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Posiblemente veamos a la inflación en doble dígito mensual antes de lo esperado

No se ve una salida ordenada de la situación actual

Batakis, rumbo a Washington
Batakis, rumbo a Washington Archivo.
Guido Lorenzo 24 julio de 2022

Pasó una semana para el olvido de la nueva gestión en economía. El resultado fiscal de junio evidenció el desborde del gasto y el difícil cumplimiento de la meta fiscal para 2022 acordada con el FMI. En un clima de creciente incertidumbre, el BCRA siguió perdiendo reservas y los dólares libres se dispararon alcanzando una brecha superior al 160% respecto al tipo de cambio oficial. 

En ese contexto las medidas anunciadas, como el dólar para el turismo, suenan insuficientes para engrosar el volumen de reservas o al menos poder sostener los pagos al exterior necesarios para atender a la actividad. La sola posibilidad de analizar la medida de implementar un tipo de cambio diferencial a favor del agro evidencia varias cuestiones. 

  1. En primer lugar, demuestra que la urgencia de la situación obliga al Gobierno a tomar decisiones que son contrarias a sus convicciones. Hace apenas un mes se estaba discutiendo una quita de rentabilidad para exportadores producto de la renta inesperada. La necesidad tiene cara de hereje. 
  2. En segundo lugar, evidencia el atraso cambiario. Cuando la brecha empieza a distorsionar a la cuenta corriente es difícil de justificar que el tipo de cambio real está en un nivel de equilibrio. 
  3. En tercer lugar, pone en evidencia que el programa con el FMI no será atendible. La situación actual será difícil de sostener. Un escenario de continuidad para todo el 2022 se vuelve menos probable. 

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En la tercera semana de julio la suba de precios de los alimentos promedió 2,1%

Cuando no es continuidad queda la incógnita de qué hay como alternativa. Allí es donde la política está amplificando la incertidumbre. Si el plan actual no funciona, no parece existir un plan B que sea claro. Puede ser que sea un giro hacia la racionalidad: devaluación, retenciones, suba de tasas y caída de la actividad e inflación más elevada transitoriamente. Pero también puede ser un escenario de profundización de los desequilibrios actuales en un esquema más intervencionista. 

Lo concreto es que la dinámica de la crisis parece tener una secuencia que se puede anticipar. La falta de confianza en el rumbo político derivará en un retaceo al financiamiento del sector público y caída de demanda de moneda doméstica. Dólar libre continuando su recorrido alcista, impacto en la inflación y desabastecimiento, caída de la actividad y los ingresos generalizado. 

Entendemos que los próximos meses serán decisivos para despejar las dudas acerca de ese rumbo. De cualquier manera, no se ve una salida ordenada de la situación actual. Posiblemente veamos a la inflación en doble dígito mensual antes de lo esperado.

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