Un ataque aéreo israelí provocó un incendio que ocasionó la muerte de 45 personas en un campamento de tiendas de campaña en la ciudad de Rafah, Gaza.
Como era de esperar, el ataque fue repudiado a nivel internacional, lo que obligó al primer ministro, Benjamin Netanyahu, a aclarar que la intención no era causar víctimas civiles.
"En Rafah, ya evacuamos a cerca de 1 millón de residentes no combatientes y, a pesar de nuestro máximo esfuerzo para no dañar a los no combatientes, algo lamentablemente salió trágicamente mal", dijo en un discurso en el Parlamento.
Los sobrevivientes dijeron que las familias se preparaban para dormir cuando el ataque golpeó el barrio de Tel Al-Sultan, donde miles de personas se refugiaban después de que las fuerzas israelíes comenzaran una ofensiva terrestre en el este de Rafah hace más de dos semanas.
Más de la mitad de los muertos eran mujeres, niños y ancianos, y es probable que el número de caídos aumente debido a las graves quemaduras que sufrieron otras personas.
Israel ha mantenido su ofensiva a pesar de un fallo del máximo tribunal de la ONU que le ordenó detenerse.
El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que estaba "indignado" por los últimos ataques de Israel: "estas operaciones deben parar. No hay zonas seguras en Rafah para los civiles palestinos".
Por su parte, la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, y el jefe de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, dijeron que el fallo de la Corte Internacional de Justicia debe ser respetado.
"El derecho internacional humanitario se aplica a todos, también a la conducción de la guerra por parte de Israel", agregó Baerbock.
Hasta ahora, más de 36.000 palestinos han muerto en la ofensiva israelí, según el Ministerio de Salud de Gaza.
