde febrero sonaba fuerte el nombre de Marcos Troyjo, secretario especial de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales del Ministerio de Economía. Pero este funcionario integraba también el directorio del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y fue electo, en mayo, presidente de esa entidad. El ministro de Economía Paulo Guedes propuso al presidente Bolsonaro la nominación de Rodrigo Xavier, extitular de las filiales de UBS y Bank of America en Brasil. El propio ministro se lo comentó a principios de junio al titular del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin. Este no se comprometió con apoyarlo y el 15 de junio le avisó a Guedes que al día siguiente se anunciaba la nominación de Claver-Carone. Los funcionarios y asesores de la Cancillería de Brasil convencieron a Bolsonaro para que desista de inmediato de presentar un candidato propio. El 17 de junio Itamaraty comunicó a EE.UU. su apoyo al candidato de Washington, cerrando un episodio que dejó mal parado al ministro Guedes, y también al presidente de Brasil. Claver-Carone mismo reveló que dos semanas antes Bolsonaro le habría dicho a Trump que, si bien pensaba en un candidato propio, apoyarían a un candidato estadounidense, de modo que toda la movida de Guedes carecía ya de sentido alguno.

La impronta que se espera del nuevo presidente es el de forzar la salida la región (y probablemente también del BID) de la República Popular China. No es de hoy que hay fricciones entre la Casa Blanca y Beijing en el seno del BID. En marzo del año pasado el Gobierno chino prohibió la entrada al país del economista venezolano Ricardo Hausmann. El entonces economista de Juan Guaidó había sido aceptado por la Corporación Interamericana de Inversiones (BID Invest) como gobernador ante el BID en lugar de Armando León, funcionario del Gobierno de Maduro. Ante la decisión del Gobierno chino, el BID, y bajo la visible presión de la Casa Blanca, resolvió cancelar la Asamblea Anual del 28 al 31 de marzo de 2019 en Chengdu (China) y reprogramarla para julio del año pasado en Guayaquil (Ecuador). El episodio marcó el inicio de una guerra abierta en la entidad entre EE.UU., titular del 30% del capital de la entidad y la República Popular China, admitida en 2009 y titular del 0,004%.

La llegada de Claver-Carone indica el inicio de una etapa diferente para la entidad y el acceso a sus líneas de préstamo. Si triunfa Trump en las elecciones de noviembre, los nuevos créditos del BID priorizarán (de mínima) a los países no alineados con China, ni con el eje La Habana-Caracas. Si triunfa Biden, todo dependerá de cómo quedará la composición del Senado estadounidense, que debería aprobar las nuevas inyecciones de fondos al BID a partir de 2021. Lo único que queda claro es que con de Claver-Carone vienen tiempos de cambio en el BID, y probablemente muy significativos.

(*) Economista de la Universidad del Salvador (USAL)

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