Pasaron las convenciones partidarias y la campaña electoral de Estados Unidos entra en sus últimos 70 días, que tendrá n un capítulo relevante el 10 de septiembre cuando se realice el debate presidencial.
Kamala Harris salió más fortalecida de la Convención porque se vio a todo el Partido Demócrata encolumnado detrás de su candidatura. El encuentro tuvo un tono optimista que se contrapuso con la visión lúgubre sobre la situación del país que transmitió la convención de los republicanos.
Harris monopolizó el mensaje político porque los discursos de quienes la precedieron en el escenario hicieron hincapié en sus virtudes personales que contrapusieron con las falencias morales de Donald Trump. Harris fue presentada como el paradigma de la preocupación por los demás y el interés general mientras que el expresidente fue descripto como un condenado que solo piensa en sus propios intereses. Se habló de sus propuestas dejando en claro que consideran que el mensajero es aún peor que el mensaje.
Pero la política gira sobre políticas, y de eso hubo poco con la excepción del discurso de Bernie Sanders.
De esa manera, se despejó el terreno para que las definiciones sobre lo que cabe esperar en los próximos cuatro años quedaran exclusivamente en manos de la candidata. Durante su mensaje sostuvo que aspira a reconstruir la clase media de la que dijo provenir mostrando la diferencia entre su origen social y el de Trump. Si bien su discurso contuvo las definiciones tradicionales de los demócratas procuró correrse al centro en temas sensibles como el de la inmigración ilegal.
En los próximos días se conocerán encuestas sobre intención de voto que mostrarán el impacto que tuvo la convención de los demócratas. Por ahora, Trump continúa liderando la carrera porque se impone en cinco de los siete estados considerados decisivos para lograr la mayoría en el Colegio Electoral.
