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“Se debe evitar que el shock de liquidez se convierta en uno de solvencia”  

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Alejandro Radonjic 31 marzo de 2020

Entrevista a Ramiro Albrieu Investigador del Cedes Por Alejandro Radonjic

Son momentos complejos. Qué duda cabe. El futuro, siempre inasible, hoy se bifurca en escenarios de todo tipo. En diálogo con El Economista, Ramiro Albrieu, investigador del Cedes, analiza la respuesta política ante el mayor cisne negro del Siglo XXI, los contornos del lejano y ansiado segundo semestre, el futuro del capitalismo y el impacto diferencial de la crisis en el mercado laboral.

Para variar, hay un intenso debate entre los economistas. Varios, en rigor. El que más me interesa es el de la efectividad de las políticas contracíclicas. Los países del Atlántico Norte sacaron “bazookas” fiscales y monetarias. Además, olvidaron sus libretos: en EE.UU., por ejemplo, hay transferencias directas a las familias. Están, como Mario Draghi en 2016, dispuestos “a todo”. Sin embargo, hay quienes creen que esto no será tan efectivo porque no es solo un shock de demanda sino, también, de oferta. ¿Coincide?

Primero hay que decir que en este tipo de situaciones los gobiernos no se dejan llevar por alguna teoría económica. En cambio, si tienen los instrumentos, hacen todo lo que haga falta para contener al shock negativo y mitigar su impacto. En ese sentido, la teoría queda para la retórica, y el pragmatismo toma un rol protagónico en la política. En el contexto del Covid-19, esto se manifiesta en los gobiernos haciendo políticas de todo tipo: de demanda, oferta y organización de mercado, como control de precios, regulaciones, y demás. La potencia de estas políticas es variable, pero desde el punto de vista macroeconómico las políticas de oferta que mejoran la hoja de balance de las empresas son clave para que lo que en principio es un problema de liquidez no se transforme en uno de solvencia. Desde el punto de vista de la política social, las políticas que importan son las de sostén de ingreso, en particular para los hogares donde los ingresos vienen de la producción de bienes o de servicios físicos. Las políticas de demanda no parecen las adecuadas en el corto plazo, aunque si se contiene el Covid-19, serán importantes para acelerar la recuperación. Las políticas de organización de mercado son de difícil implementación, y su éxito dependerá de la magnitud del shock, algo que aún no sabemos.

¿Imagina una recuperación en forma de V para el mundo? Es decir, la tesis de un shock fortísimo, pero transitorio.

Si tuviera la respuesta cierta a eso, es decir, si será una V o una L, sería rico. Mi sensación, que es muy cambiante en función a lo que va ocurriendo, es que el esquema de instituciones, contratos y preferencias no han modificado aún, Es decir, hay un mundo futuro bastante probable en el que se vuelve más o menos a como todo estaba a principios de año. Si estoy equivocado y las estrategias de mitigación continúan por un tiempo prolongado, entonces, allí sí, debemos pensar que estamos en una transición hacia un mundo diferente, donde los proponentes del “estancamiento secular” en el mundo avanzado terminarán por tener razón y en el mundo emergente las oportunidades de crecimiento serán más limitadas

¿Qué efectos de largo plazo puede dejar este “cisne negro” en la economía mundial? Es una pregunta difícil porque no sabemos cuánto durará, ¿pero qué “enseñanzas” dejaron shocks similares?

Es muy pronto para contestar a estas preguntas. Si en tres o cuatro meses se contiene la situación en los países avanzados, dudo que quede una marca hacia delante, más allá de lo que ocurra en el mundo emergente, lamentablemente. Si eso no ocurre, aparecerán lecciones que, si se aprenden correctamente, nos tendrían que llevar a una mejor versión del capitalismo. Si se interpretan erróneamente, en cambio, nos pueden llevar a una peor versión del capitalismo. En el primer caso, listo algunas: la globalización debe ir más allá de los mercados y avanzar en la esfera de la política pública, la noción de bienestar debe ser revisada para que no se limite al PIB y hay que acelerar la revolución digital para que llegue a todos y todas. En el segundo caso, el riesgo más evidente es que el avance sobre las libertades individuales, que ocurre en situaciones de orden público de este estilo, combinadas con nuevas tecnologías 4.0, pueda volverse permanente.

Argentina ha adoptado una estrategia restrictiva. Si miramos a los vecinos y la propia curva epidemiológica del país, podemos decir que fue muy precavido. Además, parece ser una decisión validada socialmente. No voy a consultarle sobre si es correcto o no (eso es tarea de los virólogos y expertos del mundo de la medicina), sino por los efectos sobre la economía y, en particular, el mercado de trabajo.

Es bastante obvio que la economía sufre, y mucho. En el corto plazo, es un “parate” de casi todas las actividades. Un hecho que reconoce pocos antecedentes. Quizás en los días posteriores un golpe militar, aunque por suerte nunca lo experimenté. Este parate afecta de manera asimétrica a los distintos segmentos del mercado de trabajo. En muchos casos la estructura institucional y contractual es débil y no resiste disrupciones de este estilo, como ocurre en los mercados laborales informales. Los informales asociados a servicios profesionales de alta calificación tienen “espalda” para soportar esa disrupción, pero no ocurre lo mismo en los sectores informales más tradicionales, donde la capacidad de ahorrar para este tipo de shocks es nula. En el caso del mercado laboral formal, hay sectores donde el impacto no es tan grande ?alimentos, por ejemplo-, pero hay otros, como los productores de bienes durables, en los que habría que pensar políticas de sostén más estructurales. De nuevo, si bien por ahora es un shock de liquidez, cuando las hojas de balance ya se encuentran frágiles, se transforma en un shock de solvencia. En el largo plazo, el impacto dependerá de cuán profunda y duradera es la crisis sanitaria. Si se confirman las estimaciones más pesimistas, entonces los rasgos más básicos de la globalización se pondrán en discusión. Ese sí es un escenario de cambio de época que iremos dilucidando con el tiempo.

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