Panorama
El fin de semana ya tuvo muchísima convulsión internacional por la fallida respuesta de Irán con el lanzamiento de 80 toneladas de bombas sobre Israel, pero con el 99% de esos drones y misiles detenidos por la "coraza de hierro", el ultramoderno sistema de armas que tienen los israelíes en medio de una zona que es un polvorín.
Mientras ese armamento estaba en el aire, muchísimos analistas financieros pronosticaron que se venía una semana con altísima incertidumbre para los mercados internacionales. Pero como casi ningún cohete terminó haciendo demasiado daño, casi no hubo reacción, y ni siquiera se movió el petróleo, la materia prima que supuestamente saltaría si los iraníes demostraban que su poderío era verdadero, pero no lo fue, y el barril quedó inmóvil, con la cotización sin cambios.
Después, en la apertura del lunes, aparecieron dos datos dentro de EE.UU. que sí tuvieron impacto. Por un lado, las estimaciones agrícolas plantean que los norteamericanos apuntan a tener una buena cosecha granaria este año, como Argentina, por lo que el precio de los granos terminó bajando fuerte, tanto en la Bolsa de Chicago como en la de Rosario.
Pero el dato principal tuvo que ver con un repunte mayor de lo esperado en las ventas minoristas norteamericanas: un sondeo de Reuters esperaba un marzo 0,3% por arriba de febrero y se terminó concretando un aumento del 0,7%.
Al quedar demostrado que la verdadera amenaza de Irán puede ser únicamente el envío de terroristas individuales de Hezbollah provocando alguna destrucción puntual en cualquier lugar del planeta, con la economía de EE.UU. a todo vapor, la preocupación se volvió a centrar en todo el tiempo que deberá tener la Reserva Federal su tasa base en las alturas. De ahí que se concretó una fuerte suba para las tasas largas de EE.UU.: se pagó 5,2% anual a 1 año de plazo, 4,6% a 5 años, 4,6% a 10 años y 4,7%% a 30 años, los niveles más altos en seis meses.
Con todo este movimiento, los grandes ganadores internacionales de la apertura de la semana fueron el súper dólar global, que saltó contra todas las monedas al nivel más alto de los últimos tiempos, al tiempo que los metales tanto preciosos como básicos pegaron un brinco, con un salto de proporciones para la onza de plata que se acerca a los US$ 29 y está por romper su récord corto de cuatro años, con muchos preguntándose si reaccionará igual que después de la crisis de 2008, cuando llegó a rozar los increíbles 50 dólares.
Pero de movida, la gran novedad fue el súper dólar. Mientras las criptomonedas cayeron como papelitos, en el exterior el dólar subió 1,2% en Brasil y Chile, 0,6% en Japón, 0,4% en México, 0,2% contra el euro y 0,1% en China y no cambió contra la libra. Y esto demuestra que el billete de EE.UU. está en el mayor nivel de los últimos años, completamente a contramano de lo que estuvieron pronosticando los grandes bancos de inversión (esperaban que las tasas bajaran rápido y que el billete verde se pinchara, sin un susto mayúsculo en el mundo por el temor geopolítico global).
En Argentina, mientras tanto, la situación fue bastante diferente. Siguen las conversaciones del equipo económico para enviar esta vez una segunda Ley Bases más reducida, con ajuste fiscal, blanqueo y reforma laboral, más consensuada sobre todo con los gobernadores.
Pero a pesar del esfuerzo, el mercado ya no está entusiasmado como antes. Con un dólar exportador anclado en $944,76, el BCRA compró US$ 111 millones en el mercado, pero al final del día el la autoridad monetaria perdió reservas por US$ 83 millones, algo que no sucedía desde hace bastante tiempo. Y, en línea con eso, el dólar blue subió $10 $1.015, el Senebi saltó $18,65 hasta $1.071,30, el MEP saltó $17,94 hasta $1.022,49 y el contado con liquidación saltó $21,73 hasta $1.074,37. Por lo que la brecha entre oficial y blue fue del 11% y la del CCL con el mayorista fue del 24%.
Y detrás de eso, mientras el dólar levanta vuelo en el mundo y reacciona en Argentina, sobre todo después de tasas de interés tan negativas en los bancos (que pagan menos del 4,8% mensual, con una inflación que viaja mucho más arriba), el valor de los títulos argentinos se sigue desinflando.
Sin mucho volumen, los bonos argentinos bajaron algo más del 2% y el riesgo país subió 44 unidades hasta 1.375 puntos básicos, cada vez más lejos del soñado acceso al crédito voluntario, mientras el ministro de Economía Luis Caputo viajó a EE.UU. a la reunión de primavera del FMI, para ver si consigue fondos frescos del Fondo, del BID, del Banco Mundial o de donde sea.
Los altos datos de inflación más ventas minoristas que no paran pronostican que la Fed no moverá su tasa base del 5,5% anual hasta agosto o septiembre (antes de la presidencial de noviembre en EE.UU.), y con eso la Bolsa de Nueva York terminó en rojo con los peores valores en el horario de cierre: el Dow bajó 0,7%, el S&P cedió 1,2% y el Nasdaq cayó 1,8%. Mientras que la Bolsa de San Pablo bajó 0,5% y la de México perdió 1%.
Pero si les fue mal a las Bolsas del mundo, debe decirse que el mercado bursátil local fue por lejos el peor de todos. Casi sin negocios, con apenas $5.111 millones operados en acciones y $5.867 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 3,8%.
En tanto que los ADR argentinos que se transan en Nueva York mostraron una caída en bloque del 2% al 8% para Supervielle, Macro, TGS, Central Puerto, Edenor, Galicia, Telecom, Francés, Pampa E, Despegar, YPF, Cresud, Loma Negra y Mercado Libre.
Veremos cómo siguen las cosas porque este 2024 tiene un cisne negro en cada esquina. Por lo pronto, en la apertura de la semana el petróleo no se movió, el oro alcanzó otro récord histórico, pero la suba del día fue la de la onza de plata, que arañó un aumento del 3%.
También hubo un brinco para los metales básicos, que son insumos de las industrias, y sobre todo del sistema bélico que se está armando.
En cuanto a granos, hubo precios hacia abajo tanto en Chicago como en Rosario, con fuerte descenso para la soja en ambos mercados. Y el desaliento del día fue para los criptoadictos, que a minutos del "halving" (el menor minado de Bitcoin) vieron como la moneda estrella de ese panel perdió nada menos que 4,8%, mientras que otros valores menores de ese mismo sector tuvo derrumbes del hasta el 22%.
