Tras una nueva reunión del politburó del Partido Comunista chino, el gobierno de Xi Jinping se comprometió a intensificar las medidas de estímulo mientras que la economía enfrenta lo que se describió como "nuevas" dificultades y una recuperación "tortuosa".
En el segundo trimestre, la economía china creció 6,3%, muy por debajo del 7,1%. Además, en términos intertrimestrales el crecimiento fue del 0,8%, muy por debajo del 2,2% registrado en enero-marzo, a lo que se suma que el país podría estar enfrentándose a una deflación.
Es por ello que el politburó instó a una postura fiscal "proactiva", una política monetaria "prudente", un yuan estable, mercados de capital más animados, medidas para desactivar los crecientes riesgos financieros y mejoras en la confianza empresarial y del consumidor.
Además, señaló reducciones no especificadas en impuestos y tarifas, y reforzó las expectativas de que las inyecciones de liquidez del Banco Central o los recortes de las tasas de interés serán de tamaño limitado.
Por otra parte, el politburó se refirió a las deudas de las administraciones locales y dijo que se formulará "una cesta de planes" para resolver los riesgos derivados de dichas deudas, que los economistas estiman en más de US$ 9 billones.
El politburó también reiteró que quiere convertir el consumo doméstico en un motor clave del crecimiento. Por ello, buscará impulsar el consumo de automóviles, productos electrónicos y artículos para el hogar y promover el turismo, el deporte, el entretenimiento y la cultura.
Otra de las cuestiones que preocupan en China es la cifra de desempleo juvenil, que en junio alcanzó el récord de 21,3%, frente al 20,8% de mayo.
Respecto a esta cuestión, el politburó dijo que se deben realizar esfuerzos para "estabilizar el empleo desde una perspectiva estratégica", ya que les preocupa que un mercado laboral lento plantee riesgos de inestabilidad social.
