El Economista - 70 años
Versión digital

mar 16 Abr

BUE 18°C

¿Volver o no a las oficinas? El debate para la futura normalidad en la pospandemia

La vuelta a las oficinas será gradual y más bien selectiva. Además, los espacios físicos cambiarán dramáticamente.

oficina
oficina
30 junio de 2021

Por Alfredo Reta

Nada será igual. ¿O todo volverá a ser como antes?

Entre los desafíos que la pandemia le trajo al mundo del trabajo está el jaque a la presencialidad y la apertura al trabajo remoto que en muchos casos en el pasado era mirado con cierto recelo.

¿Se alcanzará una “nueva normalidad” para las formas y lugares de trabajo? Y de ser así, ¿cuál sería ese nuevo estándar?

¿Volverán masivamente a sus oficinas los empleados que en muchos casos aún no han regresado desde el primer confinamiento del 2020? ¿Qué tendría que pasar para que ello suceda?

El avance de la vacunación, la ansiada inmunidad de rebaño, la aparición de la cepa Delta, la inminencia o no de una tercera ola, son todas variables que lejos de resolver complejizan aún más los dilemas planteados.

Volver o no, cuándo y cómo son en la actualidad temas de debate dentro de las empresas.

En el ínterin, ya se pueden observar cambios concretos en el medio-ambiente de las empresas en relación al trabajo y la presencialidad que sí parecen haber desembarcado para quedarse definitivamente.

Uno de estos efectos, acaso el más visible, es el de las oficinas propiamente dichas y su consecuencia sobre el mercado inmobiliario de las mismas. Muy grande ha sido la tentación de intentar monetizar el capital inmovilizado que representaba para las compañías que eran dueñas de esos activos (hay una oferta excesiva y muchísimas oficinas están a la venta), o al menos reducir los costos operativos para quienes alquilaban (se han cancelado y devuelto muchísimos pisos de oficinas en todos los segmentos).

Esto hace que el regreso, cuando se produzca, no se hará a la misma cantidad de metros cuadrados que en el escenario prepandemia. Casi con seguridad se fluirá a espacios comunes, oficinas no asignadas permanentemente y soluciones del estilo que demanden menos inversión o costo.

Asimismo, una broma que circula profusamente en los ambientes empresariales es que la pandemia hizo más por la revolución digital que muchos equipos y profesionales de tecnología.

Dejando las chanzas a un lado, si bien sería un gran error asimilar la era digital simplemente al trabajo remoto y la ausencia de presencialidad, lo imprevisto del escenario hizo que muchos procesos se revisarán, optimizándose en muchos casos y directamente suprimiéndose en otros. En tal sentido para poner ejemplos los avances en tema de logística y servicios han sido enormes. En muchos procesos el escenario futuro con seguridad no será la vuelta a lo anterior.

Si bien la realidad del debate en cuestión no es el mismo para todos por igual, aunque nos afecte transversalmente pero de distinta manera (dependiendo si hablamos de servicios o industria, de compañías locales o multinacionales, de pymes o empresas familiares, etc.) queda claro que nadie está ausente de preguntarse cómo influirán estos cambios a sus negocios y sus empleados.

El hecho concreto es que muchos niveles gerenciales o dueños de empresas que se negaban por desconfianza al trabajo virtual o remoto, ahora se han convertido en adalides del mismo.

Tendencias que llegan del norte

En el Hemisferio Norte, dado el avance de la vacunación, la distinta etapa de la pandemia y el inicio de la temporada veraniega, la discusión se anticipa y sube de tono.

Un par de semanas atrás, James Gorman, Director Ejecutivo de Morgan Stanley, sacudió los portales de negocios con sus declaraciones: "Si puedes ir a un restaurante en Nueva York, puedes venir a la oficina y te queremos en la oficina".

