Mientras que el coro de tuiteros del oficialismo festejó el dato de inflación de julio, que dio 4% y una core del 3,8%, lo cierto es que hay cierta desilusión entre los funcionarios económicos de Javier Milei.
El VP del Banco Central, Vladimir Werning, había pronosticado que quebraría ese número (arriesgó 3,7% en sus presentaciones ante inversores) y el propio Presidente venía hablando del fin de la inflación en la Argentina.
Si bien el dato muestra una caída de 0,6 puntos porcentuales contra junio, aún corre al doble que la suba del dólar alejando todavía la idea de que pueda detenerse el notorio atraso cambiario.
Los últimos datos del Indec muestran lo que el Gobierno libertario no quiere ver. En el segundo trimestre viajaron al exterior por turismo 684.300 personas y vinieron a la Argentina por turismo 531.400 personas. "Argentina cara en dólares hace que vengan menos turistas. En el primer trimestre habían llegado 766.600 turistas a la Argentina. El dólar artificialmente barato hace que Argentina sea cara para los extranjeros y para los argentinos sea conveniente viajar al exterior", dice el economista Roberto Cachanosky.
A la "tablita" cambiaria que siguen mes a mes Luis Caputo y su socio y presidente del BCRA, Santiago Bausili, le vino muy bien la apreciación reciente de las monedas de la región para amortiguar un poco el atraso cambiario.
El dólar en Brasil que se había disparado hasta más de 5,70 reales, ahora bajó a 5,44. En el mercado internacional creen que el real contra el dólar terminará el año en torno al precio actual pero eso no ayudará a mejorar la competitividad local. El peso con la "tablita" cambiaria se habrá apreciado fuertemente en términos reales.
"El dólar se volvió a atrasar. Hoy se ubica sólo 15% por encima de los niveles de partida después del salto de 120% que experimentó el precio del dólar en el arranque", enfatiza la consultora Eco Go.
Buscando que la inflación converja al 2% mensual, el gobierno empezó a moderar la recomposición tarifaria y de precios de combustibles, mientras busca abrir la economía empezando a normalizar los pagos de importaciones reduciendo las cuotas de cuatro (30, 60, 90 y 120 días) a dos (30 y 60 días) a partir de agosto.
"El problema es que mientras el freno de la agenda tarifaria complica la cuenta de subsidios, la decisión de empezar a normalizar los pagos de importaciones con un dólar que se está atrasando complica a un BCRA", explica.
Lo cierto es que en el campo hay preocupación por el valor del dólar mientras que el Gobierno promete baja de retenciones en algún momento del mandato mientras siga teniendo superávit fiscal.
Pero los precios de la soja y el maíz no son precisamente los mejores para pensar la campaña que se liquidará en 2025, año decisivo para el Gobierno para dar vuelta la página del ajuste y el cepo hacia otra donde haya mejores más claras.
En el Ejecutivo apuestan a que los productores que mantengan sus mercaderías en las silobolsas siguen perdiendo porque la brecha se achica y eso presione a que tarde a temprano tengan que liquidar más. Baja la brecha y baja el precio el internacional, la Doble Nelson a la que apuesta Milei para que no lo falten dólares de los exportadores.
Sea como fuere, hay críticos que piden modificaciones. El ex ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, fue uno de los que salió a alertar esto. "Hay que bajar ya las retenciones al campo. La combinación de atraso cambiario y fuerte caída de los precios internacionales amenaza las cuentas externas y las reservas. El equilibrio macroeconómico no es solo déficit fiscal cero, como lo descubrió Macri al final de su mandato", sostuvo.
El Presidente repitió en el Consejo de las Américas que no devaluará y que la brecha convergerá al oficial. La eterna pelea de Milei con los "econochantas" a los cuales despotrican por avisar del atraso cambiario.
