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Las exportaciones de biodiésel subieron el 100% en 2016

21 noviembre de 2016

Tras una crisis que se agravó con la caída del mercado europeo por acusaciones de dumping en 2013, el sector del biodiésel mostró este año un fuerte repunte, traccionado principalmente por la importante demanda por parte de los Estados Unidos. Las proyecciones señalan que en 2016 las exportaciones alcanzarán las 1,5 millones de toneladas, por lo que crecerán el 100% y aportarán más de US$ 1.200 millones a la economía argentina. La producción, en tanto, superará las 2,5 millones de toneladas, a partir de la reducción de las retenciones ?que en este caso son móviles? y la eliminación de registros y cupos para las ventas externas.

Los datos le corresponden a Claudio Molina, director de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, quien aseguró que el año que viene el número se expandirá, ya que el resultado actual se logró “con el uso del 55% de la capacidad instalada en todo el país”. Según el dirigente, “todavía hay mucho margen para crecer y mejorar”, sobre todo si se tiene en cuenta que la actividad mostró singulares altibajos e inestabilidad entre 2013 y 2015, ya que pasó de 1.149 millones de toneladas exportadas a 1.600 millones en 2014, para luego descender abruptamente a 788.000 toneladas el año pasado, de acuerdo a información oficial del Ministerio de Energía y Minería de la Nación. La relación con la Unión Europea, el principal comprador de biodiésel local, parece mejorar luego de dos fallos a favor de la OMC, y hace poco se sumaron las demandas de Perú por motivos similares, por lo que si se recuperan esos dos destinos las cifras podrían incrementarse más aún.

Consumo interno

Con un segmento exportador que mantiene excelentes perspectivas a mediano y largo plazos, el conflicto reside en las pequeñas y medianas empresas, que aún no ven reflejadas las subas en el consumo interno, que apenas alcanza el millón de toneladas. Para Francisco Jáuregui, director de la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradores de Biocombustibles (Cepreb), el Gobierno Nacional debería dedicarle “la misma atención para este sector que la que reciben la energía eólica o solar. Hay que hacerle un lugar al biodiésel con beneficios como tasas subsidiadas y créditos blandos”.

De todas maneras, Jáuregui destacó que, en comparación con la administración anterior, “ahora, las reglas son otras: hay un diálogo mucho más fluido, lo cual genera previsibilidad para la producción, pero todavía hay incertidumbre en relación con la situación macroeconómica que atraviesa el país”. “Es importante hacer hincapié en que estamos acá ante una energía renovable, con una inversión hecha, capacidad instalada de inmediata ejecución, un sector que fomenta las economías regionales y que genera más de 3.500 puestos de trabajo directos”, expresó.

En ese sentido, el dirigente aseguró que “el sector no transita un camino pacífico desde 2012, a partir de la nacionalización de YPF, ya que allí empezó el caos de la seguridad jurídica y la imprevisibilidad para el productor”.

Desde las pymes, por su parte, se quejan por los métodos del Ejecutivo para fijar los precios. “No respetan la fórmula. Ahora quieren ligar los biocombustibles al valor del crudo. Si las petroleras no pueden incrementar el precio del gasoil o la nafta, entonces, el biodiésel tampoco aumentará”, consideró Federico Pucciarello, director de El Albardón, una firma santafesina que produce biodiésel. “La diferencia es que las petroleras reciben un subsidio al barril, mientras que el aceite de soja tiene un precio flexible, que depende del Mercado de Chicago, es decir, fluctúa, sube y baja”, remarcó, al tiempo que enfatizó que “tenemos una capacidad bioproductora gigante en comparación con otros países”.

Mapa local

En Argentina, la industria del biodiésel dispone de treinta fábricas con cinco plantas grandes integradas que producen cerca de 4,6 millones de toneladas anuales para la exportación. La mayoría se ubica en el Gran Rosario, y cuentan con una capacidad instalada total de 2,12 millones de toneladas.

En el mercado interno, paralelamente, funcionan tres plantas grandes no integradas que no realizan molienda de soja, con una capacidad total de 850.000 toneladas anuales. Además, existen dos plantas inactivas en Santa Fe y una grande en la zona de economías regionales que alcanza las 200.000 toneladas por año.

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