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El dólar estable fue la mejor herramienta de campaña para Macri

Alejandro Radonjic 10 julio de 2019

Por Alejandro Radonjic

La medida más eficaz de la campaña política en curso no fue de Marcos Peña ni Jaime Durán Barba ni se diseñó en el bunker de San Telmo. El que la tomó fue Guido Sandleris en Reconquista 266. Fue el lunes 29 de abril cuando dijo que se terminaba la ancha avenida de la Zona de No Intervención (ZNI) y que vendería reservas cuando fuera necesario. Eran las palabras que quería el mercado.

Se habían sucedido semanas bravas en la previa y una nueva corrida cambiaria, como la que se insinuaba, hubiera pulverizado las aspiraciones electorales del otrora Cambiemos. El “efecto Sandleris” funcionó y el dólar terminó el viernes pasado en $41,85 (MAE), los niveles precorrida de abril. Y, en el camino, no vendió reservas en el mercado de cambios. También ayudó, por cierto, el mejor clima global y las posturas más “acomodaticias” de los principales bancos centrales.

No fue lo único que ocurrió en Argentina desde entonces y, como dicen los economistas, correlación no implica causalidad, pero la estabilidad del dólar fue clave en la recomposición de los números electorales de Mauricio Macri. Como dijo el audaz tuitero @avedurazno, la estabilidad cambiaria tuvo una altísima productividad marginal. Una tendencia que comenzó levemente en mayo y se consolidó en junio, justo en la previa de las PASO. ¿Seguirá en julio?

El gráfico muestra que la brecha entre los Fernández, por un lado y Mauricio Macri y Miguel Angel Pichetto, por el otro, se acortó y la pelea se polarizó, además. La licuación de la tercera vía peronista parece haber decantado más en la red oficial que en la opositora. Algunas encuestas de alta frecuencia, incluso, dan cuenta de que el oficialismo pasó a la delantera para las PASO.

Tener el dólar manso y tranquilo es una señal de fortaleza política (y viceversa) y, a la vez, tiene diversos efectos paliativos de corto plazo. El principal es que quita combustible a la inflación. No es casual, por ende, que los privados anticipen 2,5% para junio y proyecten un guarismo más bajo aun para julio?si el dólar sigue estable.

Tampoco es casual que el kirchnerismo salga a bajarle el precio a la estabilidad y sostener que es fruto, más que de la confianza en el Gobierno, de las tasas de interés elevadas que ahogan la economía real. Pero resulta difícil que prenda masivamente ese discurso, y menos aún en un contexto de tenue recuperación de la economía real. La oposición vertebró su discurso en las críticas hacia la economía del Gobierno. Meses atrás parecía una apuesta segura y conveniente, pero hoy ya no tanto o, por lo menos, no puede ser la única.

Las voces

“La situación electoral de Macri ha mejorado en el último tiempo. La estabilidad financieracambiaria y el (moderado) descenso de la inflación (mensual) redujeron la incertidumbre y estiraron (un poco) el horizonte decisorio de la población. Sumado a esto, el Gobierno 'apalanca' la economía con medidas típicas de años electorales, aunque ajustadas al escaso margen de maniobra”, dice Matías Carugati (Management & Fit) ante El Economista. “El resultado fue una mejora notoria en los indicadores de confianza (gobierno y consumidor). Y también en la mayoría de las encuestas. De todos modos, Macri largó jula carrera electoral desde muy atrás y todavía falta para poder verlo al frente en los sondeos. Digamos que, por ahora, acortó la distancia”, agrega.

Hacia adelante, sostiene: “La clave para que esta tendencia continúe es que se mantenga este status quo económicofinanciero con impacto en los números, para poder llegar a las PASO cabeza a cabeza con la fórmula de los Fernández. Se pronostica, por ahora, un final cerrado. A definirse en una segunda vuelta, pero lo que ocurra en la ronda de práctica que son las PASO va a definir bastante”.

“En los últimos sesenta días el tracking diario de RTD viene dando cuenta de una clara recomposición de los indicadores de opinión pública que evalúan tanto el humor social de los argentinos como su apoyo al Gobierno de Macri”, agrega Nicolás Solari desde RTD. “En ese contexto de menor nerviosismo social, la candidatura oficialista comenzó a recortar la ventaja que le lleva el binomio Alberto-Cristina. Si la tendencia perdura en las próximas semanas, es probable que en las PASO la distancia entre las principales fórmulas se asemeje más a la de las elecciones generales de 2015 que a la de las primarias de aquel año”, agrega y anticipa algunas pinceladas de una nueva encuesta exclusiva que publicarán El Economista y RTD el viernes.

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