Aunque aún faltan varios meses para que las internas del Partido Republicano comiencen, los candidatos ya arrancaron con sus campañas y una de las propuestas más repetidas es que se endurecerá la postura de Estados Unidos frente a China.
Esta semana, en un discurso sobre política económica, el candidato presidencial y gobernador de Florida, Ron DeSantis, culpó repetidamente a China de socavar la fortaleza financiera de Estados Unidos, mencionándola más de 11 veces en 20 minutos.
Por su parte, la exembajadora ante la ONU Nikki Haley publicó esta semana un plan para confrontar con el Gigante Asiático, al que llamó "la amenaza más peligrosa a la que se ha enfrentado Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial".
Y, como no podía ser de otra manera, el máximo candidato a ganar las internas, Donald Trump, publicó un artículo de opinión en Newsweek, en el que acusó al Departamento de Justicia de perseguirlo porque estaba tratando de "acabar con la venta de nuestro país a la China comunista".
Los ataques del Partido Republicano no son para nada nuevos, ya que estos fueron una de las principales herramientas que utilizó Trump para afianzarse en la presidencia, siendo su guerra comercial contra China el mejor ejemplo de esto.
Sin embargo, los republicanos parecen haberse percatado de que aproximadamente la mitad de los estadounidenses tienen una mala imagen de China: según una encuesta de Pew Research, alrededor del 50% de los estadounidenses identifican a China como la mayor amenaza para su país.
No caben dudas de que, en un Sistema Internacional anárquico, el significativo crecimiento de China la convierten, de por sí, en una amenaza para Estados Unidos y sus intereses a lo largo de la Tierra.
Pero, en un momento en el que el gobierno de Joe Biden está tratando de estabilizar la intensa rivalidad entre las dos economías más grandes del mundo, la línea de ataque adoptada por los candidatos republicanos va más allá de la cuestión geopolítica.
Por ello, no solo acusan a China de ser una amenaza para la seguridad nacional, como Rusia o Irán, sino que también la definen como una gran amenaza económica, por lo que desvincular la economía estadounidense del Gigante Asiático es clave para la salud económica de la nación.
