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Argentina: 2023 sin pánico, pero todo puede terminar muy mal

La economía argentina se moviliza siempre por estas tres fuentes de información: los datos económicos, las declaraciones políticas y la calle

Argentina: 2023 sin pánico, pero todo puede terminar muy mal
Luis Ferraro Lara 31 marzo de 2023

Teniendo en cuenta que el año recién comienza, el gran problema de la Argentina (de cara al 2023) es que ni siquiera por intermedio de la información que arrojan los mercados se puede dilucidar si el año terminará bien o terminará muy mal. La realidad es que nadie arriesga a dar algún tipo de escenario y la razón es que el futuro se presenta contradictorio en términos económicos. 

Los años electorales ya de por sí son complejos. Siempre hay demasiada tensión entre oficialismo y oposición por lo que se tiene que negociar, o bien, por lo que se va a dejar de herencia que define si la transición en cuestión será traumática o no. 

En Argentina estamos acostumbrados a que cualquier afirmación de un lado o de otro, calma las expectativas o desencadena un tsunami. Todo influye en los años de campaña, y cualquier ruido dispara las perspectivas de devaluación generando saltos cambiarios y disrupciones.

La información económica viene mal, y aunque podría llegar a "suavizarse" por cuestiones técnicas o coyunturales, el oficialismo comenzó el año con datos negativos innegables. 

Caída en el nivel de actividad, inflación que no logra perforar el piso del 6% mensual, malos resultados fiscales (con un gasto primario vuelve a crecer en términos reales), balanza comercial que acusa déficit por la gran cantidad de GNL importado de manera adelantada, un BCRA que continúa con la pérdida sistemática de reservas, restricciones a las importaciones y permisos para hacerlas prácticamente congelados, y ni hablar de un sector agropecuario en delicada situación por la sequía. 

Por el lado de las declaraciones la situación no viene mejor, la oposición vocifera con variantes de todo tipo (Justicia, irresponsabilidad fiscal, bomba de deuda, etcétera). Y por el lado de la calle, el malestar es creciente por el deterioro del salario real que eleva la temperatura de los ánimos sociales.

La economía argentina se moviliza siempre por estas tres fuentes de información: los datos económicos, las declaraciones políticas y la calle (lo que dice la gente). Individual o simultáneamente, todos estos elementos influyen en los mercados, y son analizados con antelación para contrarrestar o aprovechar situaciones. 

Si las tres fuentes son negativas, indicarían que el incumplimiento del acuerdo con el FMI está a la vuelta de la esquina, que  la credibilidad de la gestión económica y de gobierno estarían determinantemente erosionadas, y el pánico estaría corriendo por todos lados.  Sin embargo, lo que llama la atención de los mercados (que son los que indican con bastante antelación lo que va a suceder), es que no acusan recibo en el corto plazo (2023).  

Así pues, se ven bajos rescates de los FCI (aunque no compran títulos pos-septiembre 2023 tampoco venden), y la participación para el siguiente año es extremadamente tímida afirmando un final político incierto.

En síntesis, están dosificando el beneficio de la duda en partes proporcionales para todos. La lectura entre líneas que estarían haciendo los mercados, sería mucho más por cautela que por ignorancia. Es decir, nadie está pudiendo determinar cómo, ni quién, recibirá la "herencia económica", y no se percibe claramente cómo llegará la economía a diciembre. 

El escenarios ideales serían que tanto la oposición como el oficialismo trabajen juntos para que la crisis no se espiralice. El oficialismo tendría que cumplir con las metas acordadas con el FMI sin dejar un agujero fiscal, y la oposición no debería meter más ruido que haga desbarrancar la situación definitivamente. 

Sin embargo, hay incentivos cruzados de todo tipo en función del estado de situación actual (datos económicos). 

En términos pragmáticos, las fuentes de información mencionadas indican que el oficialismo no tiene chances

Por el lado de la oposición no se sabe si surgirán híbridos (combinaciones entre oficialismo y oposición), ni tampoco se perfilan claramente las distintas facciones de Juntos por el Cambio (halcones o palomas). 

De los híbridos se sabe poco (o nada), de los halcones que tienen la idea de levantar el cepo el día 0, no fuerzan a Alberto Fernández a "resolver el problema" (licuando o reestructurando) y por el lado de las palomas que piensan en un gradualismo y no hay mensajes de contundente repudio. 

Conclusión

Los mercados entienden que híbridos, halcones y palomas no están marcando una tendencia definida, y por ende están expectantes. 

Si el roll-over de la deuda en pesos se complica por cuestiones políticas, el oficialismo podría dejar un efímero margen de maniobra, obligando a sus posibles sucesores a tomar contrapuestas, por ejemplo, a extremos (halcones) a tomar decisiones gradualistas, o a gradualistas (palomas) a tomar decisiones extremas, complicando el arranque del próximo Gobierno. 

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