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Necesario pero insuficiente

Las expectativas del oficialismo tras el principio de acuerdo con los holdouts

04 marzo de 2016

(Columna de Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit)

Tal como está diseñada la estrategia económica, alcanzar un acuerdo con los holdouts es condición necesaria para el éxito. El Gobierno apuesta a que, con el país fuera del default selectivo, podrá conseguir fondos en un monto más amplio y a una tasa algo más baja que hasta ahora. Asimismo, habiendo avanzado con el proceso de reinserción de Argentina en el mundo, el oficialismo estima que el flujo de inversiones hacia el país se incrementará.

Los efectos positivos esperados por el Gobierno de este escenario son múltiples. Por un lado, la disponibilidad de financiamiento externo (que también beneficiará a las provincias) reducirá la dominancia fiscal de la política monetaria y le dará margen de maniobra al BCRA para desinflar la economía. Además, la afluencia de dólares oxigenará el mercado cambiario y contribuirá a “tranquilizar” el tipo de cambio, indirectamente ayudando a contener la inflación. Por otro lado, la llegada de inversiones amortiguará el impacto del ajuste monetario, cambiario y fiscal sobre el nivel de actividad, que también podría verse favorecido (más cerca de fines de año) por una eventual baja de la inflación y estabilidad del dólar. Básicamente, se espera conseguir fondos para financiar una transición que será lenta por definición y difícil por sus efectos iniciales.

La apuesta del Gobierno es bastante ambiciosa y no hay garantías de éxito. Si el conflicto con los holdouts no se cierra o si los beneficios esperados no se materializan rápidamente, entonces la economía atravesará un 2016 más complicado. En el caso de que el financiamiento externo resultase insuficiente, el ministro de Hacienda y Finanzas se verá obligado a recortar más el gasto, profundizando y prolongando el bajón de actividad; a recurrir al BCRA para cubrir la diferencia, con consecuencias sobre la inflación, o una combinación de ambas. Asimismo, la incertidumbre respecto al rumbo de la economía se mantendría elevada y las inversiones no llegarían con el ímpetu que hoy espera el Gobierno. En síntesis, escasa entrada de divisas e inversiones, más inflación, devaluación y recesión.

El primer paso para sacar al país del default lo tendrá que dar el Congreso. Como explicamos en otra ocasión, las posibilidades de que el acuerdo sea aprobado son considerables. Cambiemos conseguiría el apoyo de bloques no kirchneristas en la Cámara de Diputados para alcanzar la mayoría simple. En este aspecto, Sergio Massa (son 35 los diputados bajo su conducción) y Diego Bossio (17) tendrán un rol relevante. El apoyo en la Cámara Alta provendrá de la bancada peronista, que cuenta con la mayoría. Los gobernadores seguramente ejercerán su influencia sobre los senadores a cambio de recursos fiscales por parte de la Nación.

Obtenida la aprobación legislativa, será responsabilidad del Gobierno cerrar definitivamente el asunto. Alfonso Prat-Gay comunicó que hará falta emitir US$ 15.000 millones en bonos para pagarle al contado a los holdouts, aunque posiblemente esté sobreestimando la cifra como para aprovechar la salida al mercado y conseguir fondos para el Tesoro. Del éxito de esta emisión dependerá el resultado de toda la operación.

Dejar atrás el default es condición necesaria pero no suficiente para el éxito de la política económica. Las inversiones no llegarán automática ni inmediatamente, mientras que el financiamiento externo habrá que salir a conseguirlo. Es cierto que en el exterior existe interés por Argentina, pero el Gobierno deberá mostrar que, además de dominar el escenario político, está decidido a encarrilar la economía. El Ministerio de Hacienda y Finanzas avanza con la consolidación fiscal a pesar de su impacto recesivo y los costos políticos que conlleva. Pero el BCRA está enfrentando complicaciones para reducir la inflación y la flotación sucia se muestra muy asimétrica. Lo peor que puede hacerse en este escenario es malgastar la oportunidad que se abre para evitar hacer los deberes. La presidencia de Mauricio Macri se puede terminar definiendo en los próximos meses.

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