Aunque la firma aún no solicitó formalmente el regreso a todos sus empleados esperan que para el “Labor Day” (primer lunes de septiembre en EE.UU.) ya se hayan reintegrado totalmente. Para ello, el ejecutivo consignó que no verá con buenos ojos a los empleados que no quieran volver a la oficina, y que estaría "muy decepcionado" si ello no sucediera, agregando que “de no ser así, tendremos un tipo de conversación muy distinta".

En la misma línea, las oficinas de Goldman Sachs de New York ya han vuelto a convocar a sus empleados a la presencialidad. Ya en el mes de marzo pasado David Solomon, director ejecutivo de la empresa, había tenido fuertes declaraciones respecto al trabajo remoto: “es una aberración".

En una sintonía totalmente distinta, la firma Spotify hizo público un novedoso programa para sus empleados llamado WFA (“trabaja desde cualquier lugar” por sus siglas en inglés Work Fom Anywhere). En el comunicado a sus empleados la compañía los insta a trabajar desde el lugar del mundo que les permita “pensar y crear mejor”, apelando de este modo a reforzar y mantener en el tiempo el trabajo remoto.

Por su parte Deloitte anunció que su staff tendrá total flexibilidad para poder elegir desde donde trabajar en la era de la pospandemia. Esta posibilidad, que entrará en vigor cuando las restricciones por el Covid-19 finalicen, contrasta con la adoptada por sus competidores del grupo de las “Big Four” quienes están más proclives al retorno a las oficinas como era tradicional. Una encuesta interna llevada a cabo entre más de 15.000 trabajadores de Deloitte dio como resultado que más del 80% de los mismos considerarían trabajar desde las oficinas dos días a la semana.

En tanto, la posibilidad de trabajo híbrido alternando entra sus casas y la oficina como modalidad a largo plazo, es una de las ofertas realizadas por Citigroup a un importante número de sus empleados.

¿Qué sucede entre nosotros?

En un sondeo que incluyó 395 empresas de nuestro país, llevado a cabo por la consultora Mercer, el 43% de las compañías consultadas decidió no retornar a los lugares de trabajo en el corto o mediano plazo debido a la segunda ola de la pandemia, en tanto el 32% postergó los planes de regreso.

A su vez sólo el 3% de las empresas consignó estar nuevamente trabajando desde sus oficinas.

Otras alternativas que se utilizan, aunque minoritariamente, son la asistencia parcial a las oficinas para aquellos empleados que no pueden realizar teletrabajo desde sus hogares, y asistencia escalonada en otros casos.

Por otra parte, más allá de las medidas particulares relacionadas con esta segunda ola, muchas empresas en nuestro país ya han anunciado a sus empleados que el retorno a la oficina no necesariamente supondrá un tipo de presencialidad similar a la pre-pandemia.

El diseño y la incertidumbre de la modalidad laboral futura divide las aguas tanto entre empleados como empleadores.

Por el lado de los empleados hay distintos bandos. Están aquellos que han adaptado la forma remota de trabajo y la consideran un bien inapreciable, a tal punto de no querer abandonarla; y por otra parte aquellos a los cuales la falta de presencia física en el lugar de trabajo y seguir en sus casas les está resultando una carga.

Ambas posiciones tienen sólidos argumentos. Mientras por el lado de las ventajas se mencionan entre otras el ahorro del tiempo de viaje al trabajo, la flexibilidad, la mejora de eficiencia, la puntualidad en el inicio y la duración de las reuniones virtuales; por el contrario, la existencia de horarios difusos y/o extendidos, los problemas de conectividad, la falta de un ámbito físico adecuado o tener que compartirlo con otros familiares, surgen como las principales desventajas.

En tiempos de escasez de talento, en donde las tecnologías derriban fronteras, identificar correctamente las coincidencias entre las necesidades de negocio y las de los empleados se constituye en una ventaja estratégica. En tal sentido aquellas empresas que lean bien esta situación e implementen políticas adecuadas al respecto, tendrán ventajas para atraer talento y mejorar su marca empleadora.

