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La economía argentina crecerá este año 6,7%, menos de lo que anticipa el Gobierno

El nuevo informe la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) sostuvo que este año la economía Argentina crecerá por debajo del 8%, a diferencia de lo que prevé el Gobierno.

fernandez-guzman
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16 septiembre de 2021

La economía global atravesará su recuperación más rápida en casi cinco décadas en 2021 y la Argentina, pese a las restricciones financieras generadas por el endeudamiento previo a la pandemia, crecería este año 6,7% y 2,9% en 2022, según indicó un informe la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

Se espera que este año la economía mundial rebote 5,3%, el mayor ritmo en casi cinco décadas, gracias a políticas “radicales” de intervención y campañas exitosas de vacunación en las naciones desarrolladas. da cuenta el Reporte de Comercio y Desarrollo 2021 de la institución.

En tanto, para el 2022, el reporte prevé una expansión del 3,6%, mientras que los ingresos continuarán ubicándose 3,7% por debajo de los niveles previos a la pandemia.

En ese marco, sobre la Argentina, el reporte puntualizó que el país se encuentra con “restricciones financieras como consecuencia, en su mayor parte, de su endeudamiento previo a la pandemia”. “El Gobierno tuvo una flexibilidad limitada para atenuar el shock producido por la pandemia. En 2021, el incremento en los precios de las commodities, redujo el constreñimiento en las finanzas del país y se espera que ayude a la economía a crecer un 6,7%”, señala el informe.

En ese sentido, agrega: “Asumiendo que el Gobierno pueda acordar sus obligaciones financieras y el Banco Central evita una espiral de aumentos de salarios-precios, se estima que la economía crezca un 2,9% en 2022, un buen indicador considerando el desempeño previo a la pandemia”.

El reporte advierte que la recuperación es desigual entre regiones, sectores e ingresos, y que la desaceleración en el crecimiento luego del rebote podría ser aun mayor si se retornan a "políticas de desregulación y austeridad".

En ese contexto, el documento indica que, si bien la pandemia derivó en el fin de las políticas de reducción del gasto en los países desarrollados; en el caso de los países en desarrollo, diversos reglamentos y prácticas internacionales los restringen a respuestas “pre-pandemicas”, en un momento donde muchos de ellos fueron golpeados de forma más severa que en la crisis financiera del 2008.

Esto sumado a la falta de autonomía monetaria y la dificultad en acceder a las vacunas, ofician de barreras en el crecimiento de los países en desarrollo.

“Esta ampliación en la desigualdad, tanto domestica como internacional, son un recuerdo que, si no se modifican las condiciones subyacentes, los lujos del crecimiento serán disfrutados por cada vez menos personas”, manifestó Rebeca Grynspan, secretaria general del Unctad.

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