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En la recta final de las negociaciones

La invasión rusa a Ucrania suma tensión en el acuerdo con el FMI

El shock global (latente hace semanas) disparó los miedos de los negociadores argentinos sobre un cambio en el escenario global

Martín Guzmán
Martín Guzmán Archivo
Agustín Maza 25 febrero de 2022

Las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional entraron en la recta final y el Gobierno espera enviar el acuerdo al Congreso en los próximos días.

Mientras tanto, continúan las discusiones con Washington sobre cómo transitar el sendero de reducción fiscal planteado hasta 2024. El problema “medular”: los subsidios a la energía en un nuevo contexto internacional.

La invasión de Rusia a Ucrania implica un cambio en las perspectivas económicas globales, y también locales, para el año en curso. El ítem más preocupante es el aumento de los precios del petróleo a nivel mundial, que tracciona al alza los costos de la energía que ya venían en aumento.

Un shock global (latente hace semanas) disparó uno de los principales miedos de los negociadores argentinos sobre un cambio de escenario global que complique las metas acordadas con el organismo.

“Estoy profundamente preocupada por lo que está sucediendo en Ucrania y, ante todo, por el impacto en personas inocentes. Esto agrega un riesgo económico significativo para el mundo. Estamos evaluando las implicaciones y estamos listos para apoyar a nuestros miembros según sea necesario”, comentó ayer al respecto la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.

La intención del Ejecutivo era tener listo el acuerdo para hoy, algo que finalmente se retrasó debido a las discusiones entre el ministro de Economía, Martín Guzmán y su interlocutora técnica del FMI, Julie Kozack, sobre la magnitud de los aumentos en las tarifas de energía de 2022.

Igualmente, habrá una guardia especial en la Cámara de Diputados por si el sábado se llega a un entendimiento e ingresa el texto definitivo al Parlamento, según explicaron fuentes legislativas del Frente de Todos.

Por otro lado, la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, manifestó ayer que se está avanzando "respecto de la letra más chica", y que si bien hay "algún tipo de diferencias en algunos puntos", estos no radican en las metas fiscales sino "en el sendero para alcanzar esas metas".

"Una vez que esté el acuerdo, que esperamos que sea en los próximos días, va a ser enviado al Congreso y no va a haber ningún tipo de secreto", ratificó la funcionaria. La diferencia entre lo que pide el FMI y lo que está dispuesto a ceder el ministro Guzmán no son insignificantes.

El organismo pide un incremento en las tarifas del 60%, pero el Gobierno se plantó en 20%, que será acompañado con una segmentación a los usuarios de “mayor poder adquisitivo” que pasarán a pagar la tarifa plena.

Rusia y los subsidios

Así, parecería ser que el diablo metió la cola. En medio de las conversaciones con el FMI, la invasión de Rusia a Ucrania disparó los precios del petróleo. Por caso, el barril de Brent superó ayer los US$ 100 por primera vez en siete años y medio. A su vez, el Gas Natural Licuado (GNL) escaló 11,6% en tan solo un día.

Este último punto resulta central. Argentina importa GNL para producir energía y una suba en su precio implica mayor necesidad de dólares para importar y una demanda de subsidios superior para cubrir los costos.

“Más allá de lo que está pasando en Rusia, el precio del gas viene subiendo desde hace un tiempo. El Gobierno proyectó el costo en US$ 24 por millón de BTU para 2022 y no encontró gas a menos de US$ 27 por millón de BTU. Y es probable que en invierno importemos a US$ 30. Eso es más de tres veces lo que gastamos el año pasado”, comentó ante El Economista el economista jefe del Instituto Argentino de Energía General Mosconi, Alejandro Einstoss.

Políticamente, el Gobierno adoptó una posición más crítica con Rusia. Con la negociación con el FMI trabada en el ajuste tarifario, un apoyo político desde la Casa Blanca podría ayudar a destrabar ese foco.

Por caso, un relevamiento de la consultora Equilibra resaltó que el GNL finalizó ayer rozando los US$ 29 por millón de BTU. La cuenta de subsidios el año pasado fue de US$ 11.000 millones, cerca del 2,4% del PIB, cifra similar a todo el déficit que se comprometió a tener el Gobierno con el FMI para 2022.

“Los aumentos de tarifas necesarios para cumplir con el FMI están en línea con lo que planeaba Guzmán en el Presupuesto 2022 que fue rechazado en el Congreso: 60% en gas y 70% en la electricidad, siempre y cuando la Inflación sea de 33% y el dólar $131 en diciembre. Si no aumentan las tarifas, los subsidios se van este año a US$ 15.500 millones”, sentenció Einstoss.

Doble filo

A esa dinámica se suma la suba de los precios de los commodities de origen agropecuario. Rusia, además de proveer el 40% del gas y el 30% del petróleo a Europa, es el primer exportador mundial de trigo.

Por su parte, Ucrania es un jugador importante en los mercados de trigo, maíz y aceite de girasol. Ayer también se sintió el impacto en el alza de estos productos.

Para Argentina esto puede significar un arma de doble filo. Por un lado, un mayor ingreso de “agrodólares”. Por el otro, más inflación local en alimentos según la visión del Gobierno.

Para el economista en jefe de Fada, David Miazzo, Argentina se beneficiará de la suba en los granos, pero no tanto de la de trigo “porque el grueso ya se exportó en enero y las primeras semanas de febrero”.

“Si los buenos precios se mantienen lo positivo es que en junio ya viene la nueva siembra de trigo y en un escenario de precios altos se puede incrementar la superficie cultivada y la producción”, destacó Miazzo en diálogo con El Economista.

Además, el economista afirmó que la suba del maíz y la soja son muy positivas porque la cosecha y exportación se espera recién para mayo, junio y julio.

Para Miazzo, habrá un impacto de estas subas en los precios locales, pero será “más bien acotado” porque las materias primas no representan un porcentaje significativo dentro del precio final de los alimentos.

Mientras tanto, el Gobierno avanza en la implementación de fideicomisos para el maíz y el trigo con la intención de “desacoplar los precios internos de los internacionales”. La mirada oficial apunta directamente a esa dinámica para explicar gran parte de una inflación multicausal con un piso del 50% para 2022 en las condiciones actuales.

Según destacó Equilibra, el balance del impacto de la guerra en Ucrania, al cierre del mercado de ayer, tuvo un resultado desfavorable para Argentina: “Subieron mucho más los precios de lo que importamos  (energía, GNL en particular) que de lo que exportamos (agro)”. Un panorama mundial tan inestable complica las negociaciones con el FMI en unas negociaciones que se dan contrarreloj.

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