El Economista - 70 años
Versión digital

jue 28 Mar

BUE 23°C
Pronóstico

Roubini dice que el combo de más inflación y menos crecimiento llegó para quedarse

Los motivos detrás de sus argumentos y los posibles impactos en Argentina.

Roubini es negativo (como siempre), pero los datos ahora también.
Roubini es negativo (como siempre), pero los datos ahora también.
02 mayo de 2022

El economista Nouriel Roubini proyectó hoy que "la nueva realidad a la que deben enfrentarse muchas economías avanzadas y mercados emergentes es una inflación más alta y un crecimiento económico más lento".

En una columna publicada en Project Syndicate, Roubini indicó que "una de las principales razones del actual brote de estanflación es una serie de shocks negativos de oferta agregada que han reducido la producción y aumentado los costos".

El economista, nacido en Estambul y reconocido por haber anticipado la crisis financiera de 2008, remarcó que esto no debería ser una sorpresa. 

“La pandemia de Covid-19 obligó a muchos sectores a cerrar, interrumpió las cadenas de suministro globales y produjo una reducción aparentemente persistente en la oferta laboral, especialmente en los Estados Unidos. Luego vino la invasión rusa de Ucrania, que hizo subir el precio de la energía, los metales industriales, los alimentos y los fertilizantes. Y ahora, China ha ordenado bloqueos draconianos de Covid-19 en los principales centros económicos como Shanghái, causando interrupciones adicionales en la cadena de suministro y cuellos de botella en el transporte", sentenció Roubini, también conocido como “Dr. Doom” por el sesgo negativo de sus proyecciones.

"Hay muchas razones para preocuparse de que las condiciones de estanflación actuales sigan caracterizando la economía mundial. Para empezar, desde la crisis financiera mundial, ha habido un retroceso de la globalización y un retorno a diversas formas de proteccionismo. Es probable que el aumento de las tensiones geopolíticas y el trauma de la cadena de suministro que dejó la pandemia conduzcan a una mayor reubicación de la fabricación desde China y los mercados emergentes a las economías avanzadas, o al menos una reubicación cercana (o 'reubicación de amigos') a grupos de aliados políticos. De cualquier manera, la producción se asignará incorrectamente a regiones y países con costos más altos", enfatizó Roubini. En inglés, este último proceso se llama “friend-shoring”

Para el economista, "el envejecimiento demográfico en las economías avanzadas y algunos mercados emergentes clave (como China, Rusia y Corea del Sur) seguirán reduciendo la oferta de mano de obra, lo que provocará una inflación salarial”.

Además, “la reacción política y económica sostenida contra la inmigración en las economías avanzadas también reducirá la oferta laboral y ejercerá una presión alcista sobre los salarios".

Roubini consideró que la “nueva guerra fría entre EE.UU. y China producirá efectos estanflacionarios” de gran alcance. 

“El desacoplamiento chino-estadounidense implica la fragmentación de la economía global, la balcanización de las cadenas de suministro y restricciones más estrictas sobre el comercio de tecnología, datos e información, elementos clave de los patrones comerciales futuros", agregó.

Al mismo tiempo, estimó que el cambio climático también será estanflacionario

“La política de criticar los combustibles fósiles y exigir una descarbonización agresiva ha llevado a una inversión insuficiente en capacidad basada en el carbono antes de que las fuentes de energía renovable hayan alcanzado una escala suficiente para compensar un suministro reducido de hidrocarburos. En estas condiciones, los picos bruscos de los precios de la energía son inevitables. Y a medida que sube el precio de la energía, la inflación verde afectará los precios de las materias primas utilizadas en paneles solares, baterías, vehículos eléctricos y otras tecnologías limpias", agregó.

Roubini también agregó que existen otros factores que alimentarán la estanflación tales como la salud pública "ya que se ha hecho poco para evitar el próximo brote de enfermedades contagiosas, y ya sabemos que las pandemias interrumpen las cadenas de suministro globales e incitan a políticas proteccionistas", al tiempo que también mencionó a la guerra cibernética debido a que "si las empresas y los gobiernos quieren protegerse, deberán gastar cientos de miles de millones de dólares en seguridad cibernética, lo que se sumará a los costos que se trasladarán a los consumidores".

El economista de origen turco puntualizó que "estos factores agregarán combustible a la reacción política contra las marcadas desigualdades de ingresos y riqueza, lo que conducirá a un mayor gasto fiscal para apoyar a los trabajadores, los desempleados, las minorías vulnerables y los dejados atrás".

Contra todo lo anterior, hay una fuerza desinflacionaria: la tecnología. 

Roubini cree que la inteligencia artificial y la automatización tienen un potencial importante, pero probablemente sean incapaces de contrarrestar todas las fuerzas inflacionarias que se amontonan.

Todo llega

Según Econviews, “la economía mundial actual es más compleja de lo que el mercado cree”. Desde una óptica criolla, enfocarse en el precio de la soja o en el PIB de China es, cuanto menos, muy limitado. 

En su informe semanal, señalaron que “tal como pasó en los '70 (aunque a otra escala), la Fed deberá subir la tasa fuerte y recortar la cantidad de dinero de manera significativa”. Es un proceso que ya empezó, pero no con la velocidad necesaria ni esperable.

“La implicancia de esto es que hay un riesgo importante de que la economía mundial crezca menos. Ya el FMI hizo un recorte de 0,8 puntos para 2022 respecto de lo que había pronosticado en enero y quizás se quedó corto. El PIB americano cayó en el primer trimestre del año a una tasa de 1,4% mientras el mercado esperaba un crecimiento de 1,1%. La suba de tasas también revaluó el dólar que ya está a 1,05 por euro y eso suele correlacionar con precios de materias primas más bajas. En el mercado hay una visión bastante condescendiente de este problema”, señalan. 

“Los argentinos (acostumbrados a la inflación) y los más veteranos (quienes se acuerdan de los '70) son los que están más preocupados”, señala el reporte. 

La tasa de inflación anual implícita en precios de mercado para los próximos 10 años es 3,03% y 3,47% si tomamos los próximos cinco años. 

En Econviews tienen un escenario base con “la inflación más alta” aunque, aclaran, “no estamos ante un shock de idéntica magnitud al de la crisis del petróleo (…) pero la tendencia no debería ser muy distinta”. 

Hay varias implicancias para Argentina, agrega el informe.

  • La primera es que con ese nivel de problemas (sumado al shock de la guerra), la agenda del FMI con Argentina pierde relevancia.
  • La segunda es que, en teoría, el programa está armado para que Argentina en 2025 vuelva a los mercados. “Eso puede ser ambicioso por razones locales, pero en cualquier caso el mercado de 2025 puede ser un mercado de tasas muy altas. Tasas más altas, ceteris paribus, hacen la deuda menos sostenible”, agregan.

En esta nota

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés