La economía de China está perdiendo impulso. El PIB creció 6,3% en el segundo trimestre del año en comparación con el mismo periodo del año pasado cuando había muchas regiones del país con sus actividades restringidas por el Covid.
De todas maneras, la expansión fue menor a la que esperaban los analistas.
Por otra parte, la expansión con relación al primer cuarto fue de solo 0,8%. A su vez, las ventas minoristas subieron el 3,1% anual en junio mostrando una fuerte desaceleración frente al registro de mayo.
La tasa de desempleo urbano se mantuvo sin cambios en 5,2% con la desocupación juvenil trepando al 21,3%. Mejor fue el resultado de la producción industrial con un incremento de 4,4% anual superando el 3,5% anotado en mayo.
La inversión en activos fijos creció 3,8% en los primeros seis meses del año superando los pronósticos.
- Los datos reavivarán el debate sobre la necesidad de poner en marcha nuevas medidas de estímulo para que el PIB crezca 5% que es el objetivo del Gobierno.
A principios de año, se la consideraba una meta demasiado modesta, pero ahora los bancos de inversión están recortando sus pronósticos. Citigroup ajusto su proyección de crecimiento de 5,5% a 5% y correcciones similares hicieron JPMorgan y Morgan Stanley.
- China tiene cierto margen para medidas monetarias expansivas porque la suba del índice de pecios al consumidor es mínima y hay deflación en el caso de los precios a los productores.
Aunque el desempeño de la segunda economía del mundo estuvo por debajo de lo esperado, su crecimiento será muy superior al de los países desarrollados y más que duplicará el incremento del PIB global que el Banco Mundial estima en 2,1% en 2023.