El defensor central Aaron Anselmino ocupará uno de los cinco cupos que tiene Boca para anotar a sus refuerzos en la lista de buena fe, de cara a los octavos de final de la Copa Sudamericana, ante el Cruzeiro de Brasil.
Resulta que, por un tema burocrático, la transferencia del jugador indica que Anselmino fue vendido al Chelsea inglés y cedido al "Xeneize" a modo de préstamo, por lo que, como dejó de pertenecer a Boca, perdió su lugar en la convocatoria internacional y debe ser considerado como refuerzo.
Con esta información, el entrenador Diego Martínez va a tener que considerar qué cupos desea utilizar con los refuerzos que incorporó, ya que, si se suma a Anselmino, el total de fichajes de Boca es de siete jugadores y tan solo cuenta con cinco plazas para inscribirlos.
Además del juvenil vendido al Chelsea, los refuerzos que hizo Boca en este mercado de pases fueron el defensor chileno Gary Medel (Vasco Da Gama), los mediocampistas Tomás Belmonte (Toluca), Agustín Martegani (San Lorenzo) y el recientemente llegado Ignacio Miramón (Lille), y los delanteros Brian Aguirre (Newell´s) y Milton Giménez (Necaxa).
De todos ellos, dos se quedarán afuera de la llave ante Cruzeiro por los octavos de final de la Copa Sudamericana, que será primero el 14 de agosto en la Bombonera y luego el 21 del mismo mes en el Mineirao, en la ciudad brasileña de Belo Horizonte.
Todavía no hay certezas sobre quiénes podrían ser los apuntados. Lo cierto es que Martínez tendrá que decidir a contrarreloj a cuál de ellos marginará para que la Comisión Directiva suba la lista al sistema antes del jueves a las 19.00.
Cabe recordar que ninguno de los primeros cinco refuerzos (sin contar a Miramón) pudo disputar el duelo ante Independiente del Valle de la ronda anterior por una confusión horaria que provocó una demora en la presentación de la lista. Según lo argumentado por el presidente Juan Román Riquelme, pensaron que tenían tiempo hasta las 19.00 de Paraguay del viernes 12 de abril, pero en realidad era hasta las 18.00. Por lo tanto, el mail llegó a las oficinas de la Conmebol 43 minutos más tarde y Martínez tuvo que arreglárselas con muchos juveniles.
