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La economía del parche y la ficción cambiaria, la única estrategia para llegar a la orilla del 2023

¿Se puede sostener el dólar de $135 cuando los alternativos rozan los $300? Es lo que espera el oficialismo.

La carrera por las remarcaciones no se detiene y todos ajustan los pronósticos de inflación en torno al 90%
La carrera por las remarcaciones no se detiene y todos ajustan los pronósticos de inflación en torno al 90%
Leandro Gabin 14 julio de 2022

La realidad bate récords en Argentina: en tan sólo 10 días al frente del Ministerio de Economía, Silvina Batakis, defaulteó su promesa de que no iba a profundizar los controles cambiarios. 

Había dicho esto en el canal TN el 7 de julio: "Cuando uno hace compras en el exterior y esos dólares son los que deberían haber ido al sector productivo, estamos dañando el futuro de todos los argentinos. Pero eso no quiere decir que vayamos a implementar medidas". 

La "Griega" había negado un nuevo retoque al cepo a pesar de haber desnudado, en la misma entrevista, su controversial teorema de que "los viajes al exterior colisionan con la generación de empleo". Así las cosas, si bien no extraña la medida, quizás sí el hecho de que Batakis no haya siquiera intentado alguna política distinta a todo lo que fracasó en Argentina.

Para peor, la falta de ideas y la política del parche constante tampoco le aseguran a Alberto Fernández poder llegar a la orilla de un 2023 que queda cada vez más lejos. 

Sea como fuere, el manotazo sobre el dólar turista tiene una arista fiscal. La imposición del 10% adicional llevando al 45% la retención de Ganancias para los gastos en el exterior, dicen tributaristas, rozaría la ilegalidad. Se dice que podría ser considerada una medida inédita teniendo en cuenta que se aplica sobre el impuesto más alto que existe en el país. "Estos cobros a cuenta son anomalías, nunca nadie se animó a tanto", afirma el tributarista Iván Sasovsky, quien advierte que cobrar más que la alícuota máxima es casi confiscatorio. 

La Afip, por su lado, sigue sin devolver lo retenido de Ganancias del año fiscal pasado. Ya estando en julio sigue sin aviso la devolución por saldos por los consumos realizados hasta el 31 de diciembre pasado (que beneficia básicamente a los monotributistas y empleados que no pagan Ganancias). Quienes sí pagan Ganancias y son empleados en relación de dependencia, pueden haber recibido alguna devolución porque las empresas se las adelantan, pero la AFIP no giró un sólo peso a las cuentas de los contribuyentes. 

Y el rumor es que Mercedes Marcó del Pont hará un pagadios de esos saldos y le tocará al próximo Gobierno hacerse cargo. Algo muy parecido a lo que dejó Axel Kicillof al final del mandato de Cristina que tampoco devolvió esos saldos por consumir en el exterior y fue el Gobierno de Mauricio Macri quien salió a pagarlas. 

Claro que la medida de la Afip no tiene un fin recaudatorio, sino seguir entorpeciendo que los dólares se vayan por turismo y pagos de servicios al exterior. La cuenta habría crecido de US$ 600 millones a casi US$ 1.000 millones estimados para este mes. El Gobierno eligió más brecha para no quedarse con menos dólares y "bancar" un tipo de cambio oficial que solo existe en la ficción.

Batakis y Miguel Pesce convencieron a Alberto que la única alternativa era seguir emparchando la economía. 

El banquero central fue quien más lobby hizo para frenar cualquier iniciativa dentro del Gobierno para sincerar el tipo de cambio. En ese sentido, Martín Guzmán fue quien en un momento consideró la idea de un salto discreto del tipo de cambio e incluso desdoblar el mercado cambiario. 

Pesce ganó esa pulseada argumentando que de hacer esto último, el mercado iba a hacer la cuenta regresiva a una devaluación. Algo que, en los fines prácticos, ya sucedió cuando tenés una economía que funciona con tipos de cambio múltiples dependiendo del sector y brechas del 130%. La economía ajusta a lo inevitable. 

Tanto Guzmán en su momento como ahora Pesce y Batakis descartaron que una alternativa sea devaluar. Sería un salto al vacío, más aún para un Gobierno con credibilidad negativa en la sociedad y los mercados, y sin plan económico que respalde tal aventura. ¿Se puede sostener el dólar de $135 cuando los alternativos rozan los $300? Es lo que espera el oficialismo.

En Casa Rosada dicen que una devaluación desordenada como pide el mercado dispararía la inflación a niveles insospechados. El problema es que la inflación ya está precisamente disparada por los errores de política oficial. Después del 5,3% del mes pasado, julio se perfila para tener un 7-8%, o más, según las consultoras. 

La carrera por las remarcaciones no se detiene y todos ajustan los pronósticos de inflación en torno al 90% para este año: Fiel estima 94,3% y Emfi (boutique financiera de Londres) tiene 90,5%. Aurum Valores y Quantum andan por el 88% para 2022. 

Goldman Sachs se anota un escalón más abajo pero luego de conocerse el dato de junio, envió un reporte a sus clientes advirtiendo que la inflación podría acelerarse a 80%-90% en 2022. Dice que hay una creciente probabilidad de que Batakis se vea obligada a promover una devaluación considerable del tipo de cambio o al menos acelerar significativamente el deslizamiento mensual dada la creciente sobrevaluación real y la gran brecha entre la paridad oficial y los tipos de cambio alternativos. 

¿Habrá además un cisne negro para Argentina por las condiciones internacionales? La suba de tasas en el mundo y el súper dólar a nivel mundial hará que los precios de las materias primas (que beneficia al país) caigan, agudizando los problemas cambiarios. Un paper que circuló entre operadores de la City de uno de los brokers más grandes del país alertaba precisamente por esto.

Decía: "Mientras acá creamos dólares de infinitas cotizaciones, y nos negamos a devaluar en serio, en el mundo el súper-dólar se lleva puesto a todos, incluidos al euro. Si (Jay) Powell no se da cuenta de lo que está haciendo con el dólar, a través de las expectativas de tasa que está generando, va a quebrar a medio mundo". 

"Subir la tasa de fondeo con violencia después de inflar la burbuja de todas las burbujas durante dos años y minimizar la inflación como temporaria durante más de un año no le va a permitir recuperar la credibilidad que perdió hace rato", afirmó el operador. Si, en cambio, insiste con subir tasa corta como principal ancla, "va a hacer correr mucha sangre en los mercados de cambios". 

"Es increíble, increíblemente riesgoso, que Batakis se siga mirando el ombligo a la hora de definir la política cambiaria. En esta coyuntura global el riesgo de que sigan dejando la necesidad imperiosa de devaluar aumenta la probabilidad de que se patinen los encajes de los bancos interviniendo para sostener el tipo de cambio oficial en el mercado spot", sentenció.

El Gobierno defenderá la ficción cambiaria hasta que choque con la realidad. 

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