En la exitosa serie de HBO, The Last Of Us, la adaptación de un (no menos exitoso) videojuego de 2013, la protagonista con su novia se acerca a un videojuego de arcade. Una antigüedad de la época en la que se solía ir a locales preparados específicamente para jugar videojuegos, de esos que solo continúan siendo populares hoy en Tokio, Japón. El gabinete ofrece unas ilustraciones pintorescas con el logo de un dragón desafiante y un rayo que atraviesa la oscuridad de la noche y las nubes grises. El título: Mortal Kombat II.
Mortal Kombat no fue solo la franquicia que definió a la generación MTV que creció entre televisores de tubo, arcades y consolas de SEGA. Inspirado por el cine de acción y terror de la década de 1980 en Hollywood, donde no se ahorraba en sangre, revolucionó la industria gamer.
El sueño de dos programadores, Ed Boon y John Tobias, era presentar un juego de pelea ultraviolento con personajes con el cuerpo y rostro de Steven Seagal o Jean-Claude Van Damme (inicialmente Tobias y Boon tenían acuerdo para adaptar la película Bloodsport como videojuego, arreglo que luego se frustró). En menos de un año produjeron y diseñaron Mortal Kombat, el primer juego de la saga, distribuido en 1992 por Midway Games. No era el primer juego del género ni el más prestigioso, título que hasta entonces tenía la franquicia de Street Fighter.
Pero mientras Street Fighter era un juego de pelea más caricaturesco y colorido, Mortal Kombat apuntaba a una estética diferente. En Mortal Kombat un ninja (¡chino!) podía sacarle la espina dorsal a su oponente o arrojarlo a un estanque de ácido como golpe de gracia, después de escuchar al relator gritar "FINISH HIM!".
En los '90, durante la guerra de las consolas entre Nintendo y SEGA, Mortal Kombat fue un título que salió para las de las dos empresas. Pero Nintendo, considerada una marca más familiar y apta para todo público, se negó a que el juego tuviera sangre en pantalla. Fue un gran error: le dio la ventaja en ventas a SEGA, e inspiró un eslogan popular en la industria: "SEGA does what Nintendon't" (algo así como "SEGA hace lo que Nintendo no"). Solo gracias a Mortal Kombat y Sonic, SEGA pudo derrotar al gigante de la industria gamer, Nintendo, y quedarse con el 55% del mercado. Aunque Nintendo fue el que ganó la guerra a largo plazo, SEGA demostró que el rey podía sangrar.
El juego que revolucionó la política mundial
Mortal Kombat hoy es una de las franquicias más exitosas de la historia de los videojuegos, con más de 79 millones de copias vendidas por todo el mundo. Tuvo películas que, aunque ninguna fue tan exitosa como los juegos, dejaron su huella en la cultura pop (como el tema techno que grita "Mortal Kombaaaat!"), series y juguetes, entre otro sinfín de productos. No fue un camino fácil.
En 1993, un senador estadounidense se presentó ante el Congreso de la Nación con una carta. Decía: "Una mujer es mutilada y asesinada. Se le ordena a un hombre que "liquide" a su oponente de artes marciales, y le arranca el corazón del cuerpo. Estos son ejemplos de la epidemia de violencia que plaga a los Estados Unidos. Estos son ejemplos que ven los niños día a día. Peor: los niños participan en ellos, ejemplos de lo más popular y perturbador de los videojuegos. Ya no existen los días de juegos como Pac-Man. Ahora representan mutilaciones y asesinatos de una manera extremadamente gráfica (...)".
El drama se desencadenó en Washington D.C. pero llegó hasta las oficinas de Nintendo y SEGA, en Japón. La polémica creció a tal punto que produjo el nacimiento del ESRB (el ente encargado de calificar todos los videojuegos, de acuerdo al contenido adulto que puedan contener, desde 1994 hasta hoy). En países como Alemania, Corea del sur, Australia, Ucrania, Indonesia y China, Mortal Kombat directamente estuvo prohibido, ni siquiera censurado.
