Como se ha venido diciendo desde hace meses, la guerra de las plataformas deja muertos por todos lados y el usuario, principalmente, es el que se ve más perjudicado. A la conversión de plataforma libre de publicidad a diversas opciones de contenido patrocinado, la semana pasada Disney anunció a la SEC que había dado de baja "cierto contenido producido" y que va a incurrir en un "impairment charge" de US$ 1.500 millones para el trimestre de junio.
El término contable hace alusión a los activos que perdieron valor y que se usan como pérdida para no tener que pagar los impuestos y tampoco los derechos que le corresponderían por contrato a los directores, productores y ciertos actores con ese ítem en su contrato. De esta forma, si la serie o película no está disponible en la plataforma, Disney zafa de pagar los impuestos y los puede anotar como pérdida además de no oblar las royalties correspondientes.
El que pierde, además de los creadores, es el usuario que puede ver que su programa, serie o película favoritos dejan de existir en una plataforma que pagó porque precisamente estaban disponibles allí.
Pero el sangrado no va a terminar ahí. Disney anunció que va a continuar la supervisión del contenido en sus plataformas, que en EE.UU. incluyen Hulu y Star+ en Latinoamérica, durante el tercer trimestre fiscal del año. Las estimaciones del ahorro son de USS 400 millones más.
En la purga de contenido de la semana pasada, la empresa bajó más de 50 títulos de Disney+ entre los cuales se encuentra la serie Willow, basada en la película y estrenada en noviembre de 2022; The Mysterious Benedict Society; Dollface y películas como The One and Only Ivan con Bryan Cranston.
El CEO de Disney, Bob Iger, dijo que tenía "confianza que estamos en el camino correcto para la rentabilidad a largo plazo de la plataforma" y que ahora el objetivo de la empresa es "racionar el volumen de contenido de lo que hacemos con lo que gastamos". También agregó que el precio de Disney+ va a subir a fin de año para "reflejar mejor el valor de nuestra oferta de contenidos".
El año pasado la tendencia de dar de baja contenido para no pagar impuestos y royalties la comenzó HBO Max cuando, en una noticia escandalosa, el CEO de Warner Bros. Discovery, David Zaslav, decidió no estrenar y cajonear la película Batgirl, con un presupuesto de US$ 90 millones.
Lamentablemente la política de Zaslav marcó tendencia: Disney está haciendo lo mismo y Netflix también, especialmente con contenido de hace unos años cuando sus series o películas no eran 100% de la plataforma sino adquisiciones o licencias. Hemlock Grove, una serie de hombres lobo producida por Eli Roth, fue dada de baja también.
La pregunta es si esas series y películas que desaparecen van a estar disponibles en algún otro lado. La respuesta es compleja.
Cuando comenzó la propagación de plataformas la pregunta era "¿Está en Netflix?" siendo la N la primera y pionera en el formato. Después cuando empezó a haber competencia el interrogante fue "¿Dónde se puede ver?", algo que Pablo Manzotti comentó hace unos meses en una nota acá.
Ahora, el futuro propone algo diferente: "¿Está en algún lado?". El público comenzó a pagar un servicio teniendo una falsa sensación de que todo iba a estar todo el tiempo. Pero no es así y cada vez la baja de contenido es más pronunciada. Para los que proclamaban la muerte del forma físico como el DVD, blu-ray o 4K, parecen ser el último refugio de conservar algo que eventualmente va a desaparecer de los servidores de las empresas. Al día de hoy aún el contenido producido por ellos mismos parece estar en peligro. Star Wars es Lucasfilm (Disney), ¿pero va a seguir estando en Disney+ en el futuro? Nadie lo puede asegurar.
Uno de los motivos de la purga es precisamente por lo que los guionistas de Hollywood siguen de huelga estos días. El sindicato requiere una revisión de pagos de derechos de sus obras por streaming. Pero las plataformas no dan números exactos. De hecho son reacios a decir cuántos usuarios vieron tal serie o película por mes.
En cambio informan bizantinamente noticias como "tantas visualizaciones", "tantos minutos", etc. Y además no permiten auditores externos para corroborar sus afirmaciones. Los rankings que aparecen en la home de las plataformas de las más vistas no tienen asidero lógico. Son lo que ellos quieren promocionar porque sí.
Todo es circular, diría el adagio, y el mundo de las plataformas no está exento. Varios contenidos de las plataformas están siendo licenciados a los canales de FAST (Free Ad-Supporting Streaming), plataformas gratis de varios canales con publicidad como Tubi, Vix o Pluto TV.
De hecho, Tubi compró para su plataforma varias de las series como Westworld o The Nevers que HBO Max (ahora solo MAX en EE.UU.) sacó de su catálogo. El canal HBO siempre se jactó de ser calidad con su frase "no es televisión, es HBO".
Pero ahora parece que sí es televisión. El contrato con Tubi permite que la gente vea gratis sus shows, pero con publicidad. Y el costo corre por cuenta de la plataforma. En una conferencia sobre televisión, Samuel Harowitz, el VP de Adquisiciones de Contenido y Alianzas de Tubi comentó: "Tenemos shows que previamente solamente estaban disponibles en cable y los llevamos a todos los que quieran verlos en un plataforma de streaming con publicidad".
El futuro entonces se ve incierto. Los canales FAST son lo mismo que los canales, no de cable sino de televisión tradicional pero segmentados. Pluto TV tiene canales temáticos de Los Tres Chiflados o el animé Naruto corriendo 24 hs. Pareciera que lo que se viene es un híbrido entre canales gratis y plataformas pagas (con o sin publicidad), pero al ritmo que están sucediendo las cosas y que cada trimestre las plataformas pierden plata nadie puede decir exactamente qué va a pasar en el futuro cercano.
