De cara a la actual dispersión global del Covid-19, los países en desarrollo que enfrentan múltiples dificultades de acceso a las vacunas y una crisis política, económica, social y de bienestar, también se vieron afectados por la desaceleración de la recuperación económica mundial, la seguridad alimentaria empeorada y un cambio climático más desafiante.
Mientras corremos el riesgo de perder los frutos del desarrollo sustentable a nivel mundial que se logró en el último decenio, un exiguo número de países desarrollados se apresuran a armar pequeños círculos, retoman la mentalidad de la Guerra Fría y siguen con el unilateralismo y la política de poder para mantener su status hegemónico. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que "el mundo, cada vez más dividido, está al borde del abismo". ¿Qué pasa con los seres humanos? ¿Qué debemos hacer?
En el discurso pronunciado en el 76º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el presidente Xi Jinping formuló seis puntos sobre el desarrollo global: perseverar en priorizar el desarrollo, un enfoque centrado en el pueblo, el beneficio generalizado y la inclusión, el desarrollo propulsado por la innovación, la convivencia armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza y tomar acciones orientadas a los resultados. El presidente Xi exhortó a la comunidad internacional a acelerar la implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, con miras a fomentar un desenvolvimiento más fuerte, verde y sostenible y forjar una comunidad de futuro compartido.
El desarrollo de China en sí es la mayor contribución al mundo. En la ceremonia con motivo del centenario del PCCh que tuvo lugar el pasado primero de julio, el presidente Xi declaró solemnemente la culminación de la construcción de una sociedad modestamente acomodada en todos los sentidos, la erradicación histórica de la pobreza extrema y que China marcha hacia la construcción integral de un poderoso país socialista moderno. Siendo el mayor país en desarrollo con 1.400 millones de habitantes, China cumplió sus objetivos de reducción de pobreza en el marco de la Agenda 2030 con 10 años de anticipación, lo que constituye un hito en la historia del desarrollo de la humanidad. Como segunda economía mundial, ha conseguido un importante logro estratégico coordinando la lucha contra la pandemia junto al desarrollo socio-económico, de manera de garantizar la estabilidad de las cadenas globales de industria y suministro y la recuperación a nivel mundial al mismo tiempo que se sustentaba la respuesta ante el Covid.
El verdadero desarrollo es el compartido entre todos. Los pueblos de todas las latitudes, sin distinción de raza, cultura o culto, deben gozar por igual de los mismos derechos a los dividendos del desarrollo y a tener una vida mejor. La Iniciativa para el Desarrollo Global que lanzó el presidente Xi apuesta por la prioridad del desarrollo y el enfoque centrado en el pueblo y se compromete a solucionar los desequilibrios tanto a nivel nacional como internacional, haciéndose eco de la voluntad de los diversos países, especialmente de los menos desarrollados de llevar una vida feliz. Bajo la dirección del PCCh, el pueblo chino está avanzando a pasos firmes hacia la prosperidad común. China anunció una nueva asistencia internacional de US$ 3.000 millones en tres años dirigida a apoyar a los países en desarrollo para responder a la pandemia y para reactivar su desarrollo socio-económico. A pesar de las dificultades, China ha continuado celebrando en forma presencial y virtual la Feria CIFTIS, la Feria Internacional de Inversión y Comercio de China, la Feria de Cantón y la Exposición Internacional de Importaciones de China, a fin de compartir las oportunidades y los dividendos del desarrollo con el resto del mundo.
El desarrollo sostenible es el único positivo. Está teniendo lugar con celeridad una nueva revolución científica e industrial. En este contexto, la economía digital, el desarrollo verde y la pandemia engendraron nuevos formatos comerciales y renovados modelos, trayendo grandes oportunidades para que los países emergentes realicen un salto en su desarrollo. China se comprometió a alcanzar su pico de emisiones de carbono antes de 2030 y la neutralidad de carbono antes de 2060, a la vez que brinda un apoyo contundente a los países en desarrollo en materia de energía de bajo carbono y ecológica. Nuestro país dejará de apoyar proyectos carboeléctricos en el ultramar y, en cambio, fomentará la construcción cualitativa de la Franja y la Ruta, reforzará la interconectividad con los distintos países, acelerará la Ruta de la Seda verde y digital, armará el centro internacional de innovación y conocimiento de transporte sustentable de China, a favor del desarrollo del transporte global. También creará el Fondo Kunming de Biodiversidad con la inyección de 1.500 millones de yuanes, en apoyo de la conservación de la biodiversidad en los países en desarrollo.
Hemos de superar la pandemia, recuperar la economía, fortalecer la unidad y perfeccionar la gobernanza global. En este camino, no se puede dejar a ningún país atrás.
China y Argentina son dos países en desarrollo y mercados emergentes que en el marco de nuestro combate mancomunado contra el Covid-19 han profundizado su asociación estratégica en los terrenos de ecología y la sustentabilidad, salvaguardando los intereses comunes a través de la adhesión al multilateralismo y la promoción de la democratización de los vínculos internacionales. China está dispuesta a trabajar junto con Argentina para implementar la Iniciativa para el Desarrollo Global y construir una comunidad de futuro compartido China-América Latina y el Caribe, contribuyendo a una robusta recuperación y al desarrollo pospandemia a nivel regional y mundial.