Ed Boon, uno de los creadores de Mortal Kombat, en 2010 admitió que no querría que su propio hijo de 10 años jugara Mortal Kombat. Las polémicas que disparó Mortal Kombat no fueron necesariamente nuevas en cuanto al nivel de violencia que podían verse en pantalla (el cine y la televisión ya habían sido sujetos de controversias similares). Pero sí fue lo fue en el sentido que anticipó el senador de Estados Unidos: la industria del videojuego se interesaba más por mostrar desfiguraciones cruentas y ataques violentos hiperrealistas antes que dibujos amigables como Pac-Man, Sonic o Mario.
John Tobias, cocreador de Mortal Kombat, no comulgaba con las críticas de los congresistas: "Están trivializando problemas reales culpando a un videojuego". En 1999, el presidente Bill Clinton culpó a juegos como Mortal Kombat, Doom y Killer Instinct por estimular la violencia de los asesinos de la masacre en la escuela Columbine.
Del cine a los juegos y de los juegos al cine
Aunque hoy es considerada una de las mejores franquicias de juegos de pelea (junto con Street Fighter y Tekken), el camino de Mortal Kombat tuvo altibajos, en sentido comercial y crítico. Los tres primeros títulos, con distintas versiones que incluían más o menos personajes, marcaron la primera "época dorada". La novedad de los gráficos digitalizados que usaban a actores reales con movimientos algo robóticos para enfrentarse en combates hasta la muerte. Mortal Kombat tuvo muchísimos imitadores, pero ninguno logró igual el carisma de su elenco, con nombres reconocidos por todos los jugadores: Scorpion, Sub-Zero, Johnny Cage, Sonya, etc.
Esa primera época dorada duró cinco años, hasta el lanzamiento de Mortal Kombat 4, el primero en tres dimensiones, a diferencias de sus predecesores que eran juegos de lucha bidimensionales. Pero el escenario cultural de fines de los noventa no era el mismo. La violencia en los videojuegos era más común y, en cuanto a juegos de pelea en 3D, Tekken y Virtua Fighter dominaban ese campo. Aunque a nivel crítico y popular el regreso con gloria llegó en 2011, con Mortal Kombat (el noveno en cuanto a títulos principales se refiere, sin contar spinoffs o variaciones de los títulos numerados), la franquicia volvió a tener números millonarios años antes.
En 2008 los personajes de Mortal Kombat se enfrentaron a Batman, Superman y La Mujer Maravilla, entre otros, en Mortal Kombat vs. DC Universe. Por supuesto, sin sangre y sin muertes para ninguna de las partes involucradas. Inspirado en la exitosa franquicia Marvel vs. Capcom (donde los superhéroes peleaban contra personajes de Street Fighter y otros juegos), el crossover fue uno de los primeros en descubrir el potencial que suponía mezclar distintas propiedades intelectuales.
La segunda "época de oro" de Mortal Kombat, que continúa hasta hoy, encontró aliados de marketing en la forma de personajes icónicos del cine de terror y acción de los '80 que tanto habían inspirado a la serie.
RoboCop, Rambo, Alien, Terminator, Depredador, Freddy Krueger, Jason y Spawn pasaron como invitados especiales en distintos Mortal Kombat, vendidos como DLC, separados del juego principal.
Al mismo tiempo, Ed Boon se encargó de dirigir y producir los juegos de pelea de Injustice. En lugar de mezclar a Batman con Scorpion, decidió dedicar una franquicia exclusiva para que los héroes de DC se repartieran piñas. El resultado fue tan exitoso como el de Mortal Kombat, probando que había consumidores para ambos productos.
Se calcula que la franquicia, en su totalidad, está valuada en más de US$ 15.000 millones. Hoy ya no la acompañan las polémicas, está presente en consolas de Sony, Microsoft y (sí) Nintendo. Sus logos, personajes, diálogos y movimientos trascendieron al propio medio. En la pelea por dominar la batalla cultural, Mortal Kombat ganó el round decisivo.
