China abandonó una práctica de décadas y no fijó para este año una meta de crecimiento como consecuencia de la incertidumbre que provoca el coronavirus. En su mensaje ante la Asamblea del Pueblo el premier Li Keqiang afirmó que el gobierno se focalizará en sostener el empleo y la inversión. También ratificó que continuarán las políticas de estímulo de la actividad económica. China, es el principal exportador del mundo y por eso su desempeño económico está condicionado a que las economías de sus principales socios comerciales se recuperen. Un punto clave del mensaje de Li es que ratificó la voluntad de instrumentar la Fase 1 del acuerdo comercial firmado con Estados Unidos. Entre los objetivos que cuantificó el gobierno de China para 2020 están la creación 9.000.000 de empleos urbanos, una inflación de 3,5% (algo mayor que la del año pasado) y un déficit fiscal de 3,6% del PIB, aunque los analistas entienden que sería mucho mayor si se computa adecuadamente la emisión de bonos.
El FMI pronostica que China crecerá 1,2% este año, pero los economistas privados son más optimistas y se estiran hasta el 1,8%. Queda claro que el aporte de China a la recuperación de la economía global no será significativo en esta oportunidad como lo fue antes y es particularmente una mala noticia para los países exportadores de materias primas cuyos precios se verán afectados si su principal comprador crece poco.
