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Análisis

El mundo se prepara para un Ártico sin hielo

A medida que el cambio climático afecta cada vez más la región, los países se preparan para aprovechar las nuevas oportunidades.

El mundo se prepara para un Ártico sin hielo
Antonella Gris 30 junio de 2024

El Ártico, según sus referencias geográficas, se ubica conteniendo al Polo Norte e incluye una porción considerable de tierra que se extiende en una superficie de 16.500.000 km² y una gran masa de agua que lo rodea, conocido como Océano Ártico. 

Como tal, suele ser un territorio lejano y para muchos considerado como inhóspito, a pesar de que existen allí pueblos nativos incluso.

Sin embargo, lo cierto es que es el punto de convergencia de los llamados "ocho países árticos": Rusia, Canadá, Dinamarca, Noruega, Estados Unidos, Islandia, Suecia y Finlandia. 

De los mencionados anteriormente, los primeros cinco encuentran sus límites fronterizos en el Océano Ártico. Esto mismo, a través de los años ha implicado históricas disputas territoriales y marítimas. 

Pero, desde 1996, se creó el Consejo Ártico que actúa como un foro de cooperación intergubernamental donde se debaten ideas entre los Estados Árticos e incluso se agregan otros actores como las comunidades indígenas árticas u ONGs ambientales. 

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Nuevos intereses más allá de la soberanía

No obstante, pese a las recurrentes tensiones entre los actores sobre cuestiones ligadas a la soberanía en el territorio actual, lo cierto es que el escenario está cambiando. 

En el estudio de la estrategia como teoría y como método, el escenario obedece a la localización actual de los intereses que están en juego para cada actor. A su vez, los intereses podríamos definirlos como aquellos objetos a los cuales se le asigna un valor. 

Con esto, hasta el momento, se puede advertir que los Estados Árticos tenían interés principal y casi exclusivamente en la soberanía del territorio. 

Pero, ¿qué sucede cuando cambia el panorama de la cuestión estratégica? ¿Qué podría cambiarlo?

En principio, se da una reconfiguración de toda la situación y de la estrategia planificada por cada actor. Respecto a las causas que podrían generar este punto de quiebre, por supuesto podemos recurrir a un análisis multifactorial, sin embargo, en este caso, nos enfocaremos en el cambio climático como principal variable interviniente. 

En este sentido, y de forma simplificada, el calentamiento global se puede explicar como el efecto que se genera por el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera y el aumento de la temperatura en el planeta que éstos generan, como, por ejemplo, el cambio del curso de los vientos y su intensidad. 

Según un estudio de la Universidad de Washington, en las últimas dos décadas, el Mar de Beaufort, el reservorio de agua dulce más grande del Ártico, ha experimentado un aumento alarmante del 40% en su contenido de agua dulce, causado principalmente por el derretimiento del hielo glacial. 

Principales recursos naturales: petróleo, gas y minerales 

Tal como sucedió en la Antártida en el siglo XX, en la actualidad el cambio climático ha develado oportunidades que plantean nuevos intereses geoestratégicos en juego en el Ártico por parte de los estados ribereños. 

Se estima que el Ártico alberga el 70% de las reservas mundiales de gas natural y el 50% de las de petróleo, convirtiéndolo así en una zona especial para la industria energética. Además, los deshielos dejan al descubierto minerales como níquel, cobre o incluso uranio, como se encuentra en el Canadá Ártico.

No obstante, el deshielo no sólo abre un abanico de oportunidades en cuanto a la explotación de recursos, sino que también abre paso a nuevas rutas marítimas que acortan significativamente las distancias entre Europa, Asia y el Pacífico, dinamizando el comercio internacional de las economías de la región. 

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¿Un nuevo mar bajo el dominio ruso? 

A pesar de que cada uno de los Estados Árticos pretende tener su porción e influencia en la región, lo cierto es que Rusia es el actor más privilegiado y con más potencial. 

De este modo, posee un perfecto escenario favorable al controlar cerca del 60% de la plataforma continental ártica. 

Pero eso no es todo, ya que Rusia, en las últimas décadas, se ha ocupado de la formulación de una estrategia Ártica. En este sentido, ha definido sus fines de mayor jerarquía haciéndolos públicos en los "Fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el Ártico hasta 2020 y con una perspectiva ulterior". 

Allí, clasifica como principales áreas árticas de interés a los siguientes objetos: recursos naturales; transporte; seguridad y ciencia. 

Como parte final de su estrategia, Rusia posee sus medios, traducidos en unidades de guardacostas y marina, especializados en el patrullaje y protección de las aguas y recursos de la zona. 

Por último, por supuesto, también cuenta con barcos comerciales. 

Pero, sin dudas, lo más relevante es su contundente flota de rompehielos nucleares que aseguran la navegación durante todo el año por la Ruta Marítima del Norte. La lógica estratégica es clara, hay coincidencia y sentido de los medios en relación con los fines. 

Consideraciones finales

El Ártico como nuevo campo de puja en el mundo es una realidad que no solo incluye a los Estados árticos sino a otras potencias como China que insisten en tener interés en el territorio -principalmente para su iniciativa Road and Belt Iniciative- y se proyectan como "Estados próximos al Ártico". 

En este sentido, supone un nuevo reto geoestratégico para el mundo que necesitará de una gestión responsable teniendo en cuenta que se trata de uno de los lugares menos regulados del planeta. 

A diferencia de su hermana la Antártida, quien goza de un tratado internacional que la define como un continente desmilitarizado y no comercial, - incluso planteando un paraguas de los reclamos de soberanía-, el Ártico presenta una situación legal más compleja debido a que parte de su extensión pertenece a la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de cinco diferentes países. 

El conflicto es el estado natural del ser humano por lo cual es menester que los principales Estados involucrados planeen una estrategia holística para su actuación en el Ártico, sea o no un escenario inmediato de conflicto. Como se dice en la jerga, la estrategia se refiere a prosperar tanto en la paz como en la guerra. 

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