¿Hay una reforma macro en marcha? Sí. La pregunta y la respuesta corresponden a Gustavo "Lacha" Lazzari.
Hay, agrega, "una pretensión nunca vista hacia el superávit fiscal". El hecho que el superávit sea "como sea", lejos de la prolijidad deseada, con algún grado de contabilidad creativa, "en este contexto es una fortaleza, no una debilidad", dice.
"Habla más de la intención del cuidado del mango que de inconsistencias. Para hablar de inconsistencias habrá tiempo. Después del pozo al que llegamos en noviembre 2023, la convicción con que se busca el superávit fiscal es una buena señal", dice.
Lacha resume el panorama macro: "La inflación está en baja, el tipo de cambio estable y el control monetario es férreo. ¿El plan es perfecto? No, pero es aceptable dadas las circunstancias y dado el diagnóstico inicial".
Por otro lado, ¿existe una reforma microeconómica? "Inexorablemente sí!!", responde. Todos los días hay una desregulación del ministerio de Federico "Desregulator" Stuzzeneger y otras tantas del BCRA. "Innegable", dice.
Pero ahora arrancan los problemas para Lacha. "Ahora, dado que existe un plan macro y, a la vez, una reforma micro, ¿por qué no se observa un furor inversor en la economía real?", se auto-pregunta. Y se autoresponde: "La respuesta hay que buscarla en la palabra 'expectativas'. Según el Diccionario de la Real Academia Española refiere a 'posibilidad razonable de que algo suceda'".
En teoría económica se habla de dos tipos de expectativas.
- Expectativas racionales. Cuando se espera que suceda algo en virtud del conocimiento del funcionamiento del sistema económico. La gente conoce el modelo y anticipa su comportamiento en función de lo que cree que va a pasar.
- Expectativas adaptativas. Cuando se espera un suceso en virtud del conocimiento de los hechos pasados. Como conocemos lo que pasó, creemos que en circunstancias parecidas puede volver a pasar. "El que se quema con leche, ve una vaca y llora". Quizás el sujeto no comprenda la conexión entre los hechos, pero observa circunstancias parecidas al pasado y cree que se puede repetir. Por tanto acciona en consecuencia.
Hacha la explicación, Lacha dice que el "puente de las expectativas" que debería unir las medidas a la acción concreta de inversión está "cascoteado" por las "expectativas adaptativas".
Lazzari combina conocimientos técnicos (es economista), prácticos (es empresario e hijo de la entrañable Lita) e históricos (producto de lo previo, y de peinar algunas canas, ya tiene el lomo curtido con la volatilidad argentina). Por si fuera poco, recorre mucho el país (un ejercicio clave para conocer el interior profundo y matizar la miarda AMBA-céntrica) y lo conoce, y mucho, a Javier Milei.
Por todo eso, su visión sobre lo que está pasando siempre es muy interesante.
En su tradicional newsletter "En una carilla", Lacha comparte sus impresiones de lo que está pasando con la economía y la política, combinando rigor técnico con un lenguaje más accesible como el de Mataderos (es hincha de Nueva Chicago).
'Y si vuelven', 'y si invierto y al final no cambia nada', 'mejor espero'
"Los agentes están viendo que las reformas no tienen la seguridad jurídica que puede dar la consistencia política, el acompañamiento de provincias y municipios y la sanción diaria de jueces de grados inferiores. Todo esto se resume en la repetida frase 'y si vuelven', 'y si invierto y al final no cambia nada', 'mejor espero'", dice.
"Todo es razonable, tan razonable como aguantar las consecuencias de esas dudas. j. Si vemos la discusión política, trata de temas como la conformación de la Corte con futuros jueces cuestionados, disputas en la conformación de bloques oficialistas en ambas cámaras cuando no sobran votos en los conteos, gobernadores que vacilan y una voracidad fiscal a nivel provincial y municipal que no da tregua. En el medio, el temor innegable que las formas maten el fondo", dice Lacha.
"El cascoteo a las expectativas es innegable", resume. "La buena noticia es que es evitable, remediable y sería urgente hacerlo. Reparar el puente de las expectativas es central. Las dudas son causadas más por lo político que por lo económico", agrega.
La voracidad fiscal
La voracidad fiscal es un tema que preocupa a Lazzari y a otros empresarios. Allí no solo juega Nación sino también las provincias y hasta los municipios. Y, mezclado con la voracidad fiscal, están las ganas de complicar al Gobierno de Milei.
En paralelo con las rebajas impositivas que está haciendo Milei y el equipo de Luis "Toto" Caputo, "algunos municipios están aumentando en forma cartelizada y con clara intención política la Tasa de Inspección de Seguridad e Higiene, llamada TISH".
En algunos municipios la TISH se cobra como un porcentaje de las ventas (Entre 1% y 3%), en otros como un cannon fijo por metro cuadrado de la instalación y en otros "el que resulte mayor" de ambas bases imponibles. "Realmente un delirio inconstitucional todo", dice Lacha, que se autodefine como liberal.
Un ejemplo: el municipio de Lanús
El municipio elevó la TISH al 6% sobre las ventas. Quiere decir que, en el hipotético caso, de una empresa radicada en Lanús realice una exportación de lácteos, pollos o cerdo, tendría un impuesto a la exportación que baja del 6% a cero (porque se eliminaron los DEx) pero, a la vez, una TISH que se eleva al 6%, con lo cual el efecto es neutro. "Se encuentra en la misma posición de desventaja competitiva que estaba antes", dice Lacha.
"Estamos frente, a un claro ejemplo donde la reforma nacional se ve neutralizada por la voracidad fiscal a nivel municipal", dice Lacha. Este tema, dice Lacha, es "la madre de todas las batallas".
"El mejor incentivo que lamentablemente tiene la oposición es que el sector privado no reaccione frente a la reforma a nivel nacional. Sugerimos efusivamente prestar mucha atención a este tema y no esperar a los cambios electorales. Muy lejos, poco factible", dice Lazzari.
"Hecha la desregulación, hecha la venganza": "Ojo", dice Lacha
"Un tema central es ver como juegan los principales jugadores del sector privado frente a un escenario desregulador y abierto", dice Lacha.
Recientemente se desreguló la importación de materiales de construcción, hierro, aluminio, acero, etc.
Empresarios pymes del sector, dice Lacha, reaccionaron con escepticismo puesto que "tememos represalias comerciales de los principales proveedores locales en caso de que vean nuestros nombres en los registros de importaciones".
"Eso también existe y es parte de la economía cerrada que ha causado tanto daño y aislamiento. Las decisiones privadas empresarias no se cuestionan (dentro de marco de la ley). No obstante, estos comportamientos que generan menos competitividad y mercados más cerrados se resuelven exclusivamente con el ejercicio del comercio y la seguridad jurídica de los negocios en el largo plazo. Nuevamente, la política debe estar a la altura de la reforma", resume Lacha que, sin decirlo, mantiene su optimismo de largo plazo, pero está en alerta porque los riesgos al costado del camino son cada vez más y cada vez más diversos.
