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“Creceremos 4% por cuatro años más, como mínimo”

En diálogo con El Economista, Walter Ramírez, Gerente de Research del Supervielle, ofrece su mirada sobre la economía

31 agosto de 2017

En diálogo con El Economista, Walter Ramírez, Gerente de Research del Supervielle, ofrece su aguda mirada sobre los principales temas de la agenda macroeconómica local.

¿Cómo está viendo el nivel de actividad? Según el EMAE del Indec, ya estamos creciendo 4% anual. ¿Considera que, más allá de alguna variación puntual que pueda haber, es un ritmo que se sostendrá hacia adelante o todavía tiene sus dudas?

Sigo creyendo lo mismo que comenté aquí en El Economista el año pasado y es que el crecimiento será persistente en el tiempo. Las correcciones macroeconómicas que encaró el Gobierno demoraron el inicio del ciclo alcista que estamos transitando pero ahora ya está en marcha y este año estaremos creciendo en torno al 3%. Espero un crecimiento sostenido de alrededor del 4% por lo menos por 4 años más. Esto, que parece mucho a la luz del desempeño reciente de nuestra economía, no es más que el retorno al sendero del crecimiento potencial. A diferencia de otros años, vemos un crecimiento genuino impulsado por las inversiones en el sector real, todavía liderado por las empresas locales, que se va a ir consolidando en la medida en que los inversores, tanto locales como extranjeros, ganen confianza en que el proceso se consolida y no corre peligro.

¿Cómo está viendo la batalla en el frente inflacionario?

El Gobierno celebra que cae casi a la mitad versus 2016, y que seguirá cayendo en 2018, pero también es cierto que cae menos de lo previsto por las autoridades y que la velocidad de 20% aproximadamente no es muy distinta a la del kirchnerismo (aunque, es cierto y no es un dato menor, sin tarifas ni TC “pisados”). La inflación es en última instancia un fenómeno monetario. Sin embargo, en el corto plazo, juegan otros factores tales como la depreciación cambiaria, el nivel de output gap, el precio de los commodities y la inflación pasada. En la situación actual juega también un papel muy importante la liberación de la inflación contenida en los servicios públicos. Tomando desde 1950, la expansión de la base monetaria fue en promedio anual de 164% y la inflación fue de 167%, también promedio anual. Si quitamos los años con tasas de inflación mayor a 100% (para sacar los procesos hiperinflacionarios que distorsionan el promedio) la tasa de expansión monetaria se reduce a 27% y la inflación a 22%. Este último valor es el que estamos viendo en la actualidad. Los economistas esperan tasas de inflación mayores a las metas del BCRA, pero decrecientes: alrededor del 22% para 2017, 15% para 2018 y 10% para 2019. Reducir la inflación requerirá de dos factores: política monetaria contractiva (se requiere la colaboración del Ministerio de Hacienda en la reducción del déficit fiscal) y paciencia (hay una inflación persistente que se retroalimenta con la secuencia de subas de tarifas que aún no ha finalizado). Para hacer política monetaria contractiva tenemos que ver tasas de interés positivas en términos reales. Es decir, tasas que superen a la inflación esperada para el  período al cual se corresponde la tasa. La primera fase, cuando aún la tasa de inflación es alta, implica aceptar tasas de interés elevadas en términos nominales. No considero que las tasas reales positivas, en un proceso de baja de inflación, sean contractivas del nivel de actividad económica. Basta con analizar los casos de Brasil entre 19951997, Chile ente 1989-1994 y Colombia entre 1995-1999: todos ellos con tasas de interés por depósitos fuertemente positivas en términos reales y con crecimiento económico positivo. Los beneficios de la baja de niveles inflacionarios de dos dígitos más que compensan los efectos en el nivel de actividad que pueden tener las tasas reales positivas cuando son altas.

El Gobierno tiene un plan de convergencia fiscal explícito y crecientemente estricto (por caso, en 2018 el ahorro, en términos del PIB, debería ser de nada menos que 1 punto) y, hasta ahora, viene cumpliendo los targets intermedios. Sin embargo, no parece convencer del todo a los analistas y eso se puede ver, por caso, en que los spreads soberanos no han comprimido aún a los niveles latinoamericanos. ¿Es una cuestión de tiempo o el plan fiscal debería ser más ambicioso?

De acuerdo con nuestras proyecciones, un plan fiscal de reducción de 1 punto de déficit primario por año hasta 2019 inclusive es compatible con un sendero de deuda creciente pero sostenible. Los spreads soberanos se expandieron antes de las PASO y con el resultado de las mismas se comprimieron al nivel más bajo desde 2007. La posibilidad de la interrupción de las políticas implementadas por el Gobierno es uno de los factores más importantes a la hora de explicar el riesgo argentino. Sin embargo, todavía el mercado tiene que ver la convergencia fiscal. En la medida en que el Gobierno vaya siendo exitoso con esta convergencia, el mercado va a ir reponderando el riesgo argentino hasta converger al emergente o colocarse por debajo de este. Creo que las metas fiscales se cumplirán y será de gran ayuda la consolidación del crecimiento señalado.

Se vienen, en teoría, algunas reformas estructurales. Se habla de una impositiva, laboral y podría haber una previsional también. Además, el Gobierno saldría fortalecido políticamente del ciclo electoral como para impulsarlas. ¿Cuáles son las más necesarias, por qué y cree que pasarán por el Congreso?

La economía argentina arrastra muchas distorsiones. En la última publicación del World Economic Forum se puede ver que las distorsiones del mercado laboral son mayores en nuestro país que en el resto de Latinoamérica. Lo mismo ocurre con nuestro sistema impositivo, que dificulta la competitividad de nuestras empresas (aunque en este caso deben introducirse con cuidado de no alterar el sendero de convergencia a la reducción del déficit fiscal). Con respecto a la previsional no tengo una opinión formada. Sin embargo, considero que las reformas que se introduzcan deben estar ampliamente consensuadas por lo que creo conveniente que pasen por el Congreso. Es importante tener presente que el fin de las reformas debe ser la mejora de las condiciones para la gente, ya sea en el corto o en el mediano plazo. Es fundamental explicar claramente por qué se proponen y qué se busca con ellas.

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