En Nestlé, según relata María Fernanda Amado, Directora de Recursos Humanos para Argentina, Uruguay y Paraguay, “desde principio de año, hemos adoptado una modalidad híbrida de trabajo, en la cual conviven la labor remota con la presencialidad en las oficinas”.

“Creemos que las dos modalidades tienen importantes beneficios que, al combinarlos, se potencian. El trabajo remoto permite tener menos tiempo de traslado y más flexibilidad mientras que el trabajo en las oficinas hace que las personas se vean cara a cara, lo que fortalece los vínculos y agiliza ciertos procesos. Las nuevas formas de trabajo demandarán mayor tecnología, y con ello la necesidad de capacitación constante. En estos nuevos modelos de trabajo es importante continuar poniendo el foco en el bienestar de los colaboradores, con el objetivo de que no se sientan desconectados de la empresa y su propósito”, agrega Amado.

Por su parte, según el testimonio de Fernando Portero Castro, Director de Capital Humano y Asuntos Corporativos de Molinos Agro, “consideramos que el trabajo en equipo y una buena calidad de vida laboral son las claves para conseguir resultados sustentables”.

“Entendíamos para ello que la presencialidad era un componente imprescindible. Ahora bien, la pandemia nos ha enseñado muchas cosas, y demostró que es posible mantener e incluso incrementar por medio de distintas tecnologías el trabajo en equipo, sin necesariamente mantener una presencialidad al cien por ciento. Si bien aún consideramos prioridad absoluta el cuidado de todos los colaboradores, terminada definitivamente la pandemia, adoptaremos sin dudas, un estilo híbrido y equilibrado, entre presencialidad y trabajo remoto”, amplía.

“La prioridad durante la pandemia siempre estuvo puesta en garantizar a los empleados seguridad, flexibilidad, apoyo y escucha dentro de su ámbito laboral”, dice Guillermo Navarro, Director Colleague Market Partner de American Express para Argentina, Brasil & Chile.

“Que estuvieran cómodos y contenidos hizo que nuestros clientes pudieran continuar recibiendo el servicio que nos caracteriza como compañía. Entre otras cosas migramos el 100% del personal a trabajar de manera remota, lo cual tuvo como resultado grandes niveles de productividad, y se reforzó nuestro programa de Bienestar Corporativo”, comenta ante El Economista.

Por último, agrega que para el retorno a las oficinas, se realizaron modificaciones para adecuar las instalaciones a los protocolos vigentes. “De acuerdo al monitoreo de la situación epidemiológica, están abiertas con 10% de ocupación, para aquellos empleados que quieran ir a trabajar a las oficinas. Cabe destacar que esto es voluntario. Recientemente se anunció a nivel global un modelo híbrido de trabajo (mix presencial y home office) que se implementará localmente cuando las condiciones epidemiológicas y de vacunación lo permitan”, señala.

El futuro ya llegó

Todo tiende a indicar que el futuro del trabajo en las oficinas no se parece en nada al pasado, que nos tenía acostumbrados a tiempo y semana laboral completa en modo presencial.

Un esquema híbrido, con algunos días presenciales y otros remotos, parecería ser el esquema que más consenso genera. Con el adicional de ser bien recibido tanto por empleados y empresas.

La vuelta a las oficinas será gradual y en casi ningún caso se advierte que sea masiva, sino más bien selectiva.

Los espacios físicos en las oficinas cambiarán dramáticamente, abandonando los tradicionales puestos fijos, reemplazandolos por lugares sin asignación exclusiva para que sean usados alternativamente por quienes concurran de manera presencial. Otro tanto ocurrirá con las salas de reuniones que habrán incorporado definitivamente equipamiento de conectividad para albergar encuentros en la nueva realidad mixta presencial/remota.

Mientras tanto, los más osados también están pensando cuando comunicar a sus empleados que mantendrán el teletrabajo indefinidamente.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés